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Vivir el verano en tiempos de incertidumbre con tips de C.S. Lewis

Familia

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Con la llegada del verano, muchos anhelan un merecido descanso: vacaciones en familia, jornadas más largas, tiempo para desconectar del ritmo vertiginoso del año.

Sin embargo, este descanso no está exento de preguntas que nos inquietan: ¿Cómo vivir en un mundo tan incierto? ¿Cómo mantener la paz en medio de guerras, crisis, tensiones políticas o amenazas globales? ¿Qué actitud debe tomar el creyente cuando parece que todo a su alrededor es frágil?

C.S. Lewis, el célebre autor de Las Crónicas de Narnia y apologista cristiano del siglo XX, ofrece una respuesta que, aunque escrita en 1948 en su ensayo Sobre cómo vivir en la era atómica, resulta extraordinariamente actual.

En medio de los temores de su tiempo —la amenaza de la bomba atómica— Lewis propone una visión profundamente cristiana sobre cómo afrontar la vida en medio del peligro y la incertidumbre: con fe, con propósito y con humanidad.

“¿Cómo vivir en una era atómica?”, se preguntaba Lewis. “Pues como se vivía en la Edad Media, cuando la peste visitaba Londres cada año… Como ya vivimos ahora: en una era del cáncer, de accidentes de tren, de atentados y de enfermedades. La muerte siempre ha estado ahí. No es una novedad.”

Este recordatorio, lejos de ser sombrío, es un llamado a la serenidad cristiana. Lewis no minimiza los peligros del mundo, pero invita a no vivir paralizados por ellos. Para él, el cristiano no debe dejarse gobernar por el miedo, sino por la caridad, la templanza y la verdad.

Un verano con sentido eterno

Durante el verano, podríamos caer en la tentación de pensar que nuestra vida cristiana se pone en pausa, al igual que nuestras rutinas laborales.

Pero la fe nunca se va de vacaciones. Lewis nos invita a vivir los días de descanso como cualquier otro día del año: haciendo “cosas sensatas y humanas” —rezar, compartir, leer, descansar, jugar, amar— porque esos actos sencillos, realizados con gracia, son precisamente lo que nos mantiene anclados en lo eterno.

“Que cuando venga la bomba —dice Lewis— nos encuentre tocando música, rezando, enseñando, bañando a los niños, jugando al tenis o conversando con los amigos. No acurrucados como ovejas temerosas, pensando en bombas.”

Este consejo puede traducirse a nuestros veranos actuales: que no nos encuentre la ansiedad por el futuro paralizados frente a las pantallas, consumiendo noticias o buscando escapismo sin alma.

Que el tiempo libre nos encuentre presentes, vivos, generosos, abiertos a Dios y a los demás.

Vivir por amor, no por supervivencia

Una de las enseñanzas más audaces del ensayo es que el cristiano no vive simplemente para sobrevivir. Lewis afirma que “es parte de nuestra ley espiritual no poner la supervivencia como prioridad, ni siquiera la de nuestra especie.” Donde todo parece girar en torno a la seguridad, la comodidad y el éxito, esta afirmación resulta revolucionaria.

Debemos vivir por amor, incluso cuando parezca inútil; debemos vivir con misericordia, incluso cuando parezca que la dureza es lo que asegura resultados.”

Esto significa que nuestras decisiones, incluso en vacaciones, deben nacer de la lógica del Evangelio, no del miedo. ¿Nos dejamos llevar por el consumismo, el egoísmo o el simple entretenimiento? ¿O buscamos espacios de silencio, de gratitud, de encuentro con Dios y con nuestros seres queridos?

Una pausa que renueva

Este verano, cada cristiano está invitado a no dejarse arrastrar por la corriente de la distracción constante.

El descanso es sagrado cuando nos ayuda a reencontrarnos con lo esencial. Un libro que nos eleve el alma, una conversación profunda al atardecer, una misa entre semana, una caminata contemplativa, una visita a un santuario o un momento de oración frente al mar… Todo eso también forma parte del descanso cristiano.

Como bien decía Lewis, “los que desean más el Cielo, han servido mejor a la Tierra”. No es evadir la realidad, es transformarla con una esperanza que no se apaga, incluso en tiempos oscuros.

Este verano, inspirados por el testimonio de C.S. Lewis, recordemos que la verdadera seguridad no se encuentra en la ausencia de peligros, sino en la certeza de que estamos en manos de un Dios que es amor. Vivamos con sencillez, con fe, con alegría.

No como turistas del mundo, sino como peregrinos del Reino.

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • Juan Messerschmidt
    2 julio, 2025 11:28

    Un artículo muy interesante y unas propuestas muy sensatas y acertadas. Lo que no se debe nunca olvidar es que hay muchísimas personas para las que el descanso estival no es posible: personas enfermas y las que han de ciudarlas; personas sin recursos para pagarse unas vacaciones y personas sin techo; personas que sufren persecución o guerra o que están encarceladas; personas agobiadas por aflicciones y problemas urgentes, que pueden muy diversos, que no dan tregua y que no pueden ignorarse por mucho que se quiera, etc. Y también puede ser que alguien en principio pueda gozar de vacaciones y tenga la mala fortuna de que quienes están a su alrededor se las arruinen, también pasa. La tranquilidad, las vacaciones y el descanso reparador desgraciadamente no son algo sobreentendido para todos. Quienes puedan gozar de ellos deben ser conscientes del privilegio del que disfrutan, estar agradecidos y, sobre todo, ayudar a quienes no están en tal situación.
    Por último una crítica. ¿Qué es eso de “tips”? En buen español eso se llama consejos, recomendaciones o sugerencias. Por favor, escribamos bien y evitemos los estúpidos e innecesarios anglicismos que arruinan nuestro idioma. Gracias. Cordiales saludos.

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