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El feminismo reivindica a la mujer bruja

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Tenía que llegar. Tras la deriva favorable a la exhaltación de la muerte y lo oscuro -valga como ejemplo la imposición del Halloween en culturas hasta ahora ajenas a este fenómeno- y la aparición en películas y series -cada vez más- de brujas y personajes oscuros que asumían roles protagónicos y no precisamente negativos, el movimiento feminista hace suya la reivindicación de lo oscuro reivindicándose como descendencia directa de la brujería.

Esta semana pasaba en Bélgica, con el idioma de la Revolución Francesa y de Mayo del 68 se leía un manifiesto firmado por doscientas mujeres, principalmente francesas artistas, intelectuales, políticas, etcétera,

La bruja como símbolo feminista

En el Journal de Dimanche y en Le Soir (Bélgica) se reivindicaba la figura de la bruja como símbolo feminista. Se sostiene en el texto que se trata de una figura que representa la fortaleza de la mujer, y no su aproximación a la parte oscura del ser.

Además, se ensalza esta figura por «su capacidad indómita de desafiar todas las reglas» y por haber sido «perseguidas» durante siglos por el hecho de ser mujeres, según el texto, «fuera de las normas establecidas». Parece ser que no se da importancia a que ese estar fuera de las normas implicara la magia negra, el sentido negativo del ser humano y la oscuridad.

Entre las firmantes están la secretaria de Estado por la Igualdad del Gobierno francés, Marlène Schiappa; la cantante Charlotte Gainsbourg; la actriz Muriel Robin; la dramaturga estadounidense Eva Ensler, o la cofundadora de Femen, Inna Schvchenko, que declaran reconocer en las brujas a las protagonistas a veces de forma involuntaria de una de las luchas más largas de la historia: la de la igualdad y los derechos de las mujeres,

El texto contempla a las brujas como “aquellas que no se someten al poder de los hombres”, curiosa actualización la que hacen las firmantes y entre ellas se arrogan la legitimidad de representar a: «mujeres sin hijos, viudas, sin maridos, mujeres cargadas de sexualidad, mujeres viejas cuyos años acumulan sabiduría e independencia… mujeres en definitiva que desafían y desafiaron las normas de los hombres».

La iniciativa ha sido lanzada por la guionista Coralie Miller y la política y economista Sandrine Rousseau, quienes recuerdan que las cazas de brujas han sido un ejercicio de pura misoginia y que hoy, según ellas, tendría su continuación en los feminicidios. Una manera tosca de rescatar la historia y asemejarla a las reivindicaciones particulares.

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