Situaba en el blog precedente el planteamiento de Taylor, que era sobre todo un diagnóstico y una cierta genealogía del mismo, y en este mismo ámbito es fundamental la aportación de Alasdair MacIntyre. Si en Taylor el valor radica en su vocación de rescatar los aspectos positivos de la modernidad sin por ello esquivar la crítica, en MacIntyre encontramos una crítica integral basada en la moral, que arranca en la Ilustración. Su análisis histórico-crítico es asimismo un enfoque metodológico para elucidar la naturaleza de las ideas morales, que, como es lógico, por la estrecha vinculación entre moral y política, poseen una importante incidencia en este último ámbito. En este sentido, MacIntyre es un fundamento necesario para la construcción del marco de referencia del renacimiento cristiano.
Alasdair MacIntyre, filósofo escocés, ha desarrollado ideas profundamente influyentes en el ámbito de la filosofía política y ética, especialmente a través de obras como Tras la virtud (After Virtue, 1981) y Tres versiones rivales de la ética moral (Three Rival Versions of Moral Enquiry, 1990).
En Tras la virtud critica la modernidad y postula la recuperación de la virtud. MacIntyre sostiene que la modernidad ha perdido el marco unificador necesario para sostener una ética coherente. Su argumento central incluye:
- Fragmentación moral: Las tradiciones éticas modernas, derivadas de la Ilustración, han fracasado en proporcionar un marco común para resolver conflictos morales. Esto se debe a que las normas modernas son subjetivas o basadas en preferencias individuales, lo que lleva a desacuerdos irresolubles.
- Retorno a la virtud: Para superar este fracaso, MacIntyre propone regresar a una ética de la virtud basada en tradiciones, inspirada en Aristóteles. En esta concepción:
- Las virtudes son prácticas que desarrollan las capacidades humanas.
- El desarrollo ético ocurre dentro de comunidades que comparten fines y prácticas comunes.
- El «telos» (finalidad) humano es esencial: la vida buena solo se entiende como parte de un proyecto colectivo.
- Crítica al liberalismo: MacIntyre considera que el liberalismo moderno, con su énfasis en el individualismo y la neutralidad respecto a las concepciones del bien, carece de bases sólidas para sostener una comunidad ética.
En Tres versiones rivales de la ética moral muestra las tradiciones en conflicto. Presenta tres paradigmas que compiten entre sí:
- La tradición clásica: Representada por Aristóteles y el tomismo, donde la ética está vinculada al telos humano y se entiende como un proceso de desarrollo dentro de una comunidad.
- El iluminismo: Representado por figuras como Kant y Hume, busca fundamentos universales para la ética, pero MacIntyre argumenta que es inherentemente incoherente porque no logra justificar sus propios principios fuera de sus propios marcos.
- El emotivismo: Representa la deriva contemporánea, donde las afirmaciones éticas son meras expresiones de emociones o preferencias personales.
Punto clave: Según MacIntyre, solo la tradición clásica puede ofrecer una respuesta coherente a los problemas éticos y políticos modernos, porque las otras dos carecen de un marco teleológico compartido; es decir, de propósitos y de la capacidad de luchar por una finalidad.
MacIntyre no es explícitamente un filósofo político, pero sus ideas tienen implicaciones profundas para el pensamiento político:
- Crítica al liberalismo y al Estado moderno: Ve las instituciones políticas modernas como instrumentalistas, centradas en la gestión y el poder, y desconectadas de los fines comunes de la comunidad.
- Defensa de la comunidad local: Para MacIntyre, las comunidades locales son el espacio adecuado para cultivar la virtud y construir vidas éticas. Esto contrasta con la centralización del poder en los estados modernos.
- Política como práctica moral: Cree que la política debería centrarse en la creación de condiciones para la floreciente vida ética de sus miembros, no en la simple administración de intereses.
La necesidad de una comunidad moral
- Tesis: Para MacIntyre, la vida moral solo es posible en una comunidad que comparte una concepción del bien y de las virtudes. Las sociedades modernas, al carecer de una narrativa compartida y estar centradas en el individualismo, dificultan el florecimiento de la virtud.
- Argumento: MacIntyre argumenta que una ética de las virtudes necesita una comunidad comprometida con un proyecto moral común. Sin esta comunidad, los individuos no tienen un contexto en el cual desarrollar virtudes o contribuir al bien común.
La tradición como marco para la investigación ética
- Tesis: La investigación ética y moral solo puede llevarse a cabo dentro de una tradición que ofrezca un marco de referencia coherente. MacIntyre argumenta que cada tradición ética proporciona su propio contexto normativo, y la ética de la virtud se basa en una tradición que promueve el florecimiento humano.
- Argumento: Para MacIntyre, la tradición proporciona una narrativa y un contexto histórico que permiten el desarrollo de una moralidad coherente. Las tradiciones no son estáticas; pueden evolucionar, pero deben ser preservadas y comprendidas dentro de su continuidad histórica. Solo una ética enraizada en la tradición puede resistir la fragmentación moral de la modernidad.
En definitiva, MacIntyre defiende que la moralidad moderna está en crisis debido a su falta de coherencia y su desvinculación de la tradición. Tanto en Tras la virtud como en Tres versiones rivales de la ética, MacIntyre aboga por un retorno a una ética de la virtud inspirada en la teleología aristotélica, donde las virtudes se desarrollan en el contexto de una comunidad y una tradición. Para él, la vida ética solo tiene sentido dentro de un marco narrativo y una comunidad que compartan una visión del bien y del propósito humano, rescatando la tradición clásica como la más adecuada para ofrecer una ética sólida en tiempos de relativismo moral.
Relación de MacIntyre con otros autores
Su concepción puede relacionarse con una serie de autores básicos para «reparar esta sociedad y su cultura». Alasdair MacIntyre ha influido en numerosos pensadores que han adaptado sus ideas al campo de la filosofía política y ética aplicada. Aunque MacIntyre mismo no es un filósofo político en sentido estricto, su obra ha inspirado a pensadores comunitaristas, críticos del liberalismo y aquellos interesados en revitalizar la política como una práctica orientada al bien común. Algunos de los autores más relevantes que han desarrollado o interactuado con sus planteamientos en el campo político son los siguientes:
- Comunitaristas:
- Charles Taylor: Aunque no se considera adscrito a esta corriente de pensamiento, comparte con MacIntyre la preocupación por la crisis de identidad y sentido en la modernidad.
- Michael Sandel: Critica la concepción liberal del individuo como un «yo desvinculado» (unselfed self), una idea que resuena con las críticas de MacIntyre al liberalismo moderno y su incapacidad para reconocer la importancia de las comunidades en la formación ética. Sandel enfatiza la importancia de las comunidades en la política y la necesidad de una concepción más robusta del bien común. Su enfoque comunitarista destaca la interdependencia entre los ciudadanos y la necesidad de prácticas políticas que reflejen valores compartidos.
- Amitai Etzioni: En obras como The Spirit of Community (1993), adapta las ideas comunitaristas a propuestas políticas concretas, como fortalecer las responsabilidades comunitarias y equilibrar derechos con deberes. Comparte con MacIntyre la preocupación por la atomización social en las democracias liberales. Propone políticas públicas que refuercen las comunidades.
- Autores confesionales y la “teología radical”:
- Stanley Hauerwas: Este teólogo y filósofo moral utiliza las ideas de MacIntyre para argumentar que la ética cristiana solo puede entenderse dentro de la comunidad eclesial. Al igual que MacIntyre, Hauerwas defiende la idea de que las virtudes se cultivan dentro de comunidades narrativas. Plantea una visión radicalmente comunitarista y pacifista que desafía la política estatal moderna, especialmente su dependencia de la violencia.
- John Milbank: Retoma el énfasis de MacIntyre en las tradiciones, pero lo lleva al ámbito de la teología política. Argumenta que las teorías seculares de la política y la sociedad han fracasado, y propone una renovación de la política basada en una visión teológica de la comunidad. Desarrolla una crítica radical del liberalismo, defendiendo una política orientada por principios cristianos y comunitarios.
- Otros pensadores destacados:
- Patrick J. Deneen: Adopta una postura crítica del liberalismo similar a la de MacIntyre, argumentando que su énfasis en la autonomía individual ha erosionado las bases culturales y comunitarias necesarias para la vida política y ética. Deneen aboga por un «postliberalismo» que recupere valores comunitarios y rechace las estructuras políticas centralizadas del liberalismo moderno.
- Rowan Williams: Comparte la preocupación por la alienación moral en las sociedades modernas y defiende una política basada en valores éticos y comunitarios. Como Hauerwas, considera que las comunidades religiosas pueden ofrecer una base para reconstruir la ética y la política. Insiste en que las comunidades religiosas tienen un papel crucial para revitalizar los principios éticos en la esfera pública.
Ejes fundamentales
En conjunto, se identifican tres ejes evidentes en la filosofía de MacIntyre y su relación con otros autores:
- La importancia de las comunidades y tradiciones en la configuración de la ética y la política.
- La crítica al liberalismo moderno y su énfasis en el individualismo.
- La necesidad de un marco teleológico para la acción política, centrado en el bien común.
Relación con La Sociedad Desvinculada
A mucha distancia y sin el propósito de situarme en un plano equivalente, considero subsidiario y complementario mi planteamiento sobre La Sociedad Desvinculada entre otras razones porque nace en unas coordenadas de tiempo y, sobre todo, de espacio que son las nuestras, aunque su encaje con todo lo anterior resulta evidente.
Principales tesis y conceptos de La Sociedad Desvinculada:
- La «desvinculación» y la ruptura de lazos comunitarios:
La sociedad contemporánea ha priorizado el individualismo y la autonomía personal hasta el punto de fragmentar los vínculos tradicionales que unían a las personas a sus comunidades y estructuras familiares. Esta desvinculación, según Miró, tiene consecuencias profundas para la cohesión social y el bienestar individual. La falta de vínculos sólidos ha llevado a un contexto en el que las personas experimentan una falta de arraigo, lo que contribuye a una sensación generalizada de aislamiento y de pérdida de identidad. - El debilitamiento de los valores tradicionales:
La desvinculación implica también el abandono de valores éticos y morales tradicionales, especialmente aquellos basados en principios religiosos o comunitarios. En la medida en que estos valores se disipan, las personas quedan sin un marco claro para guiar sus vidas y decisiones. La sociedad desvinculada sufre una «crisis de valores», en la que el relativismo moral predomina y cada individuo establece su propio sistema ético, lo cual, según Miró, lleva a una inestabilidad moral y social. - El impacto de la desvinculación en la política y la economía:
La desvinculación tiene efectos no solo a nivel personal, sino también en la estructura social y política. La política, que históricamente tenía una dimensión comunitaria, se ve ahora marcada por el individualismo, lo que complica la búsqueda del bien común y la cooperación para resolver problemas colectivos. La falta de compromiso comunitario se traduce en una política más polarizada y en un sistema económico donde el interés individual prima sobre el bien común, aumentando las desigualdades y debilitando la solidaridad social. - La familia y la comunidad como bases de reconstrucción social:
Frente a los problemas que genera la desvinculación, Miró aboga por recuperar el valor de la familia, la comunidad y las instituciones tradicionales como fuentes de identidad y pertenencia. Para él, estos son los espacios donde las personas pueden encontrar apoyo y desarrollar virtudes como la responsabilidad y el compromiso. La reconstrucción de una sociedad con valores sólidos pasa por restaurar el rol de la familia y la comunidad como núcleos de sentido, donde las personas se reconecten con los otros y con una tradición que dé estabilidad y orientación moral. - Crítica al individualismo y propuesta de un nuevo enfoque relacional:
Critica el individualismo contemporáneo y la idea de que cada individuo debe definir su propio camino sin considerar a los demás. En su lugar, propone un enfoque relacional que enfatice la interdependencia humana y la importancia de los vínculos comunitarios. La verdadera libertad y realización personal solo pueden lograrse en el contexto de relaciones significativas con los otros. Miró sugiere que solo una sociedad que valore la interdependencia puede proporcionar un sentido auténtico de pertenencia y propósito.