Cada 5 de septiembre, la Iglesia celebra la memoria de Santa Teresa de Calcuta, una mujer que vivió el Evangelio con una radicalidad desarmante. En su figura sencilla y luminosa encontramos algunas enseñanzas que puede orientar a las familias que desean vivir su fe con autenticidad.
Como católicos, no celebramos simplemente la vida de una persona buena, sino de una santa: una mujer que, unida profundamente a Cristo, fue capaz de tocar lo más profundo del sufrimiento humano con el amor de Dios.
Santa Teresa no fue una activista ni una filántropa; fue una mística, una enamorada de Jesús que supo descubrirlo en los más pobres entre los pobres.
En este artículo queremos invitarte a redescubrir el llamado a la santidad en medio de lo cotidiano, iluminados por cinco frases de esta santa de nuestro tiempo.
1. «El amor empieza por casa»
¿Cuántas veces soñamos con cambiar el mundo, con tener un impacto grande y visible, olvidando que el primer campo de misión es nuestro propio hogar?
Santa Teresa nos recuerda que la primera vocación de una familia es amarse, ser testimonio vivo del amor de Dios en lo cotidiano: en los pañales, en las tareas escolares, en los conflictos conyugales, en la mesa compartida…
¿Estamos realmente amando a quienes Dios ha puesto más cerca? ¿O nos excusamos con la “falta de tiempo” para no entregarnos con ternura y paciencia a los nuestros?
2. «No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor»
¡Qué alivio escuchar estas palabras siendo padres! Entre biberones, jornadas laborales y noches sin dormir, es fácil sentir que nuestras acciones no tienen valor. Pero para Dios, cada pequeño gesto hecho con amor es eterno.
Cambiar un pañal con ternura, preparar una cena con cariño, escuchar con atención al cónyuge después de un día difícil… todo eso tiene un peso infinito si lo vivimos como ofrenda a Dios. Santa Teresa nos anima a ver lo invisible, a descubrir que lo pequeño, vivido en el amor, se convierte en semilla de Reino.
3. «La paz comienza con una sonrisa»
El mundo necesita paz, pero la paz empieza en casa. ¿Cómo tratamos a nuestros hijos cuando se equivocan? ¿Cómo hablamos con nuestra pareja cuando estamos frustrados? ¿Qué clima se respira en nuestro hogar?
Una sonrisa, esa herramienta tan sencilla y tan olvidada, puede cambiar el rumbo de un día entero. Puede desactivar una discusión, calmar a un niño ansioso, mostrarle a un adolescente que es amado. La sonrisa de mamá o papá, ofrecida incluso cuando uno está cansado, es profecía de paz.
4. «Si quieres cambiar el mundo, ve a casa y ama a tu familia»
Esta frase es casi un manifiesto para las familias cristianas. En lugar de caer en la frustración por no poder “hacer más”, Santa Teresa nos reubica: tu hogar es tu misión principal.
Desde ahí, con fidelidad y alegría, se construye una Iglesia viva, una sociedad distinta.
Amar a la familia no es “hacer menos”, es ser el fundamento sobre el cual se edifica todo lo demás. Y en ese amar, está Cristo presente, modelando el corazón y preparando almas para el Cielo.
5. «La santidad no es un lujo para unos pocos, sino un deber para todos»
¡Qué poderosa llamada! Santa Teresa baja a tierra: la santidad es para ti, joven madre, joven padre, trabajador, ama de casa, estudiante, enfermo….
Dios no nos pide perfección, sino fidelidad. No nos exige hazañas, sino amor cotidiano. En las alegrías y luchas de la vida familiar, estamos llamados a ser santos. No mañana, no cuando los niños crezcan, no cuando todo sea más fácil: hoy.
Este 5 de septiembre, día de Santa Teresa de Calcuta, no lo dejes pasar como una fecha más.
Detente. Reza en familia. Mira a los tuyos y dale gracias a Dios por tu primera misión.
Y si sientes que a veces no puedes más, recuerda que Dios no llama a los capacitados, sino que capacita a los que llama.
Termina tu día con una oración sencilla:
«Señor Jesús, como Santa Teresa, quiero amarte en lo pequeño. Enséñame a descubrirte en mi hogar, en mis hijos, en mi esposo/a. Que el amor comience hoy, aquí y ahora.»
Porque el amor empieza en casa, y desde allí, con Dios, puede transformar el mundo.
