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Fiducia supplicans: ¿Dos Iglesias?

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Que la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe Fiducia supplicans ha generado confusión, es una evidencia a la luz de los hechos, y la confusión conduce necesariamente al desorden y al desconcierto, y claro, todo esto conduce al error, a los errores.

La  nota posterior de la propia Congregación intentando aclarar los términos iniciales -pésimo e infrecuente síntoma- más bien ha aumentado el desconcierto. En realidad, solo hay dos posiciones que la acepten sin dificultad de entendimiento.

Uno es el de los defensores del reconocimiento de la práctica homosexual como algo validado por la Iglesia, en la tarea política del homosexualismo político de buscar su reconocimiento en todos los órdenes, incluido en el mundo europeo, el único gran bastión adverso, la Iglesia Católica.

El otro es el de los fieles de muy buena fe, que se empeñan en leer lo que la nota no dice: que la bendición se refiere solo a las personas, en lugar de bendecir el enlace, que es lo que realmente establece Fiducia, como un método para el sacerdote que, salvando las distancias, parece inspirado en el que aplicaba el Ejército de Estados Unidos en relación con los homosexuales desde 1993 hasta 2011: “Don’t ask, don’t tell” (No preguntes, no digas).

Una de las consecuencias más graves de todo esta confusión la expresa con claridad la carta firmada por el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa, como presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), en la que deja sentado que los obispos africanos no practicarán las bendiciones a parejas homosexuales. Ambongo comenta las razones bíblicas que condenan la homosexualidad. El Papa ha autorizado la negativa de los obispos africanos.

Este hecho contiene dos graves precedentes que causan un gran desorden. Primero, nunca los obispos de todo un continente, precisamente aquel donde la Iglesia crece de una forma más importante, se habían pronunciado rechazado una declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es un hecho de rango histórico de una inusitada gravedad. Nunca el Papa había aceptado tal discrepancia. Es necesario que se nos explique cómo esto es posible y, si cabe, relativizar el mandato único de la Iglesia en razón de determinadas especificidades culturales, como se quiere dar a entender en este caso, porque entonces el mal, el relativismo sería mayor. La doctrina de la Iglesia se aplicaría no universalmente, sino en función de la cultura dominante en cada región del mundo (criterio, por cierto, que el gobierno chino debe compartir).

Hay más. Estamos ante dos mundos católicos confirmados doctrinalmente. Por una parte, la vibrante, y en expansión, Iglesia africana; por otra,  la parte de la Iglesia alemana que ya practicaba la bendición de las parejas homosexuales contra la norma de la Santa Sede. Una Iglesia en absoluta decadencia de fieles y vocaciones, con contadas excepciones. ¿Dónde está la unidad católica en todo esto?.

La existencia de dos doctrinas, en una cuestión nada menor de la concepción doctrinal y moral de la Iglesia, choca con el concepto  de ser ella  “Cuerpo de Cristo” (CIC 156), de ser “una” (CIC 161). “La Iglesia es una porque tiene como origen y modelo la unidad de un solo Dios en la Trinidad de las Personas”. (…) “La Iglesia tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una única sucesión apostólica, una común esperanza y la misma caridad”.

Pero, ¿cómo resulta compatible que en una parte del mundo se rechace de plano la bendición de parejas homosexuales y en otra parte incluso se la ensalce? Son los problemas de la confusión, que requieren una adecuada respuesta del magisterio pontificio, que no puede consistir en una respuesta a una pregunta en un programa de televisión.

La tarea pastoral, vista desde la Iglesia a pie de calle de los católicos que intentamos vivir como tales, es saber exponer las verdades teológicas y morales de la manera más clara y convincente posible, en lugar de emplear la razón pastoral para no saber si vamos o venimos.

¿Cómo resulta compatible que en una parte del mundo se rechace la bendición de parejas homosexuales y en otra parte se la ensalce? Share on X

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Silveri Garrell
    19 enero, 2024 16:48

    Curioso que se ponga un «cordón sanitario» a la ordenación de mujeres para el diaconado y no se haya puesto este mismo «condón sanitario» para prevenir matrimonios homosexuales en la Iglesia. Algo no funciona pues el mando del papa resulta incoherente en cuanto pone barreras para impedir ciertos ajustes y en cambio pone puertas abiertas para otros ajustes menos urgentes.

    Responder
  • La Iglesia está en crisis, el Papa está obligado a restablecer la doctrina de la fe. El matrimonio homsexesual es una entelequía porque no es un matrimonio, en todo caso podrá ser una conveniencia legal de mutuo acuerdo, de carácter civil. La Iglesia no tiene nada que ver, y la naturaleza del matrimonio eclesiástico tampoco.
    No se trata de homofobia como algunos quieren encubrir el legítimo derecho de opinión de los católicos. Como personas libres, tienen el derecho de hacer de su vida lo que les parezca conveniente, pero no imponer su doctrina a los que no piensan como ellos. Ni descalificar a los que no coinciden con sus visión subjetiva del matrimonio católico. Solo hay un matrimonio católico de toda la vida. Es un sacramento y una finalidad: crear una familia.

    Responder

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