fbpx

Oración cuando no llego a fin de mes

COMPARTIR EN REDES

La vida de un hogar va por rachas en casi todas las facetas: salud, carga de trabajo, noches de insomnio… Pero lo que casi siempre se mantiene estable es la inquietud económica: ahorrar, reducir gastos, incrementar ingresos e incluso, en demasiadas ocasiones, llegar a fin de mes, suelen ser preocupaciones permanentes para cualquier padre de familia.

En época de vacas gordas, solemos regocijarnos y pensar que todo cuanto tenemos es fruto de nuestro trabajo y mérito. Porque yo lo valgo, que decía aquel anuncio. Y aunque en cierto modo pueda ser verdad, olvidamos el agradecimiento a Dios.

Pero cuando las vacas flacas se pasean por el prado, tolón, tolón (ese revés empresarial, ese despido improcedente, esa crisis global, ese socio desleal, ese aumento que no llega, ese imprevisto desastroso…) volvemos los ojos a Dios –de Quien no debimos apartarlos– implorando ayuda.

Porque no es solo nuestro porvenir lo que nos preocupa: es la responsabilidad del hogar, es el futuro de nuestros hijos, es la vida que deseamos ofrecer a nuestra esposa.

Y es entonces cuando, en Dios, encontramos no solo un refugio, sino una certeza.

Si el lector sabe de lo que hablo, tal vez le sirva esta oración:

Oración para llegar a fin de mes

Padre, Tú sabes cuánto me preocupa la salud económica de mi casa.

Me veo en apuros, me inquieta el futuro, me incomoda el presente.

Siento sobre mis hombros la responsabilidad de mi hogar.

Las facturas cotidianas, el pago de la casa, los recibos de los estudios de mis hijos, la cesta de la compra que no deja de subir, la posibilidad de ahorrar para no sufrir por los imprevistos del mañana, los gastos del día a día, esos “extras” por Navidad y cumpleaños, el deseo legítimo de brindar una vida mejor a quienes Tú me has confiado.

No es la ambición lo que me mueve, ni vivir en el derroche. Es la inquietud profunda por no llegar a fin de mes, aun siendo austeros.

Y en esta zozobra, apareces Tú. No como un mago que esfume mis crisis, ni como el adivino que me hará ganar la lotería. Mejor que todo eso: como un Padre bueno y providente.

De ti viene la paz de espíritu que me permite mirar con la cabeza alta el mar embravecido que me acecha. En ti encuentro la luz que me abre vías inexploradas para buscar soluciones nuevas.

Y sobre todo, en ti encuentro la certeza de tu Divina Providencia, que me recuerda que he de moverme, no por criterios del mundo, sino buscando ante todo el Reino de Dios en mi vida.

Nada le falta a quien en Ti confía y busca tu voluntad. De nada carece quien se hace uno contigo y pone todos los medios a su alcance, sí, pero fiándose ante todo de que Tú gobiernas la vida.

Señor de la Divina Providencia: quiero confiar en ti como mis hijos lo hacen en mí.

Pongo mi hogar en tus manos. A la certeza de tu Providencia me acojo.

Amén.

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.