De los 14 mártires del siglo XX en España beatificados entre las personas asesinadas el martes 4 de agosto de 1936, siete lo fueron en la provincia de Valencia: cuatro maristas -uno de ellos francés- en la checa de la calle Sagunto, un postulante –Antonio Arrué Peiró– y un sacerdote –Ricardo Gil Barcelón– de la pequeña obra de la Divina Providencia en El Saler, más el párroco de La Pobla Llarga –Vicente Gregorio Rubiols Castelló, fusilado por personas a las que había bautizado-; a ellos hay que sumar un sacerdote y dos coadjutores salesianos en Barcelona; en Tarragona el vicario de Montblanc y el párroco de Barberà –Francesc Mercader Randé-; más un religioso hospitalario en Madrid y el laico adorador nocturno almeriense Luis Quintas Durán.
En Croacia, es aniversario del martirio del obispo San Rainero de Split (1180); en las islas británicas, del cartujo William Horne, los laicos Robert Bird y Giles Heron, el hermano carmelita Lawrence Cook, el monje benedictino Dom Thomas Epson y el sacerdote secular William Bird (1540); en Polonia del beato Enrique Krzysztofik, martirizado por los nazis en Dachau (1942); en Rusia de los sacerdotes Miguel Nakaryakov (1918) y Alejo Ilinsky (1931), glorificados como mártires por la Iglesia ortodoxa.
Se ofreció en lugar de un hombre casado

Asesinado en la esquina de Velázquez con María de Molina

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