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La Vanguardia prescinde de Miró i Ardèvol, ¿prescindirá también del cristianismo?

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Un sorprendente artículo de opinión firmado este lunes, 29 de mayo, por Josep Miró i Ardèvol en el diario La Vanguardia anunciaba con un elocuente título -‘Adiós‘- que el colaborador dejaba de escribir en la cabecera catalana después de 30 años y casi 700 artículos.

La razón la daba a conocer Miró i Ardèvol en el propio texto: «una llamada del director, anunciándome que desde el 1 de junio dejaba de colaborar con La Vanguardia». ¿Por qué este anuncio va más allá del hecho de que un diario prescinda de un colaborador?

Decir Josep Miró i Ardèvol, es decir compromiso católico, es decir dedicación al humanismo cristiano, pero, sobre todo, es decir un referente para el entorno católico catalán. Pocas personas han sabido diagnosticar como él los problemas que afectan a la sociedad, proponer soluciones y llevarlas a cabo desde las organizaciones en las que ha participado, especialmente e-Cristians como presidente. Constituye una de las voces que sin reservas ni complejos ha realizado una crónica de los últimos 30 años bajo la óptica cristiana. Una mirada también presente en ForumLibertas a partir de su blog.

La pregunta que cabe hacerse tras este episodio es si el diario La Vanguardia, prescindiendo de uno de los mayores referentes católicos de los últimos años, está prescindiendo también de la mirada católica de la realidad. Una mirada que representa a una gran parte de la sociedad catalana y que ha construido las sociedades modernas basándose en las raíces cristianas.

«Me duele dejar de colaborar; claro está -afirma Miró i Ardèvol-. Es mucho tiempo, tanto que genera un hábito y un vínculo, aunque te sepas marginal en el métier del diario. También te duele porque no deja de ser un rechazo, si bien no hay que exagerar», ¿va a rechazar La Vanguardia la lectura cristiana de la vida? Tradicionalmente, el diario representaba de manera coral las voces diferentes que componían la sociedad catalana, algo que le valió la admiración por su visión plural, ¿va a dejar de actuar de esa manera el diario?

«Forma parte de la vida natural de todo medio de comunicación, añadido al convencimiento de que el mainstream de La Vanguardia y mi particular visión de la realidad han ido divergiendo», señala Miró i Ardèvol para apuntar elegantemente el hecho de que el diario prefiere alejarse de sus lectores cristianos, lo que probablemente provocará que estos se alejen de él.

En las redes sociales, se pueden ver numerosos mensajes de sorpresa ante la situación, sobre todo de aquellos lectores que se acercaban semanalmente para leer las columnas siempre estimulantes, nunca polémicas, a menudo respetuosamente desafiantes de Miró i Ardèvol.

«Despedida de Josep Miró y Ardèvol en La Vanguardia. Lo dice al final: el marco mental del diario y el suyo han ido divergiendo. De hecho, es el diario que ha ido cambiando su óptica y perdiendo pluralismo, pareciéndose cada vez más al resto de diarios de Barcelona. ¡Gracias Josep!», afirma el siguiente usuario de Twitter en catalán:

Es un adiós de La Vanguardia, pero el columnista repasa su actividad periodística y avisa que continuará expresándose en otros medios: «No soy periodista, ni escritor, aunque he escrito, y lo haré hasta el final, muchísimo y en muchos medios», y repasa su producción: «En El Correo Catalán, Diario de Barcelona, El Noticiero Universal, en una columna como Jordi Mercader, en las secciones de Catalunya de El País y El Mundo, en el Avui, en las revistas Garaia del País Vasco y Oriflama, y desde hace poco en Catalu­nya Cristiana. También en Destino , en el periodo de Baltasar Porcel y por partida doble, con mi nombre para la página de internacional y sobre política catalana como Ricard Mestres. Hubo un periodo en que escribía tanto que parecía mi oficio, pero no lo era, y fui disminuyendo».

También tiene espacio para los agradecimientos , sobre todo para los lectores —también para el actual director, Jordi Juan, responsable último de la decisión—: «Lo hago agradeciendo a los lectores su atención. La comprensión de los directores que he conocido; cuatro, Tapia, Antich, Carol y Juan, y del editor. La amabilidad y diligencia de los responsables de Opinión. Solo puedo decir que lo he hecho lo mejor que he sabido».

«Llegamos al final. Queridos amigos, gracias de todo corazón. Adiós», concluye Miró i Ardèvol, tan solo en La Vanguardia. Seguiremos leyendo su lectura cristiana de la realidad allí donde se publique.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Francisco J. Badía
    29 mayo, 2023 23:19

    A la nueva Vanguardia, más servil al poder político, le molesta que una firma independiente, con voz en el resto de España, comparta mensajes bien comprometidos y argumentados, lejos de lo «correcto» ideológicamente, que ejerce una forma de totalitarismo débil.

    Responder
  • Totalmente de acuerdo con Francisco J. Badía. Muy bien dicho.

    La Vanguardia se lo pierde. Después de una colaboración tan larga y fructífera, lo menos que podían hacer es dar razón de esta suspensión, por respeto a sus lectores. Aunque cabe suponer que las causas reales tampoco las dirían. Mejor dejarlo correr y que con su pan se lo coman. Sea como sea, tendrían que ir pensando en cambiar el nombre del periódico, porque si una visión de la vida y de la sociedad ha estado siempre en la vanguardia es la católica, tan bien expresada por Josep Miró i Ardèvol en sus artículos, diga lo que diga este progresismo reaccionario y rancio a cuyos servidores tanto molesta que desde el catolicismo se denuncien sus embaucadoras falsedades y se pongan palos en los engranajes de una maquinaria ideada para socavar los valores que sustentan la auténtica dignidad de las personas.

    Responder

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