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Balance demoledor de la presidencia de Macron

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La presidencia rotatoria de la Unión Europea, que corresponde a Francia en la primera mitad del año y sobre todo las elecciones presidenciales previstas entre abril y mayo, son dos eventos determinantes, de cara al 2022, para Emmanuel Macron.

Macron lleva meses preparándose a conciencia para afrontar estos dos retos. De hecho, sus opositores a la derecha y a la izquierda le han criticado muy duramente por acometer numerosas medidas particularmente onerosas para las arcas públicas, consideradas electoralistas.

Macron es desde hace tiempo un presidente en campaña (electoral)

Sin duda, Macron es desde hace tiempo un presidente en campaña (electoral), tal y como una controvertida entrevista emitida en televisión la semana pasada dejó de nuevo en evidencia.

Una emisión duramente criticada por numerosos comentaristas por girar en torno a su figura personal y no a su balance de gobierno de cuatro años y medio después de su inauguración presidencial.

Una de estas voces críticas es el economista y ensayista Nicolas Baverez quien, en ausencia de balance por parte de Macron, se ha lanzado a una dura crítica de su obra de gobierno, sobre todo económica, en un artículo reciente en Le Figaro .

Baverez comienza su análisis de una forma demoledora, negando categóricamente que Francia vaya mejor a finales de 2021 que en 2017 . Fue entonces cuando Macron tomó las riendas del país después de la presidencia de François Hollande, que muchos franceses consideraban ya como la peor desde la fundación de la Quinta República por Charles de Gaulle.

El economista francés prosigue desmintiendo las principales cifras que el gobierno francés presenta como un éxito: la expansión económica de un 6,7% en 2021, la reducción de la tasa de paro del 9,5% al ??8% y el incremento del poder adquisitivo de los franceses (el “sangreal” del país vecino) de un 1,6% anual.

En realidad, Baverez afirma, todos estos datos tan sólo reflejan una recuperación incumplida de la sacudida causada por la pandemia en 2020, cuando el PIB del país se hundió un 8%.

Respecto al paro, el principal problema es que no se reduzca más teniendo en cuenta que hay un millón de puestos de trabajo vacantes, y que la penuria es especialmente fuerte entre los perfiles calificados.

En cuanto al poder adquisitivo, la inflación actual del 2,8% está haciendo fundir todas las ganancias de los últimos años.

A estos datos, prosigue Baverez, hay que añadir diversas tendencias de fondo que han empeorado desde que Macron llegó al Palacio del Elíseo. La primera es la balanza comercial francesa (la diferencia entre las exportaciones y las importaciones), negativa desde principios del siglo XXI, que sigue deteriorándose inexorablemente. El déficit comercial se ha disparado este año hasta los 86.000 millones de euros.

Mientras, la deuda pública alcanza ya el 116% del PIB y la “carrera enloquecida de gastos” seguirá durante el 2022 por razones electorales.

Francia, apunta Baverez, ha sido incapaz de desarrollar una vacuna eficaz contra el coronavirus a pesar de que fue su Instituto Pasteur quien descubrió el ARN mensajero en los 60 del siglo pasado.

De ser un exportador neto de alimentos, hoy Francia debe importar el 20% de sus necesidades.

Mientras, los servicios públicos siguen degradándose, afirma el economista, señalando que en plena quinta ola de la epidemia hay entre un 5 y un 20% de camas de hospital cerradas porque hay un 5% de plazas no cubiertas y una tasa de absentismo profesional del 10%.

Los alumnos franceses empeoran sus resultados en las pruebas Pisa de la OCDE año tras año. El principal punto débil de los alumnos franceses son las ciencias, y pese a esta evidencia, apunta Baverez, las reformas más recientes del sistema educativo han reducido un 18% las horas dedicadas a las matemáticas en la enseñanza secundaria.

Los franceses se sienten cada vez menos seguros y, afirma Baverez, comprar la paz social a base de prestaciones sociales ya no funciona

Los franceses se sienten cada vez menos seguros y, afirma Baverez, comprar la paz social a base de prestaciones sociales ya no funciona.

Sin embargo, un 35% del PIB francés se volatiliza en una serie de ayudas sociales, de subvenciones y de transferencias directas de dinero. El debate en torno a las cuestiones de inmigración y el papel del islam en la sociedad francesa es cada vez más tenso, y un clima de miedo se instala entre la población.

Francia es el país que más prestaciones sociales ofrece a sus residentes (de hecho, concentra el 1% de la población pero el 15% del gasto social de todo el mundo), y su sector público devora más de la mitad del PIB total del país. El estado francés es, según Baverez, «obeso e impotente», y no muestra ninguna capacidad de adaptación a las exigencias del siglo XXI.

Baverez concluye que es necesario repensar totalmente el actual modelo de estado de Francia, lo que deja entender que la Quinta República fundada en 1958 por el General Charles de Gaulle es, según el economista, irrecuperable.

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