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Cardenal López Romero, le manifestamos con mucho respeto nuestra preocupación

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La información aparecida en La Vanguardia de Barcelona sobre la ordenación de trece nuevos cardenales, Sínodo Misionero (6 octubre 2019) contiene entrecomilladas, -por consiguiente, se presume que literales- unas declaraciones del nuevo cardenal y arzobispo de Rabat López Romero, que despiertan nuestra preocupación. Dice lo siguiente:

“Si hay más o menos bautismos, si la gente se casa o no en una iglesia, es secundario. La Iglesia no está para tener más clientes, sino para servir al mundo en una sociedad que sea una familia.”

Con todo el respeto que nos merece monseñor López Romero, hemos de decir que no entendemos que un pastor declare públicamente que para la Iglesia dos sacramentos son secundarios, más cuando uno de ellos, el bautismo, es la puerta de entrada a la Iglesia. Y el otro es la santificación del matrimonio, el vínculo que precisamente el evangelio califica como de muy difícil, sin la ayuda de Dios. Si todo esto es secundario ¿en qué quedan Jesucristo y su Iglesia? Para servir al mundo no se la necesita.

     ⇒      ¿Cómo queda el colegio cardenalicio tras los últimos nombramientos?

Hay que constatar una obviedad: el nuevo cardenal, como todos, lo es gracias a los bautizados. Sin ellos no hay Iglesia, como no la hay sin matrimonios cristianos que eduquen en la fe. Ustedes pastores son la consecuencia de nosotros, simples feligreses. Sin grey ¿para qué sirve el pastor? Sin bautismo no hay Iglesia. ¿Cómo va a ser eso secundario? Es precisamente lo prioritario.

También resulta extraño, muy extraño que todo un cardenal califique al Pueblo de Dios, a su Asamblea universal, de “clientes”. ¿Qué teología es esta?, ¿cómo se puede guiar y enseñar con ella? ¿Cómo debemos sentirnos los fieles laicos?

     ⇒    El Papa exalta a recordar el bautismo como vínculo con Dios

Y también resulta extraño que afirme que el fin de la Iglesia es “servir al mundo”. Es una expresión que induce a una grave confusión. Primero, porque no es cierto, y segundo porque la palabra escogida, “mundo”, tiene en los evangelios y habitualmente un sentido negativo. El primer deber de la Iglesia es proclamar la buena nueva y ofrecer el seguimiento de camino de Jesucristo, verdad y vida, y acompañar a la especie humana en su transitar histórico, así como buscar acercar la Ciudad de Dios a los hombres, para ofrecer aquella respuesta y buscar el vivir juntos de acuerdo con la ley natural.

Las declaraciones del cardenal López Romero dan para un amplio y concreto texto sobre la misión de la Iglesia, el papel del bautismo y el matrimonio, la relación con el mundo y la teología del Pueblo de Dios.

Pero, está muy lejos de nuestro ánimo aleccionar a un cardenal, que como pastor lo conoce mejor que nosotros, simples seglares, católicos de calle y parroquia.

Pero sí que creemos que es obvio que debe corregirlas públicamente, o en su caso manifestar que lo recogido por La Vanguardia de Barcelona, y suponemos que por otros medios, no responde a lo que en realidad formuló.

Pensamos con todo el respeto que es una obligación para todos nosotros, que no somos clientela de nadie, sino seguidores de Jesucristo y de su Iglesia. Es una obligación que nace del respeto en este caso hacia tantos laicos que se han visto confundidos por sus palabras en tiempo de confusión y abandono eclesial

La Iglesia y, en este caso, parte de sus pastores alguna responsabilidad deben tener ante la deserción continuada de fieles en Europa.

El último Estudio Internacional de Valores del BBVA, realizado en Alemania, Francia, España, Italia y Reino Unido, es contundente. Crecen desmesuradamente los partidarios de la eutanasia, el aborto, la adopción por parte de las parejas homosexuales, los vientres de alquiler, se reduce el sentido y práctica religiosa. En una escala del 0 (nada religioso) al 10 (muy religioso) toda aquella Europa, con la excepción italiana (5,7), se sitúa por debajo de 5. La española desciende desde la cifra anterior de 2012 (4,8) a un pobre 4,3.

Quienes nos guían han de responder de esta situación y cómo transformarla. No solo ellos, pero sí principalmente ellos, porque son los únicos que poseen autoridad para validar las respuestas. Esa es su gran responsabilidad

La Iglesia cada vez tiene más cardenales y menos fieles. Declarar el carácter secundario del bautismo y llamarnos clientes no ayuda.

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6 Comentarios. Dejar nuevo

  • en todas las épocas ha habido en la Iglesia anatemas, no hace mucho san Juan Pablo II tuvo que excomulgar al cardenal Lefebvre

    Responder
    • Creo que el comentario es muy ruin. Pienso que el cardenal no menosprecia ningún sacramento pero nos dice que oración, sacramentos deben ser vida de nuestra vida. Y la palabra clientes Tampico es despectiva es una manera de actualizar la vida..no
      bembrollemos las cosas y seamos auténticos seguidores de Jesús que es lo que quiere decirnos el.nyeho Cardenal Mons Cristóbal..Un sincero sbrazobusquemoss cosas

      Responder
  • Pues a mi me parece el comentario del editorial muy acertado. Son patentes los signos de secularización en nuestra sociedad y en vez de aceptar la realidad y proponer soluciones realistas, como hace el Cardenal Sarah, por ejemplo, se va por la tangente y viene a decir, más o menos, que «aquí no pasa nada»; que el fin de la Iglesia es «servir al mundo»: una frase ambigua que no dice nada y que más bien confunde, porque todos sabemos que el fin de la Iglesia es salvar las almas.

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  • El neocardenal salesiano sabe de lo que habla por experiencia propia:
    En Rabat tiene muy pocos «clientes» y, por consiguiente, pocas BBC (bodas, bautizos,comuniones y entierros).

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  • Clarita Perdomo
    17 octubre, 2019 21:03

    La Iglesia es tratada por este señor cardenal como un simple laboratorio social y no por lo que Ella es, El Sacramento de Salvación Universal.

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