El Partido Popular recurrió hace 13 años ante el Tribunal Constitucional (TC) la ley del aborto conocida como Ley Aído, que «consagraba» el derecho a abortar sin razón alguna aparte de la voluntad de la madre en las 14 primeras semanas de embarazo. Ahora, ha llegado una sentencia favorable al aborto.
El pasado jueves, 9 de febrero, el pleno del Tribunal Constitucional avaló por siete votos frente a cuatro la totalidad de esa ley del aborto que se aprobó en 2010 durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Una de las declaraciones que ha llamado la atención han sido las del presidente actual del partido que recurrió la Ley, Alberto Núñez Feijoó, que ha aplaudido la decisión del TC de rechazar su recurso.
En declaraciones a los medios de comunicación, el presidente del Partido Popular mostró su satisfacción: «El aborto es una cuestión que afecta en primer lugar a la mujer, a la pareja de esa mujer y tiene aristas morales, éticas, religiosas, filosóficas… es una cuestión poliédrica», ha asegurado Feijóo.
Feijóo ha defendido que «una ley de plazos bien construida es una ley correcta en términos generales, constitucional». «Por tanto es un planteamiento que merece mi respeto. En la España actual es una ley correcta, y también lo es en la Unión Europea», ha subrayado. Las declaraciones de Feijóo confirman que el Partido Popular es un partido manifiestamente favorable al aborto.
Pero, ¿cuál ha sido la reacción de la Iglesia española?
Los obispos: es una «ley ideológica»
Ante la resolución del Tribunal Constitucional, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la CEE ha señalado en un comunicado que esta decisión «permitirá entender el aborto como un derecho, declarando constitucional que haya seres humanos que no tienen derechos, y avalando de este modo una ley ideológica, anticientífica y que promueve la desigualdad«.
El comunicado tilda la norma de «Ley ideológica» y constata que, «esta resolución permitirá determinar, en nombre del materialismo más radical, la eliminación de los seres humanos en la primera etapa de su vida. Es triste que la legislación y la política instauren un darwinismo social al servicio del neocapitalismo más salvaje, en vez de buscar el bien común y la defensa de los más débiles».
El comunicado también tilda la norma de «Ley acientífica» y constata que «recientemente hemos afirmado en el documento El Dios fiel mantiene su alianza que “desde la aprobación del aborto en 1985, los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar aún con más contundencia que negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción es irracional, y afirmar que un supuesto «derecho a decidir sobre el propio cuerpo», una falacia. Si el mundo sigue profundizando en el paradigma ecológico de los cuidados, algún día lloraremos los millones de víctimas que nunca pudieron siquiera ver la luz ni darnos su luz”.
«Ley que promueve la desigualdad -prosigue-, ya que permite que los niños con Síndrome de Down sean abortados hasta los cinco meses y medio. De este modo, el Tribunal Constitucional, que debería ser el garante último de los derechos fundamentales, permitirá atentar contra la vida humana y contra la igualdad de todos. Ante esta decisión, queremos recordar que la vida humana es un don de Dios, de manera que nadie puede disponer de la vida de otro ser humano. “La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, también en el inicial que precede al nacimiento. El hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que lo escruta y conoce todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y que en él entrevé el adulto de mañana, cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el «libro de la vida»” (San Juan Pablo II, Evangelium Vitae nº 61)».
Los obispos de la CEE responsables de las cuestiones bioéticas y de la vida afirman que la historia nos enseña «que cada vez que el ser humano se ha cuestionado la dignidad o el valor de ciertas vidas humanas, por distintos motivos, como por ejemplo la raza, el color de la piel o las creencias, se ha equivocado gravemente. Del mismo modo, es un lamentable error cuestionar la dignidad de la vida humana en función de la edad».
«Como Iglesia, solo podemos ser voz de los sin voz, haciendo resonar el grito silencioso de tantas vidas humanas que claman desde el seno de sus madres, pidiendo justicia para que se respete su derecho a vivir. Esto no significa en ningún sentido abandonar a las mujeres que tienen problemas para seguir adelante con su embarazo. Al contrario, queremos estar a su lado, acogiéndolas y ofreciéndoles una ayuda integral. A su vez, nos dirigimos a aquellas mujeres que han abortado voluntariamente, con el deseo de recordarles que, en el rostro misericordioso de Jesús, encontrarán consuelo y esperanza», concluyen.
La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida está compuesta por monseñor José Mazuelos Pérez, obispo de Canarias como presidente; monseñor D. Ángel Pérez-Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón; monseñor Santos Montoya Torres, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño; monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo emérito de Burgos; y monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo emérito de Alcalá de Henares
3 Comentarios. Dejar nuevo
La Iglesia reaaciona tarde, mal y nunca. Es problema que debería haber sido abordado en los años ochenta del pretérito siglo XX, pero la pereza, la negligencia, la dejadez de los arz/obispos y ¡¡¡Nada digamos del clero!!!,han hecho que nos conduzcan estos mequetrefes del que son franquicia: El Nuevo Orden Mundial, con su Agenda 20-30,a un callejón sin marcha atrás humana, del que sólo se retrocederá por la suplente iniciativa divina. No obstante: Sigan luciendo mitra y ostentando un báculo de menguante significado social, monseñoritos.
Creo que la respuesta de la CEE es muy correcta y clara. Lo que es una pena es que a muchos cristianos no les llegue, o no se difunda de manera lo bastante eficaz entre las comunidades. Todos los medios cristianos, como bien lo hace este, deberían hacerse eco. Sería clarificador para muchas personas que dudan o mantienen posiciones indecisas ante esta realidad tan flagrante.
La nota, emitida por La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida , está bien, pero me parece que es pasar «de puntillas» por el problema más grave que tiene la sociedad española. ¿Por qué no ha sido la Conferencia Episcopal? ¿por qué no se ha leído en todas las parroquias de Españas? La Iglesia cuenta con un medio de comunicación que es la COPE que llega a muchas personas, ¿por qué no hemos oído hablar de esta nota en los informativos, en las tertulias, etc. con insistencia, como hacen con otros temas?
La posición de los obispos me parece tímida (salvo casos aislados como Monseñor Munilla), da la sensación que quieren simplemente salir del paso sin hacer mucho ruido.
A los católicos de «a pie» que tratamos de luchar contra esta barbarie, una vez más, nos desconcierta la posición de nuestros pastores