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¿Se puede morir de ELA y ser feliz? Un testimonio

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Esto es la traducción del testimonio de Nicola Zattoni,  joven de Rímini de 37 años muerto el 7 de junio de 2021 de ELA en pocos meses. Es la transcripción de un encuentro del 15 de marzo 2021 en Venecia entre este chico (“Zatto” para los amigos) y sus amigos, pocas semanas antes de morir. Se había enterado de su enfermedad en agosto 2020, de vacaciones en Islandia. Estaba en el tercer año de los “Memores Domini” (laicos consagrados que siguen el carisma de Comunión y Liberación). La enfermedad y la muerte le han sorprendido con toda su dureza en plena vida, pero su testimonio nos puede ayudar a todos a vivir con más conciencia de nuestra fragilidad y del infinito valor de la vida de cada uno de nosotros; y de cada instante.

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Canto: E verrà, de Claudio Chieffo     [ https://bit.ly/3dsDzzY ]

Vero (Verónica)_  La otra noche sucedió algo y he pensado en empezar la reunión relatándolo. Eran las 21h. y nos hemos conectado con Zatto, en la plegaria cotidiana para su curación. Él nos decía cuánto había sido difícil para él esta jornada, entre las máquinas para respirar y la autonomía que ya no tiene para muchas cosas, y después de cómo le dijo a Jesús: “Hoy realmente te toca hacer los fuegos artificiales, porque yo quiero respirar”. Yo venía de una jornada donde parecía que vencía una apatía, y con un poco de pensamientos angustiosos. Y me dije a mi misma: “Caramba, ¡si hubiese pedido yo también a Jesús de mostrarse así!”. Y Zatto continuaba diciendo, como dice cada noche: “Ha sido una jornada increíble, ¡os podría contar un millón de cosas de cómo Él se ha dejado ver!”. Y había contado de un amigo suyo que le había dicho que viendo como estaba frente a su enfermedad, le da testimonio de como Cristo vence. Yo no sé por qué, en aquel momento, mientras lo contaba, me puse a barrer la cocina y me golpeé la cabeza con fuerza contra el armario. Y me perdí la última frase. Zatto estaba diciendo: “Puedo decir que Cristo es…”. Entonces le pregunté a Clara qué había dicho, y me contestó: “Puedo decir que Cristo es fiel”. Me conmovió porque aquel golpe en la cabeza        que me di fue un gesto de la ternura de Cristo que me decía: “Oh, despierta, ¿has oído lo que dijo Zatto? ¡Que yo soy fiel! Si eres sincera, ¿no lo he sido también para ti hoy? ¿Vencen tus pensamientos o venzo yo?”. De hecho, volviendo a pensar en mi jornada he visto como Clara por ejemplo ha estado a mi lado todo el día y me ha querido. He aquí porque he invitado a Zatto: porque ver cómo vive él, cada vez más cierto de esta victoria de Cristo sobre la enfermedad, sobre el mal, hace que pida poder verla yo también.

Zatto_ Para empezar os agradezco, sobre todo a ti, Verónica. Porque quiero estar delante de lo que hay. Y contaros sobre mi vida me ayuda en esto. Hago una pequeña presentación, me disculpo por mi voz de mierda. En el canto decíamos “Te quiero cantar Señor mientras tenga aliento”, con la voz que tengo. Cuando tenía vuestra edad yo cantaba en el coro y era un bajo, de los que tienen la voz muy fuerte. Tengo 36 años y vivo en Rímini, en la bellísima Rímini, soy un emprendedor, no estoy casado, no tengo hijos y he nacido en el movimiento [de CL NdT.]. Pero debo decir que el encuentro verdadero lo hice en un momento dado en la universidad.

En Agosto yo estaba en Islandia de vacaciones y las piernas comenzaron a no funcionar, hice algunas investigaciones y en octubre me dijeron que tenía ELA. La ELA es una enfermedad pésima, porque te toma todos los movimientos voluntarios, se toma todo. Yo soy una persona súper enérgica, súper activa, no me quedo quieto ni un minuto. He viajado por todo el mundo. Entonces todo cambió. Y ha cambiado en qué medida. De una autonomía infinita, independencia total, he pasado a una dependencia total. He tenido que cambiar de casa, vivo con una señora que me cuida, he tenido que cambiar de coche porque ya no puedo conducir. Pero a mí, realmente, ¿qué me llena el corazón? ¿Qué me hace feliz?

 

Vero_ Yo entre todos tus Zoom recuerdo uno en especial cuando una persona te preguntó: “Tu relatas todas las noches muchísimos hechos sencillos, de una señora que te ha preparado lasaña. Pero, realmente un plato de lasaña, los hechos sencillos, ¿vencen a la enfermedad?”

Zatto_ Yo estoy enfermo, la enfermedad existe y es una cosa terrible. Es una degeneración continua. Mala-ttia (enfermedad) en italiano viene de mal: no es un bien, es mal. Pero esa noche aquella señora de 80 años me había hecho un paquete de lasaña. Yo había dicho que esto era un trocito de Su Compañía. El punto es ¿cómo puedes decir que es un trocito de Su compañía y no tan solo una viejecita que como que no tenía nada que hacer me hace la lasaña? ¿Cómo puedes decir “Es Él”? Tu Verónica tienes un novio de Rímini. ¿Cómo puedes decir “es él”? Es porque tiene este rostro así, no es que lo confundes con otro. Tiene este rostro, estas características. Giussani los llama “rasgos inconfundibles”.

Hoy vino a comer a casa una persona que no conozco, desde Bérgamo, después de haberse conectado en el Zoom de las 21h [Bérgamo está a 350 km de Rímini NdT.]. Es un hecho notable: viene aquí y me dice, yo me he casado con uno del movimiento, soy del movimiento, trabajo en una obra del movimiento pero esto no me basta. Yo me he aburrido tanto que  he  dejado de participar en la Escuela de Comunidad [el encuentro semanal de los adheridos a CL NdT.]. Después en una de sus clases – ella es profesora – circulaba la noticia de un chico enfermo de ELA que se había suicidado. Y frente a este hecho ella les hizo ver mi video entrevista. Y me ha dicho: “Tu pregunta es la mía. He vuelto a empezar a hacer escuela de comunidad por ti”. Ella desde Bérgamo ha venido aquí a Rímini para decirme esto. Yo quiero saber, ¿quién es el que mueve esto? ¿Qué potencia de deseo? Ella estaba casada, con hijos, no es que no tuviese nada que hacer. ¿Ha venido por mí? ¡Ciertamente que no! ¿Qué fascinación puede tener la degeneración? Lo que estoy diciendo es: ¿Quién mueve a esta mujer? ¿Quién le toca el corazón? ¿Quién mueve todo esto? Definitivamente no soy yo, ni siquiera la conozco. Pero surge una amistad, una intimidad profundísima e increíble: ella es una compañera. Ella es un signo del Misterio que me dice: “Zatto, joder, mira que yo uso una mierda como la ELA para implementar Mi designio”. Pero ¿cómo me corresponde todo esto? Soy un instrumento en las manos de otro. Esta correspondencia me hace decir ¡eres tú! Y te reconozco. Porque como tu novio no hay nadie, tiene este rostro preciso, que cuando lo tienes delante lo reconoces de inmediato.

 

María Estrella_ Antes nos contabas tu historia y dijiste que has pasado de ser activo a estar obligado a una vida diferente. ¿Cómo fue la transición? ¿Cuánto te ha costado aceptar esta nueva realidad?

Zatto_ yo no acepto nada. No me he acostumbrado en absoluto. En agosto estaba en los volcanes y en diciembre con un bastón, y ahora ni muevo las piernas. Todo muy rápido. No ha habido un momento que he dicho “OK, tengo ELA, debo adecuarme”. Intento mantener toda mi autonomía residual que tanto me gusta. Yo no quisiera tener que necesitarlo todo.

 

Mauro_ Pero ¿tú no tienes miedo?

Zatto_ Mira, no es que tenga miedo, estoy aterrorizado. Cada día estoy peor y lo veo. Y es terrible darse cuenta de esto. Pero es más que nada una idea: si yo pienso a cómo será el futuro entro en pánico. Porque tendré que comer con una sonda, y respirar a través de una máquina. No podré hablar. No es una perspectiva muy halagüeña. Pero esta es una idea mía. Al contrario me parece mucho más interesante mirar lo que hay, hoy. Mirar el presente. Hoy también, incluso si hablo así [ya hablaba con dificultad por la enfermedad NdT.], incluso si, incluso si, incluso si…, el Señor ha venido a verme hoy. Y lo que yo deseo en lo más profundo e íntimo de mí mismo es exactamente esto. ¿Qué es lo que llena el corazón? ¿Caminar? No. El mundo está lleno de gente que camina y están tristes, enojadas y solas. El punto no es caminar, el punto es tener el corazón lleno. ¿Qué es lo que llena el corazón? Me interesa esto. Y por tanto busco esto en el mundo real. Porque un discurso no me basta, entonces digo “Señor déjate ver hoy, muéstrame tu rostro, porque es lo que quiero”. Pero esto es solo si vivo la realidad, porque si vivo de mis ideas estoy acabado.

 

Anna_ Yo quería preguntarte: no obstante tu fe, este estupor frente a las personas que encuentras… ¿cómo haces a no enfadarte?

Zatto_ Yo me enfado siempre, y mucho, porque yo no quiero depender. No quiero no poder caminar, no quiero tener que hablar con tanta dificultad, joder, ¡absolutamente! La diferencia es que yo me enfado, pero no estoy enfadado. Si uno me mira, no ve una persona determinada y aplastada por la enfermedad. Y luego vi básicamente una cosa: el problema no es el tener necesidad. Un ejemplo: el día de Navidad por la mañana me desperté y fui al baño. Aún vivía solo sin cuidadora porque más o menos me apañaba. Lograba sentarme en mi silla de ruedas o sobre el wáter. Pero la enfermedad avanza rapidísima y lo que lograba hacer el día 24 no podía hacerlo el 25. Por la mañana me desnudé, y mientras intentaba ponerme sobre el wáter me resbalé y acabé a medias, un poco sobre el wáter y un poco sobre la silla de ruedas, desparramado. Solo que estaba solo. Así que intenté levantarme, pero los nervios no respondían: empujo los brazos y las piernas, pero nada. Entonces hago todo lo posible, pero no podía con las fuerzas que me quedaban, no me movía. Entonces me puse a llorar, me cabreo como un loco, ¿cómo es posible que con 36 años no pueda, desnudo, solo, en un aseo? Así que volví a intentarlo porque soy un cabezota, pero no podía. Lloré un montón, estaba cabreado. En un momento dado, gracias a Dios, tenía el móvil cerca y he llamado un amigo que vive cerca y le he dicho: “David, te necesito”. El punto es este: tener necesidad. Me ha encontrado allí y me ha levantado. Entonces hablaba de esta escena triste con un amigo mío y él me decía: “Zatto, debes aprender la humildad del niño”. Y me salía responderle: “Carajo, yo no soy un niño, soy un hombre”. He reflexionado y me ha venido a la memoria mi hermana María, que tiene 16 años menos que yo. Cuando yo tenía 18 años ella tenía dos. Mi mama la ponía en el orinal para hacer sus necesidades, y nosotros mientras tanto en el salón mirábamos la televisión. En un momento dado, desde el fondo del pasillo se oía: “¡he acabado!”. Tenía necesidad. Entonces, querida amiga, lo que te quiero decir es que el punto no es si tienes el trasero sucio de mierda, si tienes algo que no va bien, si estás sucia. La cuestión es si está tu madre que te quiere. El punto no es si tienes necesidad, sino si tienes un punto en tu vida al que le puedes decir: “Tengo necesidad”. Entre otras cosas ese día para María era la ocasión de relacionarse con su madre. La necesidad es la ocasión. Por tanto me cabreo de mala manera pero veo que la necesidad que yo no quisiera nunca es la ocasión privilegiada de mi relación con el Misterio.

 

Andre_  Antes dijiste “Dar la vida por la obra de Otro es obedecer, no hacer cien cosas”. Yo soy el tipo que quiere hacer cientos de cosas para tener el corazón lleno. ¿Qué significa obedecer?

Zatto_ Amigo mío, yo soy como tú. Yo también soy así, de naturaleza enérgico, no un tibio. Me muevo, voy, hago seis mil cosas. Por ejemplo, era el responsable de la secretaria de la comunidad de Rímini. Y era una comunidad enorme. Joder, media jornada cada día la dedicaba a esto. Y un poco por lo bajini pensaba “Caramba, pero si uno me mira a mí cómo hace a no entender, debe admitir que el encuentro más importante de la vida es el Misterio, en la forma como se me ha hecho familiar, o sea en el movimiento. Quiero dar testimonio de esto a todos: y esto no es equivocado, este intento es santo. Cada uno de nuestros intentos está muy bien: pero el punto es que nuestra verdadera utilidad es ser instrumento de otro que obra. Yo ahora no hago un carajo de nada pero esto me genera lo mismo. ¿Por qué? Lo que yo veo y me sorprende muchísimo es que hay Otro que hace. Yo estoy enfermo. ¿Qué significa vivir intensamente la realidad si no puedes hacer un carajo?” No es el hacer, si no estaría jodido.

 

Pietro_ Yo realmente no tengo ninguna pregunta, pero quería agradecerte. Pienso que es importante agradecerte, porque muchos lo hacen. Pero para mí es increíble ver uno que, como dice la escuela de comunidad de estos días, vive siendo plenamente él mismo en el encuentro hecho y tiene la responsabilidad de ello. Y llegas a todas partes, Bérgamo, Venecia, Trento, Turín, simplemente porque tú vives dentro de tus circunstancias, que son mucho más difíciles que las nuestras. Para mí, de un tiempo a esta parte eres el primer punto en el que veo todos los días que la promesa que se me hizo se ha verificado. Dentro de mis circunstancias, a menudo mucho más sencillas, veo que no se traiciona nada. Todos los días llegas alegre al encuentro Zoom. Finalmente, desde hace algún tiempo vivo el deseo de dar testimonio de lo que he encontrado y llevar a Cristo, y a medida que pasa el tiempo se me hace más evidente que para hacerlo basta indicar donde sucede. Y para mí estos meses el instrumento, el arma, has sido siempre tú. El punto que yo indico a mis amigos, para llevar lo que he encontrado, eres tú porque mirándote a ti se ve que al 100% vence Él.

Zatto_ Me impresiona lo que has visto. Porque tú has usado una palabra muy fuerte: promesa. A nosotros se nos ha hecho una promesa de belleza, de algo para siempre, de justicia. ¿Cómo puedes tú decir esto mirándome a mí? Que sea “¿para siempre?” Yo de aquí a poco me moriré. Y ciertamente no es bello: entonces ¿cómo puedes decir esto? Y tienes razón: pero parece imposible de decir. Nosotros esperamos. Somos estructuralmente espera, deseo. En esta promesa se desvela la realidad. Yo como os decía no tengo esposa y no soy un cura. Entonces me digo, pero Jesús, ¿cuál es mi vocación? Y la respuesta aquí está. Mi vocación, o sea el lugar donde vivo la relación con Cristo, es la realidad. Esta promesa, esta relación se nos da en la realidad. Y la realidad está hecha de mil cosas, este encuentro, la enfermedad, los amigos, mis pasiones, todo eso es realidad. Y es evidente que es el lugar de mi encuentro con Cristo. Giussani dice que las circunstancias son esenciales para mi relación con Cristo. Y la realidad va bien así como está, porque si tú necesitas el Señor te llama a una intimidad: si tú te enamoras, el Señor te llama allí, si tú trabajas ése es el lugar de la relación. Para concluir, somos iguales: a mí no me falta nada de mi vocación. Podemos ser compañeros, yo aquí y tú allá en Turín: qué gran aliento.

 

Alba_ Quería darte las gracias porque nos has dicho que la cosa más bella que nos constituye es tener necesidad. Pero el verlo así, contigo, hace una grandísima diferencia. Realmente te agradezco porque esta noche ni siquiera tenía que estar. Creo que me iré a dormir más feliz.

Zatto_ ¿Por qué? ¿Por qué iras a dormir más feliz? ¿Qué es lo que corresponde a tu corazón? Tú me miras a mí, me tienes a mí delante de tus ojos. Pero yo soy un hombre gordo en silla de ruedas que ni siquiera puede hablar. No hay nada fascinante en esto. Por esto la pregunta es: tú me miras a mí, pero ¿qué ves? ¿Para poder decir me voy a dormir más feliz? No soy yo que correspondo a tu corazón, o que te fascino, para poder decir que vas a dormir más feliz. Quiero descubrir cuál es el origen de esta correspondencia. Porque yo mil veces me veo como un subnormal y basta: en cambio quiero mirarme como me estas mirando tú. Pero quiero saber ¿qué es lo que resplandece en mí, qué me hace fascinante?

Alba_ Lo primero que vi es que tanto tú como yo tenemos el mismo gran deseo de ser feliz, aún en circunstancias diferentes. Las cosas que nos has contado, desde la lasaña hasta la cosa más difícil en el baño, pertenecen a la cotidianidad: pero detrás de ellas surgía este gran deseo de ser feliz. Quizás los dos deseamos la misma cosa.

Zatto_ Me conquista esta posibilidad: te veo y reconozco que tengo el mismo deseo. Que el Señor pueda servirse de mí para tocar tu corazón y decirte “¡Oh! Mira que tú también deseas tanto”. A través de mi grito, mi dolor, mi grito: es una locura. Porque cuanto más sigo adelante más veo que la enfermedad no es solo enfermedad, sino que a través de esta vemos que no vence el mal. Tú reconoces lo bello y lo verdadero de esto: es un fruto. Entonces es como si estuviese dispuesto a este sacrificio: para que tú puedas desear tanto. Para que tú puedas ser seria con tu corazón.

 

Zotta_ Quería agradecerte porque me estás dando una dosis de patadas en el trasero que da miedo, en el sentido que me haces ver cuánto soy pequeño y mezquino en las cosas que hago normalmente. Pero me arriesgo a ser también muy sentimental: como si este hermoso momento se quedara aquí y no me cambiara en las próximas semanas.

Por eso quiero hacerte una pregunta: hay un chico que quisiera entrar en mi seminario y me ha dicho que yo para él soy el Bien. Me está diciendo que entra en el seminario porque me ha encontrado a mí. Por un lado me digo: no, no es por mí, sino que has encontrado Cristo detrás de mí, pero por otra para mí es difícil evitar decir “qué bueno soy, qué guay soy, cómo tengo el control de todo”. Pero en mis jornadas cuando incluso una sola cosa no la tengo bajo control me cabreo como un animal. Me doy cuenta que vivir así me da asco: porque esas veces que pido soy mucho más feliz. Pero veo que recaigo siempre, y cada vez más. Me gusta recibir aplausos y me cabreo cuando no los recibo.

Zatto_ yo si apuesto sobre mi fuerza estoy jodido. Sobre mi capacidad de control. La realidad no es nunca como quieres. Los demás no son nunca como queremos nosotros. El punto es lo que decíamos antes, es decir, ¿qué es lo que te llena realmente el corazón? ¿Quid animo satis? [Frase de S. Agustín: “Que satisface al alma? NdT]. La realidad y tu corazón son tus mayores aliados. La realidad y el corazón. Porque cuando eres el cowboy del seminario y todos te siguen, verás si esto es suficiente a tu corazón. Me he pasado la vida haciendo un montón de tonterías porque creía que cualquier cosa pudiera satisfacerme. Una cosa la veía y la hacía: es una verificación. Cuánto más yo me equivocaba más me daba cuenta que aquello que había hecho no me llenaba el corazón. Hay cosas que no podemos gestionar y una de ellas es lo que corresponde a tu corazón. No elegimos nosotros: ni siquiera por media hora. Para tu amigo vale lo mismo: cuando entenderá que eres un imbécil como los demás tendrá que preguntarse, pero yo, ¿qué he visto? Conmigo es más fácil porque no hay nada fascinante.

Mira, te cuento una cosa justamente porque eres un sacerdote, pero no la digas a nadie: hace un mes yo estaba en mi casa con una amiga de Milán, nos conocemos desde hace tiempo, incluso habíamos salido juntos, pero nunca había sucedido nada. Recientemente hemos hablado mucho y ella dice: “vengo contigo un par de días, quiero estar contigo” y he dicho “está bien”. Luego nos vemos la primera noche y después de cenar ella se arrodilla y me pide casarme con ella. Es un hecho increíble: porque ella es una chica de treinta años, joven y guapa, ¿qué busca para pensar en el matrimonio? Un hombre bello, fuerte, alto, con un poco de fe, tal vez algo rico, ¿qué carajo sé yo? ¿Qué desea una chica en un hombre? Sale lo que salía antes: ¿qué te hace decir mirando la desolación de mi cuerpo, lo quiero para siempre? Es decir, uno debería huir de una cosa así y ella dice: lo quiero para siempre. Además ella es enfermera, por lo que sabe muy bien hacia donde voy. Entonces me impresiona porque es tan correspondiente el misterio que ella ve a través de mí que dice: estoy dispuesta a todo, lo quiero para siempre. Pero en mi caso se entiende muy bien que no es a mí a quien quiere, sería de locos. Tu amigo en mi opinión está llamado al mismo camino.

 

Ángel_ A veces me parece que el deseo que tengo dentro es en ocasiones sofocante. Lo siento muchísimo: ¿cómo haces a reconocer este deseo ardiente como algo positivo?

Zatto_ El deseo es el motor. Cuánto más deseas, más te mueves. Cuánto más hambre tienes, más buscas. En el cristianismo el problema no es nunca desear demasiado, en todo caso desear demasiado poco. Mi vida ha estado profundamente marcada por esto. Te hago un ejemplo rápido: yo tenía una novia, año 2008, bellísima. Era una chica increíble, era encantadora en todo y yo me moría de deseo. La amaba hasta la muerte. Estaba empapado de amor. Ella vivía en Ferrara, estudiaba en Bolonia y de vez en cuando venía a ver un cura que estaba en Bolonia. Yo iba a buscarla a la estación y la llevaba al cura. Ella estaba media hora y después la devolvía. Con el tiempo me percaté que ella cuando salía del estudio de este sacerdote tenía un rostro bellísimo, estaba luminosa, radiante. Era realmente ella, era exactamente lo que yo quería para ella. Esto sucede una, dos, tres veces y me daba cuenta que cuando salía de mi casa o de mi coche no tenía ese rostro así: no estaba tan llena y radiante. Así que una vez que la llevé a la estación luego volví atrás a ver el cura. Le dije: “Buenos días, soy el novio de la chica de antes. He notado que cuando viene aquí está bellísima, está radiante, vuela. Yo la amo hasta la muerte y deseo esto para ella. ¿Por qué cuando sale de mi coche no está tan feliz?”. Y él me dijo: “Sencillo, porque yo la amo más que tú”. “Pero ¡tú eres un cura! Yo soy su novio, ¿qué quieres decir?” “Yo amo su libertad”. Yo quería que ella resplandeciera de su luz. Entonces desde aquel día he ido a ver a aquel cura todas las semanas durante todo el periodo universitario. Después ella en un momento dado ya no estaba, pero yo continué viéndole y ha sido la relación que más ha marcado mi vida. Yo digo que el deseo es el motor: quien ama mucho se mueve, se cabrea, se preocupa. No sé adónde te llevará este deseo. Yo aquella mujer la prefería por encima de cualquier otra cosa y aquella era una llamada del Señor que te pone en el corazón ese deseo para que tú puedas verificar lo que lo llena. Aquel deseo, su huella en ti, es tu salvación. Estoy muy contento que desees tanto.

 

Fede Mosca_ Yo soy una de esas personas que tienden a centrarse en sus ideas y miedos más que en lo que sucede. Tú decías que lo que te mantiene en pie es estar frente a tu necesidad. Pero dentro de mí la tentación de cerrarme y dejarme ir es igual de fuerte que mi necesidad. Por tanto te pregunto ¿cómo haces tú para mantenerte frente a eso? Yo percibo esta cosa muy desgarradora dentro de mí.

Zatto_ Yo he intentado satisfacer este deseo con intentos que han sido de mil formas y mil maneras. Pero cuánto más vivía más entendía lo que llena realmente el corazón y lo que no. Vivir de ideas no es suficiente para mí, no me basta. El punto es: la realidad no es toda igual, hay puntos que te inflaman. Que te hacen decir: Carajo ¡qué bello! Yo también quiero esto. Ahí tienes que hacer como una foto. Y cuando pasa un poco de tiempo y te ocurre un momento así, sacas la foto. Con el tiempo y los años todos estos puntos indican una trayectoria, un camino. Tu corazón es tu mayor aliado: es perfecto. ¿Por qué me hiciste esta pregunta? Si estuvieses conforme con vivir de tus ideas no tendrías este problema. La grandeza de tu deseo es más real que cualquier otra cosa. Por eso quiero pedir todos los días la lealtad de vivir a la altura de los deseos de mi corazón. El cual está hecho por Él, y le busca a Él, no se conforma con nada que no sea Él. Mendigamos esto juntos. Porque yo lo necesito todos los días. Verónica antes mencionaba una cosa que dije el otro día: había sido una mañana pesada, eran las 11:30h y había desayunado, tomado los medicamentos, hecho caca y la ducha en tres horas. A las 11:30h ya estaba harto de ese día. Yo no estoy hecho para esto: yo quiero ser feliz. Entonces lo primero es pedirlo. Pedirlo. Pedir el rostro de nuestro amado.

Os agradezco: empecemos a mendigar enseguida. A pedir al Señor estar delante de lo que acontece, que vemos acontecer. Todos dentro de un silencio definido por el hecho que acontece algo que de verdad corresponde y que no hacemos nosotros. Pedimos la gracia de Su belleza: digamos una oración.

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