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Mundo, Demonio y Carne

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Para captar bien lo que voy a expresar a continuación, les sugiero que se conecten -antes o después- a www.apostoladomariano.com. Podrán obtener el librito Cautelas, Avisos y Sentencias de San Juan de la Cruz (1542-1591). Es descargable en formato pdf. Fundó la rama masculina de los carmelitas descalzos en el siglo XVI.

 

https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwi1k4GxhKbJAhVC8RQKHbP_AHMQFggjMAE&url=http%3A%2F%2Fwww.apostoladomariano.com%2Fpdf%2F524.pdf&usg=AFQjCNFP8Nxh618vpTVyuDu9r1f9fuk3RQ

 

Tecleando “mundo, demonio y carne” o “enemigos del alma”, seleccionando bien entre los distintos links que aparecen, pues ya saben que en todo -incluso lo pío- cada maestrillo con su librillo, he descubierto las Cautelas del Doctor Místico. He conocido algo que no sabía. Previamente me he desconcertado unos días buscando, sin encontrar, en el Catecismo promulgado por el Papa San Juan Pablo II y en su Compendio posterior, así como en el Catecismo Mayor prescrito muchos años antes por el Papa San Pío X. Todos ellos en el formato papel adquiridos por mí en su día.

 

Cuando yo era niño aprendí en catequesis de primera comunión que los enemigos del alma son tres (por este orden y no por otro): mundo, demonio y carne. Lo aprendí bien. En mi catecismo se recogía la doctrina del gran místico carmelita español San Juan de la Cruz. Es Doctor de la Iglesia. Lo aprendí sin tan siquiera hacerme referencia a él en este catecismo oficial para niños. Sin posteriores explicaciones del clero ortodoxo con quienes he tenido trato durante años. En su día lo del demonio me quedó claro; lo de la carne, también.

 

Pero eso del mundo lo he ido aprendiendo a lo largo de los años. No es dogma de fe esa formulación catequética. ¡Son verdades como puños muy bien formuladas en mi infancia! Ahora ya sé quién las predicó inicialmente y para qué.

 

A lo que iba. Asisto regularmente a una catequesis para adultos. A tenor de los recientes sucesos de Paris surgió el tema del mundo, entendido como panacea reglamentaria y reglamentada de la convivencia humana. Lo que de algún modo, sin unir por supuesto, tienen en común cristianos y yihadistas, es el porqué de sus creencias. Saben ambos a dónde quieren dirigirse. Aspiran a la vida eterna. Los primeros mereciendo el Paraíso amando en vida terrenal, aunque les vaya en ello sus vidas al precio del martirio. ¡Sin menospreciarlas pues la vida es don de Dios! Estos zumbados del estado islámico apelan al Corán, matando indiscriminadamente para conseguir sus fines en contra del No Matarás bíblico. Con desprecio a sus propias vidas y también con menosprecio a los fieles de Mahoma. Con desprecio al Corán, a la Torah y al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

 

En este sentido de finalidad, el desapego por el mundo está compartido entre cristianos verdaderos y estos falsos musulmanes del estado islámico. De ahí que el mundo ni entiende ni acepta al mártir cristiano. Nunca aceptará un compromiso de amor a partir de una confesión de fe que, viviendo y colaborando en el mundo concreto en el que uno vive, tenga como finalidad alcanzar la Vida Eterna. El cristiano rompe esquemas. Con su trayectoria de santidad pone en jaque esa visión omnímoda y omnipresente, laica y laicista, que trata de explicar y dirigir la convivencia humana con reglamentos para todo.

 

Un santo o un mártir de Jesucristo, sin pretenderlo ni imponerlo a los demás, cuestiona con su vida, amando, toda organización social política que prescinde de Dios. Cuando en determinados momentos del acontecer humano ese prescindir es de rabiosa confesión atea, surgen las revoluciones en lo social y los odios en lo individual. ¡Y los testimonios supremos de Amor a Jesucristo mediante el martirio, humanamente antagónicos a la barbarie asesina de ISIS!

 

El camino de conversión es para todos. También para quienes alejados de Dios en sus vidas quedan cegados, como San Pablo, por la Luz Divina que sale a su encuentro. Las tres cautelas contra el mundo (el resumen es mío) son:

  1. Amar a todos los prójimos por igual.
  2. Aborrecer toda manera de poseer.
  3. “que te guardes, con toda guarda, de no poner el pensamiento, y menos la palabra, en lo que pasa en la comunidad”.

 

San Juan de la Cruz se dirigía a quienes querían seguir el camino de la perfección cristiana en el anonimato orante contemplativo conventual. ¿Cuáles son, niño de España de la década de los años 60 del siglo XX, los tres enemigos del alma? Repuesta previa a mi primera comunión: Mundo, Demonio y Carne.

 

Punto núm 4 de las Cautelas: Para vencer uno de estos enemigos, es menester vencerlos todos tres; y enflaquecido el uno, se enflaquecen esotros; y vencidos todos tres, no le queda al alma más guerra.

 

El texto nacional del Catecismo de la Doctrina Cristiana de segundo grado, ése que les digo, en la lección 33 acerca de los pecados, después de señalar los pecados capitales y las virtudes capitales, preguntaba en los números 199 y 200 acerca de los enemigos del alma. Con este texto propiedad de la Conferencia Episcopal Española estudié yo. Años más tarde lo hicieron mis hijos con la decimocuarta edición de 1980. Ambas ediciones ajustadas al Concilio Vaticano II. Es decir un único texto editado muchas veces. ¿Se edita actualmente? ¿Saben nuestros niños y niñas, hoy, que los enemigos del alma son y, y por este orden, mundo, demonio y carne? ¿Lo saben Vds.? Por si acaso ya lo saben ahora. En cualquier caso ahora toca esto pastoralmente en las catequesis: http://conferenciaepiscopal.es/testigos-del-senor-nuevo-catecismo-de-la-conferencia-episcopal-espanola/ Toca, sí. Si aquel catecismo no era dogma de fe, el actual tampoco. San Juan de la Cruz sigue siendo Doctor de la Iglesia para todos los fieles de Jesucristo.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Celebro que asista a las clases de catecismo para adultos. Un buen católico da buen ejemplo y nos refiere buenos ejemplos de Santos como San Juan de la Cruz quien soportó el cautiverio durante nueve meses por obedecer a Cristo, quién nos aconseja alejarnos del mundo porque el mundo no sabe lo que hace, del demonio porque llena de odio a nuestros hermanos(véase a los del Daesh como están que ya ni rezan ni conciben que jamás puedan recibir el perdón de Dios), y de la carne de la corrupción que, más allá del fraude y corruptelas que han continuado a pesar de la crisis financiera, ha hecho engordar aún más a la bestia que ya por dinero ya por poder le importa un rábano hacer negocio con los que nos matan a amigos, familiares y seres queridos.
    Adopten espiritualmente a un soldado del Daesh, recen por su conversión, el Cielo les dará las gracias.
    Si alguien se cree con más derecho a matar o a odiar que otro, está muy mal de la cabeza.
    No he encontrado ningún estatuto o ley donde aparezca el derecho a matar, a mentir o a odiar.
    No busquemos identificarnos con el mundo-demonio-carne, busquemos nuestra identidad con Jesucristo, amémos aprendiendo de María, la Virgen.
    El lunes Dios mediante iré a catequesis de adultos.
    Dios les bendiga.

    Responder
    • No soy un esperto en el tema, pero el paralelismo entre yhialista y buen cristiano radica en la fe, y lo que eres capaz de hacer por ella. El ialam desde sus inicios se fundamento en propagar la fe con la guerra miemtras que el cristianmo era predicando. Pero el punto de imflecxion es, que eres capaz por tu fe?

      Responder

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