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Cómo nos manipulan

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O al menos lo pretenden de manera sistemática diariamente. Ahora mismo, en las elecciones de medio mandato de Estados Unidos, intentan convencernos de que los demócratas y  Biden han salido bien parados, cuando no victoriosos, a pesar de que han perdido el control de la Cámara de Representantes, y con ello, han debilitado todavía más la presidencia por lo que se refiere a las políticas nacionales, que quedará bloqueada y, en conjunto, sometida a un estrecho marcaje y escrutinio.

También nos informan y reiteran sobre unos cuantos resultados que favorecen la opción abortista, ignorando que la mitad de los estados han legislado en sentido opuesto. La oleada roja, es decir republicana en el caso de Estados Unidos, no se ha producido, pero es que éste es un invento en parte forjado por los demócratas, y en parte asumido por Trump, siempre grandilocuente con su propia figura, pero que en ningún caso se reflejaba en las encuestas. Había y ha habido, eso sí, un crecimiento de los votos republicanos en paraísos demócratas, caso de la elección por la gobernación  de Nueva York, pero era evidente, que este tipo de crecimiento en lugares de predominio histórico demócrata no era suficiente como para variar el resultado final.

Pero, las elecciones en Estados Unidos y la forma de valorarlas son solo un ejemplo. Creo que un caso más extremo es el de la guerra de Ucrania. Existe un patrón informativo que se repite cada día, todos los días. Consiste en presentar al ejército ruso como unos malvados, que se entretienen ensañándose con la población civil y nos muestran imágenes que igual pueden ser ciertas que amañadas. Nunca nos muestran daños en objetivos militares. El escenario que nos ofrece por la parte de Ucrania, que es la única fuente de noticias, es exactamente el inverso. Nunca aparecen imágenes de acciones bélicas que afecten a la población civil del otro bando, a pesar de que las ha habido, y no pocas, y solo nos muestran en el plano bélico éxitos militares, reales o “construidos”.

La guerra de Ucrania nos es mostrada como una película entre buenos y malos, pero lo grave no es este tipo de relato, sino la homogeneidad con que la siguen todos o casi todos los medios de comunicación en España, sean de derechas o progres, al igual que hacen con los resultados electorales de Estados Unidos. Una conciencia realmente preocupada por el ejercicio de la libertad debe sentirse atemorizada ante esta unanimidad.

En el orden interior nos manipula sistemáticamente el gobierno Sánchez. Lo hace al ofrecernos información adulterada, como muestra el último ejemplo del  corte de las imágenes del asalto de inmigrantes a la valla de Melilla, totalmente seleccionado y editado para avalar la tesis del Gobierno, negándose al mismo tiempo a ofrecer la grabación completa. Esto ha sido tan escandaloso que, incluso la Fiscalía General del Estado, siempre atenta a los intereses gubernamentales, en esta ocasión ha solicitado formalmente que le sean remitidas las imágenes completas, dado que en primera instancia el Ministerio del Interior no lo hizo.

Otra  manipulación grave afecta a nuestra intimidad, cuando nos enteramos a través de un informe de la Unión Europea, que España utiliza el famoso sistema de intervención de los teléfonos, Pegasus, a su libre albedrío, sin ninguna norma que lo regule, dejando en manos de los intereses gubernamentales el que nos espíen sin nosotros saberlo. El que esto lo hayan aplicado a una masa de gente partidaria de la independencia, de ninguna manera debería tranquilizarnos, entre otras razones, porque esto ha llegado a conocimiento público, pero ignoramos a cuánta gente más y por otros motivos se viene espiando a través de esta tecnología tan difícil de detectar.

Se nos manipula cuando el gobierno se pasa por el forro las exigencias legales que se derivan de la legislación sobre la transparencia, cuando no rinde cuentas de  sus actuaciones, por  importantes que sean, como lo sucedido durante la primera y la segunda oleada de la pandemia, o ahora mismo, con la situación de los fondos New Generation, donde pesa el más absoluto oscurantismo.

Todo esto son aspectos concretos de un enorme problema que nos rodea, el de la manipulación que los poderes públicos y los grandes medios privados nos aplican, sin que tengamos claros defensores y, por tanto, seamos ciudadanos indefensos, porque una gran parte del periodismo, que en teoría es la garantía de nuestra libertad informativa, practica el mismo juego en función de sus intereses ideológicos y económicos. El hecho de que el primer anunciante en España sea el gobierno del Estado es sencillamente escandaloso. Debería ser motivo de debate en el Congreso, y de seguimiento de cómo se aplica este caudal de dinero en los medios. No es nada extraño abrir hoy unos periódicos determinados y encontrarnos con páginas y páginas enteras de publicidad oficial. Esto no tiene otro sentido, más que alimentar a la prensa para hacerla dócil.

La pregunta es esta: ¿Cómo y qué debemos hacer para liberarnos de esta manipulación que intenta convertirnos, no ya en súbditos, que siempre pueden conservar su independencia de criterio, sino en simples autómatas, que siguen miméticamente las consignas del poder.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • La penúltima manipulación mediática, en torno al delito de sedición, ha consistido en argumentar que el código penal español debe homologarse al de otros países europeos.
    Falta la exposición objetiva en los grandes medios de comunicación, una exposición a cargo de al menos media docena de especialistas en Derecho Comparado. Para que al menos un 20% de la población con derecho a voto sepa la verdad de las cosas. Pero este gobierno hace tiempo que sabe que una inmensa mayoría del pueblo traga con todo lo que le echen.
    Otro paso más en el desmontaje a cámara lenta de España, todo un orgullo para los votantes. anticristianos pro eutanasia, pro leyes de género, pro ampliación del aborto, pro igualdad a cualquier precio, bastantes pro ley Trans, pro animalismo, etc.

    Pero eso, escuchar debates serios en torno a temas que reclaman formalidad, sería mucho pedir a un gobierno cuyo jefe carece de escrúpulos en una España cada vez más subvencionada y sin agallas morales.
    El objetivo final es desmontar España, su verdadera historia, porque a la España católica que evangelizó medio mundo se la teme y se la odia con toda la fuerza imaginable. La sed atea o anticatólica de vilipendiar y/o destruir España se remonta a 1518 y en el siglo XXI cuenta con la ayuda magnífica de dos grupos de españoles: quienes son activos en el proceso de desmantelamiento y aquellos que ven su lenta desaparición con indiferencia.

    El pasado de España, la familia cristiana, el catolicismo son lastres que, para los capitostes del odio, deben pasar al olvido.

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  • Messerschmidt
    15 noviembre, 2022 19:03

    ¡Cuánta razón tiene Ud. Sr. Miró! Puedo dar testimonio de manipulaciones semejantes en Alemania. Tres ejemplos.

    La voladura de parte del gasoducto ruso-alemán «Nord Stream 2» en el Báltico es atribuida por los medios de comunicación y por el gobierno a los malvados rusos. Ahora bien, no ha habido investigaciones conjuntas entre los gobiernos afectados de la zona (Dinamarca, Suecia, Alemania). Los resultados de dichas investigaciones no coordinadas han sido declarados secretos. Sólo se ha reconocido que no hay evidencias. Y pese a ello, la culpa sigue siendo de Rusia…

    El gobierno alemán pretende imponer un límite de 10.000 € a los pagos al contado. La finalidad: suprimir el dinero en efectivo, para poder manipular aún más.

    Las protestas contra la inactividad gubernamental en el tema del clima. Medios y gobierno están azuzando a la población contra los activistas. Se los acusa de dañar obras de arte. Sus acciones no me gustan, pero en Alemania no han dañado ninguna obra de arte, sino sólo ensuciado los vidrios de protección. Se estigmatiza también desproporcionadamente el que de vez en cuando, en acciones realmente aisladas, corten una calle. La finalidad: recortar el derecho de manifestación.

    Y prefiero no hablar de lo que se ha hecho y hace en el tema del virus corona.

    Lo peor es la unanimidad de casi todos los partidos políticos, medios de comunicación y organizaciones cívicas. Los disidentes son simplemente demonizados y criminalizados. ¿Adónde vamos?

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