El cardenal arzobispo de Valencia, monseñor Antonio Cañizares, ha calificado de humillante la reducción de los aforos en los templos impuesta por la pandemia del coronavirus.
Monseñor Cañizares considera en su última carta semanal que «algunos gobiernos autonómicos se estÔn pasando, y mucho».
El cardenal aƱade que, aunque no sea Ā«polĆticamente correcto denunciarloĀ», cree que Ā«ha llegado la hora en que no se puede callar mĆ”s tiempoĀ».
«¿Se puede, acaso, callar ante las limitaciones de aforos, con nĆŗmeros incluso ridĆculos, a todas luces arbitrarios, injustos, irrisorios e irrazonables en algunas Comunidades Autónomas sin contar con la Iglesia? ĀæNo se estarĆ”n poniendo trabas a un derecho fundamental e inalienable?Ā«, se pregunta el prelado.
«Creo, sinceramente -añade el arzobispo de Valencia-, que en las actuales circunstancias, al menos algunos gobiernos autonómicos se estÔn pasando, y mucho, en cuanto a libertad religiosa se refiere, al rebajar de manera humillante los números permitidos para participar en los templos, en las celebraciones de la Santa Misa».
El arzobispo explica que el domingo 7 de febrero al entrar en la Catedral de Valencia para celebrar la EucaristĆa a las 12.00 horas se la encontró Ā«medio vacĆaĀ». Ā«No llegaba ni por asomo al aforo mĆnimo permitido, sentĆ una gran pena y me invadió un dolor y tristeza grande; casi me puse a llorar, tuve que contener las lĆ”grimasĀ«, explica.
El decrecimiento de fieles afirma que ya lo percibió los domingos anteriores y sabe que es lo mismo que estĆ” sucediendo Ā«en la mayorĆa de las iglesias de la diócesisĀ».
El cardenal encuentra la explicación en que la gente «tiene miedo a contagiarse y a contagiar» y reconoce que él mismo «también» tiene ese temor, pero, a continuación, invita a «no tener miedo» porque, según indica, los católicos necesitan la misa.
CaƱizares se muestra preocupado por que los fieles se vean Ā«despojadosĀ» de la misa y de comulgar, algo que asegura es Ā«primordialĀ» para ellos y, por ello, ha pedido a los sacerdotes que Ā«tengan abiertos los templos todo el dĆa, donde no sea imposibleĀ» y que, Ā«al menos los domingos, multipliquenĀ» el nĆŗmero de misas, aunque acudan pocos.