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San José, modelo de hombre justo frente a la violencia contra la mujer

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Cada 25 de noviembre el mundo recuerda a las víctimas de la violencia contra la mujer. Y, sin embargo, las cifras siguen creciendo, especialmente entre los más jóvenes. Detrás de cada caso hay una historia de dolor, pero también un síntoma de algo más profundo: una crisis del amor y de la masculinidad.

Muchos adolescentes y jóvenes —educados en la cultura de la inmediatez, del control y del deseo sin compromiso— reproducen patrones de relación en los que la mujer es vista como objeto, no como persona.

El gesto silencioso de un hombre justo

Frente a esta realidad, la figura de San José resplandece con fuerza. El Evangelio lo llama “un hombre justo” (Mt 1,19). Cuando descubre que María, su prometida, está encinta sin haber convivido con él, José enfrenta una situación límite. Según la ley, podía denunciarla y repudiarla públicamente, lo que habría supuesto para ella la deshonra, e incluso la muerte. Pero él elige otro camino: decidió repudiarla en secreto, dice el texto, “para no difamarla”.

Antes de comprender el misterio, José ya actúa con amor. Su justicia no es la del castigo, sino la de la misericordia. Su reacción no nace del orgullo herido, sino de un corazón templado por la fe y el respeto.

La fuerza que no domina, sino que custodia

José no es un hombre débil. Su fortaleza se muestra precisamente en su capacidad de dominar la ira, de actuar con prudencia, de anteponer el bien del otro al suyo propio. Esa es la verdadera masculinidad cristiana: la que protege, respeta y acompaña, no la que controla, exige o hiere.

En un tiempo en que se habla de “nuevas masculinidades”, José nos recuerda que el varón encuentra su plenitud no en el poder, sino en el servicio. María fue para él un misterio que lo superaba, y él lo acogió con fe, sin violencia, sin sospecha, sin posesión.

Educar en el respeto y la ternura

La violencia contra la mujer no se combate solo con leyes o campañas —necesarias, sin duda—, sino formando corazones. Enseñando a los jóvenes a mirar a la otra persona, no como una posesión, sino como un don. El amor verdadero no se impone ni se controla; se recibe, se cuida y se custodia.

San José es, en este sentido, un maestro silencioso: enseña a los hombres a amar sin miedo, sin dominio y sin orgullo. Su ternura es una forma de fortaleza; su silencio, una expresión de sabiduría; su obediencia a Dios, un acto de libertad.

Un llamado a los hombres de hoy

En este Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, los cristianos estamos llamados a mirar a San José y a proponer su ejemplo, especialmente a los jóvenes. Frente a la cultura del descarte y de la agresión, necesitamos hombres justos, silenciosos y fuertes en el bien. Hombres capaces de custodiar la vida y de acompañar con respeto, como José custodió a María y al Niño Jesús.

Que él nos enseñe a todos, varones y mujeres, a vivir relaciones donde reinen la dignidad, la libertad y el amor verdadero. Y que el “hombre justo” de Nazaret inspire una nueva generación de hombres que, lejos de la violencia, encuentren su grandeza en la ternura.

En un tiempo en que se habla de nuevas masculinidades, José nos recuerda que el varón encuentra su plenitud no en el poder, sino en el servicio. María fue para él un misterio que lo superaba Compartir en X

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • San José es mejor modelo de lo que creemos. ¿Por qué?
    Santo Tomás de Aquino, en su Catena Aurea y en su comentario a San Mateo nos muestra tres teorías. No de él. Sino de Padres de la Iglesia.
    La interpretación más aceptada es la la Teoría de la Sospecha (San José sospecha de infidelidad de María, y decide repudiarla en secreto).
    Teoría de la Confusión (José no sospecha de María, pero no se explica su embarazo).
    Teoría de la Reverencia. Viene desde Orígenes y San Jerónimo.
    José sabe desde un principio —porque María le cuenta tan pronto como ocurren, los pormenores de la Anunciación— que ese embarazo es el profetizado por Isaías 7,14: Una virgen concebirá.
    Y en su grandeza, José se siente indigno no acierta a saber qué papel juega en esa relación de María con Dios. Decide, humilde como es, no estorbar, alejarse en secreto y dejar a María en libertad (apolisay, dice el texto griego).
    El ángel le aclara: Ciertamente (gar, en el texto griego), el hijo engendrado en ella, del Espíritu Santo es.
    Ese «ciertamente» equivale a «como tú sabes, José»
    Y le revela que, como padre (adoptivo), él le pondrá el nombre: Jesús.
    Los padres eran los que ponían el nombre a los hijos.

    Esta Teoría de la Reverencia gana terreno poco a poco.
    Además de ajustarse mejor a la lógica de los hechos, se ajusta también a las personalidades de la Sma. Virgen y de San José que se advierten en el Evangelio.
    Y son un mejor fundamento del contenido de este precioso artículo de ForumLibertas.

    Recomiendo ver en Internet el video del P. Fernando Umaña «Lo que no sabías de San José!!! Conferencia espectacular»
    Recomiendo leer en Internet el artículo «Por qué José quiso separarse de María», del biblista Ariel Álvarez Valdés.

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