La investigación sobre abusos sexuales en la Iglesia española, dirigida por el periódico El País y el Defensor del Pueblo, se ha visto envuelta en una controversia que pone en duda no solo su credibilidad, sino también sus verdaderas intenciones. Recientemente, se ha revelado que un caso incluido en su informe es, de hecho, una fabricación deliberada, lo que plantea serias preguntas sobre la integridad del proceso investigativo.
El caso falso, conocido como «testimonio 359«, fue presentado por Alfredo Fernández, un miembro del Opus Dei y funcionario en el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Fernández admitió haber inventado la historia con el objetivo de «demostrar la debilidad de la investigación».
Esta revelación, informada por ABC, socava significativamente la credibilidad de las investigaciones de abusos, ya criticadas anteriormente por su metodología y extrapolaciones cuestionables.
La alarmante reacción de El País
Más alarmante aún es la reacción de El País ante este descubrimiento. En lugar de reflexionar sobre las fallas en su proceso de verificación y la parcialidad potencial en su enfoque, el diario ha lanzado una campaña para estigmatizar a Fernández, desviando la atención de las deficiencias críticas en su propia investigación.
Esta táctica parece ser un intento de desacreditar a quienes cuestionan la integridad de su trabajo, en lugar de abordar constructivamente las preocupaciones legítimas sobre su rigor y objetividad.
El informe de El País y el Defensor del Pueblo hace aguas: se descubre un caso falso fabricado
La investigación de El País, que comenzó en 2018, ha sido objeto de escrutinio por su enfoque unilateral en la Iglesia católica. La inclusión de un caso falso, aceptado sin una verificación adecuada, refleja una falta preocupante de rigurosidad y pone en tela de juicio la totalidad del informe.
En este contexto, las acciones de Fernández, aunque cuestionables, han sacado a la luz las debilidades fundamentales en la metodología de El País y el Defensor del Pueblo.
El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha sido criticado por su posible inconstitucionalidad y parcialidad en la investigación. El enfoque exclusivo en la Iglesia ha generado acusaciones de violación de derechos fundamentales y falta de consideración hacia la prevalencia de abusos en otros sectores de la sociedad.
Por otro lado, la Obra ha rechazado cualquier acción que pueda aumentar el dolor de las verdaderas víctimas o cuestionar su credibilidad, desmarcándose de la iniciativa de Fernández.
La inclusión de un caso falso y la respuesta del diario ante su descubrimiento plantean serias dudas sobre la validez del proceso investigativo y la posible existencia de agendas ocultas.
Es fundamental un análisis más profundo y equilibrado para garantizar que la justicia prevalezca y que las verdaderas víctimas no sean eclipsadas por manipulaciones y controversias.
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La prueba que ha hecho Alfredo Fernández viene a ser lo que en informática se llama “white hacking”, cuya definición copio de una página web:
“ El hacking ético, también conocido como «pentesting» o prueba de penetración, es una técnica utilizada por los expertos en seguridad informática para detectar y corregir vulnerabilidades en los sistemas de información. El objetivo principal de los hackers éticos es asegurar que los sistemas y redes de una organización sean seguros y protegidos contra posibles ataques malintencionados.”
La única diferencia es que la prueba se ha hecho sin el conocimiento y el consentimiento del diario El País, que es el autor del “programa” de identificación de víctimas de abusos, lo cual va contra la ética de este tipo de “hacking”. Sin embargo, es evidente que solo así, sin que el País lo supiese, tenía sentido hacer la prueba. Su plena justificación ética está en haber demostrado que el sistema implantado por el País tiene fallos gravísimos que lo invalidan por completo, es decir, que lo que va contra la ética es lo que ha hecho y publicado este periódico.
Estos periodistas se cabrean porque ha quedado en evidencia lo chapuceros que son, y en su prestigio y vanidad heridos se revuelven rabiosos contra quien les he hecho un favor, en vez de estar agradecidos, porque además la prueba les ha salido gratis.
Nada nuevo ni de qué extrañarse, porque todo lo que viene de la “izquierda” mediática es así de sucio.
¡Qué falacia tan rústica la de El País y la de la izquierda!
En vez de demostrar que Fernández no tiene razón, o en vez de aceptar que sí la tiene, como lo harían un verdadero profesional del periodismo y un honesto ser humano, atacan a Fernández. Y recurren a manipular declarando solidaridad —falsa, por supuesto— con las víctimas, que le importan un comino a ese periódico tan dañino y a la inescrupulosa izquierda en general.
(Perdón por los pleonasmos. El País dañino. La izquierda mezquina.)
Podrán decir que Fernández es más malo que el demonio, pero el argumento de Fernández queda intacto.
Totalmente de acuerdo! Lo que pasa, en mi opinión, que no tienen AUTÉNTICA memoria histórica y enfrentan al pueblo al que le quitan el derecho de expresión, de libertad de pensamiento y tantos otros derechos reconocidos sobre el papel, pero no respetados por ningún partido.
Totalmente de acuerdo! Lo que pasa, en mi opinión, que no tienen AUTÉNTICA memoria histórica y enfrentan al pueblo al que le quitan el derecho de expresión, de libertad de pensamiento y tantos otros derechos reconocidos sobre el papel, pero no respetados por ningún partido.
La izquierda y lo que no es la izquierda. El sr. Íñigo Domínguez fue corresponsal en «Roma» durante más de una década para los medios del Grupo Vocento: el ABC, Las Provincias,.. y otros de «derechas bien».