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La Santa Cinta de la Virgen: tesoro de fe y tradición en la Catedral de Tortosa

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Entre las curiosidades del patrimonio católico español de profunda significación, se encuentra la Santa Cinta de la Virgen, custodiada en la Catedral Basílica de Santa María de Tortosa, en la provincia de Tarragona.

Esta singular reliquia no solo tiene un valor histórico y artístico, sino que es, ante todo, un símbolo vivo de fe, esperanza y protección maternal.

Un regalo del cielo

Según la tradición, la noche del 24 al 25 de marzo del año 1178 —fecha en la que la Iglesia celebra la Anunciación del Señor— la Virgen María se apareció a un canónigo de Tortosa, un hombre piadoso cuya identidad no ha quedado registrada pero cuya experiencia marcó la historia religiosa de la ciudad.

En esta aparición mariana, la Madre de Dios le entregó la cinta que ceñía su cintura.

Este gesto tan íntimo y simbólico se interpreta como un regalo de consuelo, de cercanía, y de intercesión directa de María con sus hijos.

A diferencia de otros cíngulos marianos conservados en el mundo cristiano, como los de Prato (Italia) o Vatopedi (Grecia), que habrían pertenecido a la Virgen en vida y se transmitieron entre generaciones, la Santa Cinta de Tortosa tiene una naturaleza completamente distinta: proviene de una aparición mariana posterior, lo que la convierte en una reliquia única en su género.

La reliquia y su historia

La cinta original, tejida a mano con seda blanca e hilo de plata, estaba dividida en dos fragmentos.

El más pequeño, de aproximadamente 20 centímetros, es el que se conserva actualmente en la catedral.

El relicario mayor, una pieza de gran valor histórico datada en 1619, desapareció durante los estragos de la Guerra Civil Española.

El relicario menor fue milagrosamente recuperado en julio de 1939 y es el que hoy se expone a la veneración de los fieles.

En 2017 se extrajo de la reliquia principal un minúsculo fragmento que fue colocado en un nuevo relicario llamado de la Lazada, diseñado específicamente para ser llevado a los enfermos.

Esto ha permitido que la gracia atribuida a la Santa Cinta alcance a quienes más la necesitan, especialmente en momentos de debilidad o sufrimiento.

Quienes visitan la capilla donde se custodia esta reliquia el día de la fiesta —el primer domingo de septiembre— y oran ante ella, pueden alcanzar indulgencia plenaria, siempre cumpliendo las condiciones acostumbradas de confesión, comunión y oración por las intenciones del Papa.

Advocación materna y protección de la vida

La Santa Cinta ha sido venerada durante siglos especialmente por mujeres embarazadas o aquellas que deseaban concebir, convirtiéndose en una poderosa intercesora por la vida.

No es casualidad que, desde el siglo XVII, reinas de España hayan solicitado la Santa Cinta como protección durante sus embarazos.

En 1629, Felipe IV pidió la reliquia en previsión del nacimiento de su hijo, el infante Baltasar Carlos. Más tarde, en 1709, durante el reinado de Felipe V, y también en los partos de Isabel II y en el nacimiento del futuro Alfonso XIII en 1886, la Santa Cinta volvió a hacer su aparición en la Corte.

Incluso en el siglo XX, se registran peticiones de la reliquia para acompañar momentos clave en la vida de la familia real, como el nacimiento del padre de don Juan Carlos I. La devoción mariana ha sido, por tanto, un nexo profundo entre la Iglesia, la monarquía y la vida del pueblo.

Uno de los episodios más extraordinarios ocurrió durante un traslado de la reliquia en 1635.

Al pasar por el pueblo conquense de Villar de Cañas, la campana de la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza comenzó a sonar sin que nadie la tocara.

Se interpretó como un saludo sobrenatural a la presencia de María en su advocación de la Cinta, reforzando la percepción de que esta reliquia no es solo un símbolo, sino una fuente de milagros.

Fiesta, devoción y peregrinación

La devoción a la Virgen de la Cinta no se limita a Tortosa. Se ha extendido por toda España, desde Barcelona hasta Huelva, pasando por Madrid y Sevilla. En Tortosa, sin embargo, se vive con una intensidad especial.

Desde 1863, la Virgen de la Cinta es Alcaldesa Perpetua de la ciudad, y cada año, el primer domingo de septiembre, se celebran las fiestas mayores en su honor. Son días de júbilo, fe, y memoria, donde lo espiritual y lo cultural se entrelazan.

La Catedral de Tortosa, donde se venera la reliquia, es un lugar imprescindible para cualquier amante del arte sacro y la historia. Además de la capilla dedicada a la Virgen de la Cinta, el templo guarda joyas arquitectónicas de estilo gótico y barroco que enriquecen la experiencia espiritual de la visita.

Datos prácticos para la visita

La Catedral puede visitarse de martes a sábado de 10:00 a 14:00 h. y de 16:00 a 19:00 h. Los domingos y festivos abre de 11:00 a 14:00 h. Las misas se celebran los días laborables a las 18:30 h., y los festivos a las 09:00 h., 11:30 h. y 18:00 h.

Para los que deseen saber más sobre esta devoción singular, el sitio web oficial www.lasantacinta.com ofrece abundante información histórica, espiritual y pastoral.

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