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Eutanasia impuesta: La muerte del Estado de Derecho

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Archie ha sido condenado a muerte mediante la Eutanasia impuesta y, con él, se confirma la muerte del Estado de Derecho.

El pasado sábado 8 de Agosto, esta vez con menos revuelo mediático que los casos de Alfie Evans o Charlie Gard, el pequeño Archie fue desconectado del respirador que lo mantenía con vida por orden judicial y contra la voluntad de sus padres.

La justicia británica lo ha vuelto a hacer. Dejar morir a un niño de 12 años, impidiendo cualquier cuidado. La Eutanasia impuesta no es sino la muerte del Estado de Derecho.

¿Cómo puede un Estado pisotear la voluntad de unos Padres que quieren seguir cuidando de su hijo, la de unos médicos que quieren hacerlo (el/los centros dispuestos a recibir a Archie para seguir con sus cuidados), y plegarse a dejar morir por asfixia a un crío de 12 años?

Por supuesto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha puesto de perfil, indicando que no tienen capacidad jurídica de actuar ante tan vil crimen, amparado en una legislación y jurisprudencia retrógrada utilizada para eliminar a quien no tiene capacidad de defenderse.

Eutanasia Impuesta. La muerte del Estado de Derecho
La Eutanasia impuesta al joven Archie representa la muerte del Estado de Derecho.

 

Como escribe Aldo Rocco Vitale, «con la muerte de Archie Battersbee, como con la de aquellos que sufrieron un destino similar, sellamos no solo el fin de un ser humano, tragedia que en sí misma merecería su propia tristeza, sino también el fin del Estado de Derecho, es decir, de aquella concepción del Estado y del Derecho según la cual la persona es una entidad moral anterior y superior, que no puede ser subordinada al poder estatal más allá de ciertos límites, al menos no hasta el punto de hacer que el Estado ejerza sobre ella un ius vitae ac necis absoluto».

El Estado de Derecho deja así de ser una expresión de la protección de los más débiles de la sociedad, como figura de la naturaleza humana encarnada en la relacionalidad, para convertirse en un instrumento de formalización jurídica de su supresión técnica y médica, cuando se convierten en una «carga» para la sociedad.

La Eutanasia impuesta es un mecanismo de eliminación de personas discapacitadas, al mas puro estilo hitleriano (con su correspondiente disfraz judicial) contra el que el propio Comité de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU ha emitido duros informes, especialmente en el caso del Reino Unido.

Concluyó dicho comité estableciendo que: «el proceso de toma de decisiones de sustitución aplicado en relación con la terminación o la suspensión del tratamiento y los cuidados de mantenimiento de la vida es incompatible con el derecho a la vida de las personas con discapacidad como miembros iguales y que contribuyen a la sociedad».

Sin duda, son casos que ponen de relieve la vuelta a un feudalismo posmoderno en el que ahora, los nuevos señores feudales que se arrogan para si el derecho a decidir sobre la vida y la muerte, visten con toga y puñetas. y defienden a quienes imponen la Eutanasia en los parlamentos de occidente.

Daniel Fernández

Asociación Cristianos en Democracia.

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