La Corte Suprema de Pakistán ha denunciado el informe del gobierno de la provincia de Punjab sobre la violencia anticristiana en Jaranwala, calificándolo de inapropiado y merecedor de rechazo al decir que es «digno de ser arrojado al basurero».
La corte ha ordenado a los funcionarios que presenten un nuevo informe sobre los ataques de agosto de 2017 en Jaranwala dentro de los próximos 10 días. Tras acusaciones falsas de profanación del Corán, se saquearon y quemaron iglesias y casas de cristianos.
Qazi Faez Isa, Presidente de la Corte Suprema de Pakistán, expresó preocupación por el lento avance del caso, con solo 18 actas de acusación presentadas en los últimos seis meses. También expresó preocupaciones sobre la seguridad de las minorías, preguntándose si Pakistán quiere seguir el destino de la India, donde las minorías no están seguras.
Proceso
La corte criticó a las autoridades investigadoras por su lento avance en la identificación de los perpetradores del crimen. El jefe de policía reconoció que Tehreek-e-Labbaik Pakistan, un grupo político extremista musulmán, fue responsable del asalto. Mientras tanto, la corte ordenó una investigación exhaustiva y advirtió sobre suspensiones si no se avanzaba. Se destacó la necesidad de trabajar juntos para oponerse al extremismo y fomentar la tolerancia interreligiosa.
Líderes de la iglesia y la comunidad han expresado su apoyo al fallo del Presidente de la Corte Suprema, que creen que traerá justicia a los cristianos de Jaranwala. El obispo Azad Marshall, presidente de la Iglesia de Pakistán, elogió al presidente de la corte por escuchar sus preocupaciones y responsabilizar a las personas involucradas.
La última intervención de la Corte Suprema ha dado esperanza a la comunidad cristiana, según el sacerdote católico Rev. Khalid Mukhtar. El activista Samuel Makson expresó su gratitud, agregando que la intervención de la corte había resucitado casos dormidos.
Cristianos perseguidos
Los cristianos en Pakistán han soportado brutalidad, prejuicios y legislación sobre blasfemia desde que la nación obtuvo su independencia. Escuelas cristianas, iglesias y minorías religiosas son el objeto de abuso de la ley de blasfemia, violencia sectaria y fanatismo religioso, que son las fuerzas impulsoras detrás de esta persecución.
Pakistán ocupa el séptimo lugar en la Lista Mundial de Vigilancia 2024 como uno de los lugares más difíciles para los cristianos. El gobierno ha sido criticado por cómo trata a las minorías religiosas, con asaltos recientes que subrayan la necesidad de seguridad. La demanda de la Corte Suprema de unidad interreligiosa y tratamiento equitativo se ve como un comienzo prometedor para abordar estos problemas.
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