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A propósito de “La sociedad desvinculada”, de Josep Miró

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Acaba de reeditarse el libro “La sociedad desvinculada”, subtitulado “La necesidad de un nuevo comienzo”, de Josep Miró. Inicialmente fue escrito en 2014, ahora se reedita, sin más variación que la actualización de algunas fuentes y datos, ya que, como el propio autor manifiesta, “lo que diagnosticaba entonces se muestra ahora, en 2023, de manera más evidente”.

La tesis básica del libro es que “la causa originaria de las crisis vigentes (económica, cultural, social, moral, educativa y religiosa) es la degradación y ruptura de los vínculos humanos”. Para llegar a esta conclusión, el autor analiza el desarrollo histórico que ha conducido hasta aquí y sus consecuencias en forma de grandes rupturas históricas. Estas han abocado a las dificultades actuales y sus influencias se ramifican e interrelacionan, de forma que más que hablar de “crisis” hay que hacerlo de “policrisis”.

En el libro se hace referencia a muchos ámbitos, entre ellos la ruptura generacional, el aborto y la eutanasia relacionados con la autonomía personal, las parejas de hecho, el crecimiento del divorcio, el matrimonio a prueba, la desvinculación en la economía y la cultura, el laicismo de exclusión religiosa, la destrucción de las bases de Europa, y muchos más.

Por ello pueden ser analizados muchos aspectos, pero nos centraremos en uno solo, el del valor del vínculo en sí mismo y las bases sobre las que se sustenta. Ello en relación con diversas informaciones de las últimas semanas que, sin ser especialmente novedosas, han ocupado espacios destacados en diversos medios comunicación: la proliferación de las parejas con doble sueldo que han decidido no tener hijos. Son los DINK (double income, no kids) en la terminología anglosajona.

Suelen ser, al menos por ahora, personas de nivel económico medio-alto. Según datos publicados, en España ya son el 15 por ciento de las parejas. Es una forma muy extrema de desvinculación. Reservarse todo para sí mismos, con autonomía total. Viajar, salir, no tener que cuidar ni educar a niños ni adolescentes, nada de preocupación por otros, etc. Tal desvinculación en lo personal y familiar conlleva también, de manera habitual, la ausencia de entrega hacia lo colectivo.

Tenemos el convencimiento de que la calidad de las personas se mide precisamente por la de sus vínculos. Cuanta mayor grandeza, generosidad, entrega, impliquen los vínculos con los que una persona libremente “se ata”, más alto es su nivel humano, y ni que decir tiene si tales vínculos son espirituales. En sentido inverso, los vínculos egoístas o de apego a elementos menores, evidencian una calidad a la baja.

Josep Miró está en esta línea de resaltar la importancia que para el ser humano tiene la vinculación noble y entregada. “Estar comprometido con la propia misión lo es todo”, escribe (p. 43), y en las páginas siguientes jerarquiza la diferencia entre los diversos vínculos. Así, “la fuerza vinculante debe guardar relación con el sujeto personal o impersonal al que se vincula”, ejemplarizándolo en dos vinculaciones positivas, aunque de diverso nivel y exigencia: el establecido entre madre e hijo y entre trabajador y empresa. Dice, por ello, “la sociedad equilibrada, aquella que contribuye a la felicidad humana, es la que facilita la comprensión y la acción proporcionada necesaria a cada tipo de vínculo. El daño se produce en la desproporción, en ocasiones por exceso, pero sobre todo por defecto y de manera generalizada en la sociedad de la desvinculación”.

Para el autor, “el estado superior de compromiso es el amor”, y se sorprende de que el amor no tenga cabida en el tratamiento que la modernidad otorga a los fenómenos sociales, ya que no hay referencias a él en los textos filosóficos, económicos, sociológicos o antropológicos actuales.

Otro aspecto fundamental del compromiso es el deber, que “se hace más necesario cuando la vinculación emotiva no es tan fuerte”. Miró recuerda que las sociedades desvinculadas tienen muchas dificultades para mantener el sentido del deber, “porque para que éste exista se necesita un deber ser. Algo imposible cuando el bien se ha subjetivado en tal medida que es visto como una preferencia personal. En este contexto moral no existe otro deber que aquello que prefiero, y esta idea excluye la posibilidad de llevar a cabo una acción en principio poco o nada placentera”.

Concluye en este aspecto que “compromiso, amor y deber son los fundamentos del vínculo que realiza a las personas y hace posible la construcción de la mejor sociedad en cada circunstancia histórica concreta”.

Resulta difícil imaginar que los DINK intenten construir la mejor sociedad. De facto, tendrán muchos más bienes materiales que la media, pero se condenan a la soledad y la tristeza. Las vías de la felicidad son incompatibles con las del egoísmo.

La tesis básica del libro es que la causa originaria de las crisis vigentes (económica, cultural, social, moral, educativa y religiosa) es la degradación y ruptura de los vínculos humanos Clic para tuitear

 

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