Después de que el Banco de España rebajara su previsión de crecimiento económico para 2019 en cuatro décimas, hemos sabido que las transacciones inmobiliarias han caído un 7% en el segundo trimestre del año.
Cada día nos desayunamos con un nuevo indicador de la recesión que asoma por el horizonte, desde la caída de las exportaciones al desplome de la confianza y el consumo de las familias.
Y, mientras tanto, en vez de centrarnos en lo que importa, encaramos las cuartas elecciones en 4 años y no resolvemos el problema en Cataluña.
