¡Corre, que el aire vuela! Las ideas se escurren por las rendijas de la existencia a más velocidad que tus exhalaciones por tus cavidades laríngeas. Más hoy, que todos los carentes de ideas –que son casi todos– van en busca de ideas, como las serpientes que se enroscan por el cuerpo nauseabundo de sus víctimas para estrangularlas, o las sanguijuelas que les chupan la sangre. ¿Te has fijado en esos que van de guais? Dicen que son “cazadores de ideas”, porque queda mejor que decir que están carentes de ellas y necesitan refrescar sus entrañas intracerebrales, como el corazón les pide oxígeno. Por eso te roban las tuyas mientras ellos se forran de billetes de los buenos, y te dejan en calzones… ¡en la plaza pública, ya me dirás!
Hazme caso, no te dejes amilanar por la causticidad del ambiente. Aspira hondo, y muévete rápido. Coloca cuanto antes tu idea donde corresponda, y si no te dejan, busca inmediatamente otro destino para tu recreación, sin pararte, como la bola que va haciendo carambola tras carambola, pues ya ves que por el camino, mientras tú vas buscando cómo darla a conocer, el ave de rapiña que te vigila desde la alzada que le permiten los nubarrones (esos que anuncian diluvios y tempestades), va tratando de chorizarte la bola ante tus propias narices y las del público asistente.
Ya sabemos: dinero, sexo, poder… Los ídolos de hoy.
La gente, esa pobre masa depauperada por la inquina política que solo busca mantenerse en el poder por un mísero plato de lentejas, esa pobre gente –los políticos primero– va perdida, errante como un cangrejo avanza y retrocede y gira y que te gira por las arenas movedizas del desierto de la muerte. Lo hacen mientras vagan tratando de exprimirte con semánticas que esconden la Verdad y todo lo que tienen a mano: “maternidad subrogada” (que no tiene de maternidad ni la sangre de la sangre de la que te parió), por vientres de alquiler; “interrupción voluntaria del embarazo” (que no tiene de voluntaria ni el nombre, y que no es interrupción, sino asesinato), por aborto; “políticas familiares”, que son ingenierías sociales… ¡los nuevos artilugios de sometimiento para la dominación humanos! Entonces y solo entonces es cuando te vienen ocultos los cobardes ocultos a chuparte toda la sangre que pueden, mientras tú duermes la mona del bienestar. Ya sabemos: dinero, sexo, poder… Los ídolos de hoy.
¿Qué sistema siguen los dominadores? Fíjate en lo que dice George Orwell: “No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace una revolución para establecer la dictadura”. Lo sentencia en su distópico tratado de la modernidad (“1984”), unos cuantos añitos antes de que la modernidad llegara (1949)… porque él ya la vivía a su manera (por usar las palabras de la famosa canción “My way”, popularizada por Paul Anka, sin ser del todo exactamente suya ni la letra). Es así como vivimos hoy, arrastrándonos a pedazos. Desde “arriba” nos cortan el pastel a trocitos, y nosotros tratamos de tragar a ciegas las migajas que nos llegan a las manos tras caer de la mesa… como que antes de llegar a acertar en metérnoslas en la boca, ya ha pasado alguien por ahí y nos las ha birlado.
Por eso, te digo: muévete rápido, amigo, amiga del alma. Este mundo nuestro revienta. Sé flexible, como el agua se amolda a cualquier recipiente; que tu esencia sea el amor. Solo el que así sea sobrevivirá. Más aún, cuando todo caiga, todos acudirán a él. Pero antes, no olvides que el movimiento se demuestra andando. Pues es muy fácil quejarse; lo difícil y que marca la diferencia porque es lo que realmente tiene valor, es que te saques las manos de los bolsillos y te impliques en el fregado; somos por ahora solo unos pocos que vamos dándole al paño.
No pierdas el tiempo discutiendo y peleándote con el que busca guerra. Ignóralo. Tú cumple con tu cometido (lo que tienes a mano) y sigue adelante, hacia donde la brújula te marca el Norte; no te desvíes más que para darle a la bola. Busca a la oveja depauperada que anda descarriada sin hacer ningún mal a nadie; no la dejes tirada en la cuneta –podrías ser tú–, y haz por ella y con ella lo que te gustaría que hicieran por ti y contigo. ¡Olvida al entrometido tocatodo! ¡Dale al paño! Son aún muchos los que malviven encantados con las argucias que los medios de comunicación vendidos al diablo les brindan (y encima, pagando) píldora a píldora, como si fueran las palomitas en oferta del chiringuito del cine del barrio, antes de la película del sábado tarde… hasta que llega “el final de película”, que llegará. Créeme.
Es lo más que puedo hacer por ti: avistarte de que el tiempo apremia, y hacerte entender por las buenas que debes pañear, “astuto como serpiente y sencillo como paloma” (Cfr. Mt 10,16), antes de que ya no haya nada que hacer. El tiempo se acaba. Por tanto, amigo, amiga del alma, ¡corre!, ¡vuela!, ¡pañea!
Busca a la oveja depauperada que anda descarriada sin hacer ningún mal a nadie; no la dejes tirada en la cuneta –podrías ser tú– Share on X