La agencia de calificación Standard and Poor’s mantiene el rating para España del A-. Esta nota, perdida hasta hace un año a causa de la crisis económica, es una muestra de optimismo respecto al crecimiento de la economía española. La firma prevé que el PIB español cierre este año con una subida en el entorno del 2,2% (al igual que el Gobierno), y un incumplimiento del objetivo de déficit, que debería estar por debajo del 1,3% y la calificadora estima en el 2,2%.
El principal riesgo que apunta S&P son las elecciones generales del próximo 28 de abril y la posibilidad de que tras los comicios el nuevo Gobierno no tenga la fortaleza parlamentaria suficiente. «Mientras que la división política no afecta a las perspectivas económicas directamente, un retraso en afrontar los desafíos de la economía española puede dañar la economía a medio y largo plazo», reza el informe de esta casa de análisis.
No obstante, S&P se muestra confiada en que los próximos gobiernos mantengan la senda de reducción del déficit. Espera que el déficit se sitúe este año en el 2,2% del PIB, pese a que alerta del riesgo de mantener los presupuestos de 2018, pero incorporando el alza de las pensiones o del sueldo de los funcionarios y sin incluir las subidas de impuestos de los presupuestos de Sánchez rechazados por el Congreso.
El adelanto electoral abre un periodo de incertidumbre e inestabilidad parlamentaria que deja en el aire las reformas pendientes y, finalmente, ha sido este factor lo que ha decantado la balanza a favor de la prudencia, en lugar de la subida que algunos analistas pronosticaban.
Ahora bien, la firma de calificación de origen canadiense advierte de que, si la agenda fiscal y la formación de un nuevo Gobierno se retrasa después de las elecciones, la demora podría obstaculizar la capacidad futura de las administraciones para implementar las medidas necesarias para hacer frente a los desequilibrios restantes de España y responder a posibles shocks adversos.
La perspectiva positiva, sin embargo, significa que la agencia podría elevar sus calificación en los próximos 12 meses «si la consolidación presupuestaria continúa en línea con nuestra expectativas actuales, o si España avanza más rápidamente en el pago de la deuda. Un mayor alivio de las tensiones políticas en Cataluña también apoyaría una mejora«, recoge el informe de S&P.
La agencia, que prevé un crecimiento del 2,2% para 2019 en el país, pronostica también «una demanda interna fuerte sustentada en el aumento del consumo privado, y una sólida actividad financiera». Asimismo, destaca los buenos datos registrados en la creación de empleo, si bien señala la necesidad de avanzar en la reducción de la temporalidad, para «incrementar la productividad y la competitividad».
S&P señala que las oportunidades de empleo crecerán, aunque una parte importante de estas oportunidades serán trabajos temporales. La mejora del Salario Mínimo Interprofesional podría causar, además, una reducción en el ritmo de las contrataciones.
Todo ello se produce en un momento especialmente plácido para la deuda pública española. La rentabilidad del bono español ha concluido la semana por debajo del 1,1%, en zona de mínimos de 2016. La prima de riesgo se encuentra en los 108 puntos básicos tras haber cotizado la semana pasada por debajo de los 100 por primera vez desde septiembre.
Los temores a una recesión global, que ya se empiezan a sentir en las perspectivas económicas de los principales organismo internacionales, han provocado que se activen activos refugio como la renta fija. De hecho, la publicación del PMI en Francia y Alemania por debajo de lo esperado ha llevado al bund de nuevo a terreno negativo.