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Nueva Zelanda deja el PIB y se centra en el bienestar

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El Gobierno de Nueva Zelanda ha sido noticia en todo el mundo al presentar los presupuestos. Jacinda Arden, primera ministra del país, ha dejado claro que quieren dejar los análisis macroeconómicos cortoplacistas hacia un modelo en el que se centre en grandes oportunidades para mejorar el bienestar general de sus 4,8 millones de habitantes. Por este motivo los nuevos presupuestos están basados en cinco prioridades: mejorar la salud mental, reducir la pobreza infantil, abordar las desigualdades que sufren los indígenas maoríes, prosperar en la era digital y transitar a una economía medioambientalmente sostenible y baja en emisiones.

Cuando Ardern lo anunció en el Foro de Davos muchos pensaron que la semilla que había plantado el pequeño reino de Bután —41.000 km2 y 800.000 habitantes— al introducir en sus parámetros económicos el índice de felicidad nacional estaba empezando a dar frutos. Los críticos de Ardern sostienen que en ese cambio hay más retórica que realidad, pero es precisamente en el ámbito del discurso donde reside el primer foco de resistencia al cambio.

«Nadie quiere vivir en un país donde a pesar de un fuerte crecimiento económico hay familias sin hogar, el medio ambiente se degrada con rapidez o las personas con problemas de salud mental no reciben el trato que necesitan», añadió la dirigente laborista. Para establecer las prioridades se utilizó una herramienta del Ministerio de Finanzas llamada «Marco de los estándares de vida», basada en parámetros como la identidad cultural, el medio ambiente, la vivienda, los ingresos, el consumo y las conexiones sociales.

Para financiar el giro hacia el bienestar, Ardern dio instrucciones a sus ministros para que identifiquen áreas en las que se puedan hacer recortes y elevó el límite de la deuda neta del 20 al 25% del PIB, lo que ha sido criticado por la oposición conservadora. La búsqueda del bienestar en el presupuesto se aplicará a los «nuevos gastos y no a todo el presupuesto de forma integral«, precisó a Efe el expresidente del Banco Central de Nueva Zelanda y profesor de Economía de la Universidad Victoria, Arthur Grimes. «Esto es importante saberlo porque los nuevos gastos son una pequeña parte del presupuesto», indicó.

En los últimos años, con una marcada recuperación económica en España, se ha demostrado como el crecimiento económico no tiene porqué estar siempre unido a un mayor nivel de bienestar en la sociedad. Tras cinco años de un buen incremento del PIB, por encima de la media europea, España está liderando al mismo tiempo los peores resultados en cuanto desigualdad social.

Siguiendo esta corriente de mostrar una economía alternativa, centrada en el desarrollo social y del bienestar, la asociación E-Cristians pidió al Gobierno de España y a la Unión Europea de no tomar el PIB como único instrumento macroeconómico para mejorar. El escrito, además, fue enviado a la Secretaría de Estado de la Santa Sede y a la Comisión Pontificia de Justicia y Paz.


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