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Macron, los inmigrantes, el aborto y la “moderación” liberal

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Macron se posiciona, y así es generalmente aceptado, como un centrista, liberal y europeísta que imprime este carácter entre la derecha, antes postgaullista, ahora radical, de Le Pen y la izquierda; antes, socialista, después de la extrema izquierda de Mélenchón. Pues bien, este prototipo “moderado” y cosmopolita, que se nos ha sido presentado como una garantía ante los excesos, ha formulado en poco tiempo tres radicalidades brutales y dañinas para la condición humana. El calificativo subrayado, en absoluto resulta excesivo ante los hechos.

En primer lugar, ha postulado la conveniencia de enviar soldados europeos, es decir, nuestros jóvenes, a la guerra de Ucrania para pelear directamente contra los rusos, abriendo así el camino sangriento a una III gran guerra europea, quizás mundial, y el posible uso de armas nucleares como respuesta rusa, sean tácticas -lo más posible- o estratégicas.

Que la solución al conflicto ucraniano sea la III Gran Guerra y no la búsqueda de la paz, aunque sea bajo un modelo como el que zanjó el conflicto entre Finlandia y la URSS, que años después se revela como lo mejor para los fineses y Europa. Es malsano, por no decir diabólico, que esto provenga de un país trinchado por la II Guerra de los Treinta años 1914-1945, y antes por las guerras franco-prusianas y por las guerras napoleónicas. Es una locura radical… del líder europeo centrista  y moderado.

En segundo lugar, hizo aprobar por las bravas una ley antinmigración radical, liquidadora de derechos humanos, que tuvo el voto y el beneplácito de Le Pen y su Agrupamiento Nacional. Solo el equivalente al Tribunal Constitucional francés dejó fuera de juego a la ley al invalidar sus artículos clave, por contrarios a la norma que rige los derechos en la V República, la constituida por De Gaulle a mitad del siglo pasado.

Finalmente, la culminación triunfal de este recorrido por el mal, del moderado, liberal, cosmopolita y europeísta Macron, ha sido el elevar el aborto a la Constitución, algo que solo tiene semejanza con los inicios del régimen bolchevique en la URSS. Al establecer este principio impide, además, el ejercicio de la objeción de conciencia, un derecho clave en todo estado de derecho, que Francia ha liquidado, como lo ha hecho con el principio de su república de la fraternidad.

¿Qué es un ser humano para Francia? Concretemos más, ¿qué es para los franceses representados por la amplia mayoría que ha aprobado la cuestión, con la excepción del pequeño partido de la derecha radical de Zemmour y  diputados a título individual de Los Republicanos, la derecha francesa? La extrema derecha de Le Pen ha votado en bloque a favor, en un gesto, así se presenta, de “normalización” como partido de gobierno. Es necesario recordar que la iniciativa fue propuesta inicialmente por la izquierda de La Francia Insumisa (LFI) de Mélenchon, que fue luego consensuada con el partido Renacimiento (liberal) de Macron.

La cuestión no es baladí: Francia consagra el derecho constitucional a matar al ser humano engendrado, aquel que, librado a su evolución natural, a las reglas de su  naturaleza, se convierte en pocos meses en un ser como usted y como yo. La brutalidad que esto significa, los estragos que va a causar en la mentalidad de los franceses serán terribles.

Ahora Macron llevará la batalla del aborto a Europa, a fin de conseguir que se establezca como derecho europeo, lo que dará lugar a un aumento de la polarización y el conflicto. Ya ven, cosas de estos “moderados” liberales, cosmopolitas, europeístas.

En junio hay elecciones europeas, y previsiblemente Macron será derrotado por Le Pen, pero, paradojas, ambos están de acuerdo en la persecución de los inmigrantes y el aborto como tótems de la sociedad.

Una segunda consideración es que determinada extrema derecha, en contra de lo que algunos creen, no es garantía de nada. Al contrario. En las próximas elecciones europeas es necesario diferenciar entre el grupo en el que corta el bacalao Le Pen, Identidad y Democracia, del que forman parte la Liga de Italia, Alternativa para Alemania (AfD) y el  Vlaams Belang flamenco, del otro grupo, este mucho mayor Partido de los Reformistas y Conservadores Europeos, donde están los Hermanos de Italia, de Melloni, el mayor partido de Polonia, Ley y Justicia  (PIS) y, precisamente, el partido de Zemmour, además de Vox, y al que previsiblemente se adherirá Orbán, que lidera Fidesz-Unión Cívica Húngara.

Por si alguien no lo sabía, el poder establecido, económico y político, el de la globalización y el del europeísmo del rearme y los anuncios de guerra, tiene como ídolo el aborto. A ver si entendemos de una vez de qué va cierta “moderación” y “racionalidad”,  partidaria de proteger a los huevos de urogallo y a favor del aborto humano a mansalva y de la visión eugenésica de quien puede nacer.

Este prototipo “moderado” y cosmopolita, que se nos ha sido presentado como una garantía ante los excesos, ha formulado en poco tiempo tres radicalidades brutales y dañinas para la condición humana Clic para tuitear

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Silveri Garrell (Blogger)
    8 marzo, 2024 12:23

    El Clero Romano tiene la culpa de todo, no predican la Creación en 6 días ni El Diluvio, solo predican el Amor y en esto se incluye el amor a los enemigos consintiéndoles todos sus errores, como la teoria del Evolucionismo. Si el Evolucionismo es cierto entonces todo es relativo, somos animales en proceso evolutivo y a base de guerras entre unos y otros vamos creciendo en inteligencia.

    Responder
  • Excelente retrato de la caverna política europea, esa que ha conseguido unir a la izquierda y la derecha bajo la bandera común del aborto. A la hora de matar seres humanos en su etapa prenatal no hay diferencias. Todos unidos ante el sacrificio de personas inocentes a la diosa Nada.
    Macron va de centrista, liberal y europeísta, pero además es un trastornado, como lo fue Hitler desde posiciones políticas distintas.

    Este párrafo del artículo me parece fundamental:
    “Francia consagra el derecho constitucional a matar al ser humano engendrado, aquel que, librado a su evolución natural, a las reglas de su naturaleza, se convierte en pocos meses en un ser como usted y como yo. La brutalidad que esto significa, los estragos que va a causar en la mentalidad de los franceses serán terribles.”

    Macron busca pasar a la historia como un gran personaje, pero no es más que un desalmado irresponsable.
    Todos somos seres humanos engendrados que hemos pasado por la etapa prenatal, es decir, que hemos sido embriones y fetos, igual que hemos sido bebés y niños. Esos son solo nombres con los que parcelamos e identificamos etapas de una vida humana que en realidad no es una sucesión de partes sino un todo único y continuo continuamente desde su concepción hasta su muerte. Pero Macron debe creer que él un ente excepcional que no pasó por ahí, un semidios que apareció en el mundo ya hecho y derecho y que por eso puede atribuirse la facultad de mandar inscribir en las tablas de ley constitucional francesa el derecho a matar a los embriones y fetos, como primer paso a que se inscriba en las de los Derechos Humanos Universales.
    Macron es un pobre diablo. Lo único que se puede hacer por él es rezar por su conversión, o practicarle un exorcismo.

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