España lleva años viviendo en una aparente calma espiritual. Una calma fruto del cansancio, del escepticismo y de la secularización. En esa quietud artificial, el país se ha acostumbrado a hablar de Dios en voz baja, a relegar lo sagrado al ámbito privado, a convivir con la idea de que la fe es un vestigio que debe esconderse. Sus élites culturales y mediáticas daban por hecho que la religión se había retirado definitivamente.
Pero esa calma era engañosa.
Bajo las cenizas quedaba un rescoldo.
Y el rescoldo ardió de repente el 19 de noviembre, cuando más de quince ciudades españolas amanecieron cubiertas de marquesinas, vallas y carteles donde aparecía un Cristo viril, regio, coronado y solemne junto a un lema que nadie esperaba ver en la España de 2025:
Te guste o no, España es una monarquía. ¡Viva Cristo Rey!”
No era un mensaje ambiguo. Tampoco era estético sin más.
Era una proclamación pública, clara, sin matices, sin pedir permiso. Y ese gesto bastó para descolocar a los guardianes del laicismo que creían haber expulsado del espacio público cualquier referencia al reinado de Cristo.
Lo que no sabían —y lo que explica la potencia real de esta acción— es que no se trataba solo de una campaña de marquesinas. No era un acto publicitario suelto ni un golpe visual simbólico. Era solo la punta visible de un proyecto mucho más profundo y coherente: la presentación del Equipo de Supervivencia Espiritual de la asociación Rescoldo Hispánico.
Es decir:
La campaña en la calle es el altavoz.
El kit es el contenido.
Y la misión, el fuego que quiere prender.
Una campaña que no busca vender un mensaje, sino despertar conciencias
A primera vista, cualquiera podría pensar que Rescoldo ha lanzado una campaña provocadora para “hacer ruido”. Pero basta mirar un poco más para entender que no hay marketing vacío detrás. Lo que buscan, como explica Luis Zayas, portavoz de la asociación, es:
Volver a poner a Cristo en el lugar que le corresponde: el centro de las familias, de la vida personal y de la vida pública.”
No es casual que esta acción llegue en el centenario de Quas primas —la encíclica donde Pío XI instituyó la fiesta de Cristo Rey— y en el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, donde se proclamó la divinidad de Cristo frente a las corrientes que querían reducirlo a un mero maestro moral.
Rescoldo ha querido recordar estos dos aniversarios con un mensaje directo:
Cristo no es una idea. Cristo es Rey. Y su reinado no se negocia.
Los carteles han provocado titulares, debates y polémicas. Pero la verdadera intención era más honda: abrir una puerta a todos los que, al ver la imagen, sintieran que ese Cristo soberano reclama un lugar en sus vidas.
Esa puerta es el kit.
El Kit de Supervivencia Espiritual: la parte que miles no ven, pero que sostiene toda la misión
La presencia pública de Cristo Rey en los carteles solo tiene sentido porque detrás hay un instrumento concreto para llevar esa proclamación a la vida real: el Equipo de Supervivencia Espiritual.
¿Qué es?
No es un souvenir.
No es un objeto decorativo.
No es un “producto religioso”.
Es —como lo describen ellos mismos— una caja para iniciar un combate, el combate interior que decide quién reina en el corazón.
El kit contiene:
- Una imagen original del Sagrado Corazón de Cristo Rey (25 cm, 2,5 kg), fruto de más de un año de trabajo artístico.
- Una chapa bendecida del Sagrado Corazón para la puerta: signo clásico de protección y de identidad cristiana.
- Un detente para el coche o el bolso.
- Un certificado familiar para formalizar la entronización del Sagrado Corazón en el hogar.
- Un vademécum devocional ampliado con historia, oraciones, promesas, prácticas y cantos.
- Acceso a material audiovisual catequético de obispos y sacerdotes.
Todo ello está disponible a través de su web:
https://sagradocorazon.rescoldo.org
El objetivo es claro:
Que miles de familias pasen de ver un cartel en la calle a entronizar a Cristo en su casa.
La campaña sin el kit sería ruido.
El kit sin la campaña sería invisible.
Juntos forman una operación espiritual completa.
Una batalla real, pero no de armas
En su web, Rescoldo habla de una “batalla real”. Preguntamos a Zayas qué significa exactamente. Su respuesta es luminosa:
“El corazón es el campo de batalla entre el bien y el mal.
No hablamos de una metáfora política,
sino de la lucha interior entre la verdad y la mentira,
entre la apertura a Dios y el repliegue sobre uno mismo.”
La palabra “batalla” puede incomodar a algunos. A ellos Zayas les recuerda lo esencial: la fe cristiana nunca ha tratado de evitar esa palabra, porque la vida espiritual es una lucha continua contra las fuerzas que nos arrastran al egoísmo, la indiferencia y el pecado.
Y aunque muchos creen que esta batalla pertenece al pasado, Zayas insiste:
Es una batalla que no acabará hasta el final de los tiempos.
Y en ella estamos implicados todos.”
Ahí está la raíz del kit: preparar hogares para resistir esa batalla, para vivir en gracia, para recordar físicamente cada día quién es el Señor.
El sentido de entronizar a Cristo en el hogar
Algunos creen que colocar una imagen en casa es algo simbólico o incluso anecdótico. Para Rescoldo, es exactamente lo contrario.
Zayas lo explica con nitidez:
“La batalla está ganada. Cristo ha vencido.
Pero Él todavía no ha manifestado plenamente su victoria,
y muchos no se han adherido a ella.”
La entronización no cambia el resultado final; cambia nuestra participación en esa victoria. Cada familia que entroniza a Cristo reconoce públicamente que Él es su Señor. No es un gesto privado: es una declaración espiritual y práctica.
¿Por qué es tan importante?
Porque —dice Zayas—:
El reinado de Cristo empieza siempre en el hogar.
Ahí se forja la renovación de la sociedad.”
Hoy, que tantas familias viven en tensión constante, que tantos matrimonios sufren, que tantos hijos crecen sin referencias sólidas, la presencia visible del Sagrado Corazón actúa como un recordatorio: Cristo reina aquí.
Una imagen que no se parece a las de ahora —y por eso impacta
Uno de los aspectos más comentados ha sido la estética de la imagen del kit. No representa al “Cristo amable” tan frecuente en el arte religioso actual. Aquí Cristo aparece:
- Fuerte,
- Soberano,
- Sereno,
- Varón,
- Señor.
Zayas lo explica:
Es intencionado.
Hemos seguido la imagen que se proyecta en la Sábana Santa.
Queríamos mostrar a Cristo tal como es:
grave, bello, majestuoso y confiable.”
La realeza se expresa en cada detalle: la corona, el trono, la base con inscripciones clásicas, la llaga visible, los símbolos marianos y josefinos, el guiño hispánico de la Cruz de Santiago.
No se trata de estética por estética.
Se trata de recordar lo que el arte sacro contemporáneo ha olvidado:
que Cristo no es solo un maestro, sino un Rey.
De las marquesinas a los corazones: una misión que apenas empieza
La campaña pública era necesaria: era la forma de romper el silencio.
Pero el kit es lo que permite dar el paso siguiente: del impacto a la conversión.
Rescoldo no se conforma con provocar conversación en redes.
Quiere provocar oración en las familias.
No busca viralidad.
Busca fidelidad.
No quiere “gente que simpatiza”.
Quiere hogares consagrados.
Por eso abren la asociación a todos los que deseen colaborar:
- Rezando.
- Difundiendo la campaña.
- Entronizando a Cristo en su casa.
- Adquiriendo el kit.
- Sosteniendo económicamente la misión.
- Sumándose como miembros activos.
Lo que han hecho —y lo que van a seguir haciendo— tiene la ambición espiritual de los grandes movimientos históricos que han devuelto esperanza en épocas oscuras.
No era una campaña, era una llamada
Muchos lo entendieron mal.
Creyeron que era una campaña impactante.
Un gesto religioso audaz.
Una provocación simbólica.
Pero no.
Era una llamada.
Una llamada a recordar que España no está perdida.
Una llamada a reavivar la devoción al Sagrado Corazón.
Una llamada a proclamar, sin complejos, que Cristo reina.
Una llamada a preparar el corazón ante la batalla espiritual.
Una llamada a que el fuego que arde bajo las cenizas vuelva a prender.
Porque España tiene un Rey.
Y su reinado no es metáfora.
Ni es historia.
Ni es poesía.
Es verdad.
Y ese rescoldo —gracias a esta campaña y a este kit—
ha vuelto a encenderse.










