La Ley del ‘solo sí es sí’ ha demostrado la incapacidad del Gobierno de Pedro Sánchez para materializar su ideologización de la justicia de manera consistente.
Esa Ley establece un único delito (agresión sexual) con independencia de si medió violencia o intimidación. Con esta ley, por tanto, lo importante es el consentimiento y si hubo o no acceso carnal. La chapuza sobrevino cuando la ley permitió que se bajara la condena a presos con condena firme. Se cuentan por cientos los favorecidos por una Ley que pretendía lo contrario que ha conseguido.
Ahora, la Ley Trans promete provocar una situación similar. Los expertos ya avanzan severas inconsistencias en la norma e, incluso, ya se ha constituido la primera Asociación de Víctimas de la Ley Trans.
El objetivo de esta asociación, que presenta la Fundación Zaballos, no es solo dar cobertura legal a aquellas personas que puedan llegar a arrepentirse una vez acogidos a la nueva norma, sino también a las leyes autonómicas que desde 2014 se han ido aprobando en muchas comunidades autónomas y que, en muchos casos, comparten la orden de no cuestionar la autopercepción del individuo.
«La asociación ya está constituida, ya está inscrita y tiene un CIF provisional. Estamos terminando la página web y ahora estamos concentrados en tratar de llegar a todas las plataformas críticas, porque nos hemos dado cuenta de que hay que entrar en este asunto antes de que nos encontremos con problemas mucho más graves«, advierte Emilia Zaballos, la presidenta de esta fundación que lleva 27 años defendiendo los derechos constitucionales.
A tenor de lo ocurrido en otros países, donde ya están rectificando sus propias leyes trans, esta abogada está convencida de que las demandas en España también serán una constante. Por ahora, ya hay al menos una joven que ha denunciado a la Sanidad pública —concretamente al Servicio Gallego de Salud— por haberla empujado a un proceso irreversible que empezó con la hormonación y terminó con una doble mastectomía y la extirpación del útero y los ovarios. Su caso no sería el único.
«Habrá un aluvión de denuncias, porque nos consta que hay muchas personas que aseguran que se les lavó el cerebro y que ahora quieren revertir el proceso y no pueden, personas que dicen ‘a mi se me dijo que, porque hacía determinadas cosas, había nacido en un cuerpo erróneo, y me he dado cuenta de que lo tenia en ese momento pues podía ser una crisis de identidad; pero una crisis de identidad no quiere decir que sea transexual'», explica Zaballos, como en la Ley del ‘solo sí es sí’.
En el caso de la joven gallega, Susana Domínguez, años después fue diagnosticada de un trastorno del espectro autista, lo que podría explicar la disforia de género que sentía y que no desapareció ni con la hormonación ni con la cirugía. Precisamente por eso, al igual que la Fundación Zaballos, ella y su madre denuncian la despatologización de lo trans que ya impregnaba la ley gallega y que desde hoy se consagra en toda España, ya que eso significará que muchas personas —y, lo más grave, muchos menores— no tendrán acompañamiento psicológico alguno ni serán diagnosticados de otras patologías que les puedan inducir a error. «Y no te puedes imaginar cómo se ha incrementado el número de suicidios de niños entre 8 y 15 años por las confusiones que les genera todo esto«, lamenta la letrada.
Además, Zaballos también señala a otras posibles afectadas: mujeres maltratadas cuyas parejas o exparejas se cambien de sexo y, por tanto, evitarán que sus casos puedan ser juzgados bajo la Ley de Violencia de Genero, una norma que contempla penas mucho más duras y un trato totalmente diferente al que se les daría si sus casos fueran juzgados como mera violencia intrafamiliar o intragénero.
La Ley del ‘solo sí es sí’ marcó un camino desastroso que promete no tener fin con la Ley Trans.
1 Comentario. Dejar nuevo
La Ley trans es otro bodrio condimentado por unas cocineras-unidas que no saben distinguer un nabo de una patata.