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China empieza a perder el pulso 

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El crecimiento de la República Popular de China está siendo lastrado por las tensiones comerciales acaecidas en los últimos meses. El crecimiento, la peor cifra trimestral desde marzo de 1992 (cuando se comenzaron a registrar oficialmente estos datos), se ralentizó con respecto al 6,4% y 6,2% registrados en el primer y el segundo trimestre de este año, algo previsto por los analistas, que sin embargo pronosticaban que la desaceleración fuera algo menor, de un 6,1% para este periodo.

A pesar de su notable crecimiento, la revisión a la baja de la evolución del PIB es producida principalmente por los efectos de la guerra comercial con Estados Unidos y otros factores como una menor demanda interna por las medidas para reducir la deuda. A pesar de estos resultados, Pekin no considera alarmante el informe puesto que se encuentra dentro del objetivo establecido (horquilla de entre un 6% y un 6,5%).

La inversión en activos fijos se incrementó entre enero y septiembre un 5,4% interanual, el mismo dato que el registrado el año pasado durante este periodo. Además, la inversión en el sector inmobiliario aumentó un 10,5% entre enero y septiembre, por encima del 9,9 % registrado en el periodo enero-septiembre de 2018. Otro dato destacado es la producción industrial, que aumentó un 5,6% interanual en los tres primeros trimestres de 2019, un crecimiento un 0,8% menor que el registrado en el mismo periodo del año anterior.

Mao Shengyong, portavoz de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), ha explicado a la prensa que la economía ha seguido creciendo en un rango «generalmente estable» y que la estructura económica se está «optimizando constantemente». Pese a los ajustes estructurales y las presiones bajistas, China «seguirá inquebrantable» en la profundización de sus políticas de reforma y apertura, y tratará de estabilizar áreas como el empleo, el sector financiero, el comercio exterior y la inversión, añadió.»Pero debemos ver que la situación doméstica e internacional es todavía complicada, grave. El crecimiento global sigue a la baja y hay incertidumbres externas a la vista», advirtió.

Según los últimos pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el país asiático crecerá un 6,1% este año y un 5,8% el que viene, una y dos décimas menos, respectivamente, que lo previsto en julio, y por debajo del 6,6% de 2018.

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