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Daniel Arasa publica el libro “El mundo es de los que madrugan”

Familia

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El dinero en sí mismo no es bueno ni malo, pero sí peligroso. Depende de cómo se obtenga y como se utilice. Si es conseguido honradamente y se destina a fines buenos puede ser un medio para hacer grandes cosas y crecer en la virtud”, afirma el periodista y escritor Daniel Arasa, que publica el libro “El mundo es de los que madrugan”, subtitulado “200 brochazos sobre trabajo, dinero y liderazgo”.

Para Arasa, “ganar dinero tiene riesgos, pero es legítimo y digno. Es bueno querer ganarlo y esforzarse trabajando honradamente para conseguirlo. No comparto posiciones de rechazo a lo material en nombre de una supuesta pobreza cristiana. Quizás son válidas para un religioso al que Dios llama a apartarse del mundo, y aun así debería matizarse, pero de ningún modo para los laicos cristianos que permanecen en medio de la sociedad y han de esforzarse para mejorarla. Tampoco comparto las argumentaciones basadas en una apelación ética de rechazo absoluto del dinero, ni, en sentido inverso, la posición calvinista de predestinación si uno triunfa en los negocios”.

Reconoce en el libro que tener dinero contiene mucho riesgo, “especialmente si se gana con facilidad. Lo grave es apegarse al dinero, hacer de él el centro de la vida, poner en él la confianza, usarlo egoístamente”, afirma, y recuerda que conoce personas que aunque tienen dinero apenas gastan para sí mismas, lo destinan a promover o apoyar buenas iniciativas, o crean puestos de trabajo.

Sobre el hecho de que muchos santos, o incluso el propio papa Francisco han dicho que el dinero “es el estiércol del diablo”, recuerda que el Papa Francisco, en una audiencia a representantes de la Agencia Tributaria Italiana el 31 de enero de 2022, les recordó que el dinero no es malo en sí mismo. “La Biblia no demoniza el dinero”, dijo, sino que anima “a hacer buen uso de él, a no ser su esclavo, a no idolatrarlo”, aunque les advirtió que “no es fácil usar bien el dinero”.

El libro está destinado sobre todo al trabajo.

Se afirma en él que el trabajo va mucho más allá de ser un medio para ganarse la vida. “Dignifica al ser humano y lo hace protagonista de su propio progreso. Es también un servicio a toda la sociedad y el trabajo bien hecho y ofrecido puede ser medio de santificación”, declara Arasa.

Sobre las dificultades para que muchas personas vean sentido a su trabajo, en el que quizás no se sientan a gusto, Arasa propone poner el acento en el “cómo” y en el “para qué” se trabaja más que en el “qué” se hace. “Cuando se vuelca uno en ello, casi siempre ve de otra manera la actividad que realiza, Cuando se ama el trabajo se le encuentra sentido”, declara. Ello no invalida que se busque otro empleo en el que pueda encontrarse mejor, sea más adecuado a las capacidades o se tenga mayor posibilidad de promoción.

“El mundo es de los que madrugan” no plantea teorías económicas, ni es un manual, “sino un vuelo rasante, que no significa vuelo gallináceo, sobre el mundo económico, laboral y social”. En su mayor parte es resultado de experiencias del autor a lo largo de más de 50 años de trabajo como periodista, profesor universitario, químico y creador y director de diversas organizaciones familiares y sociales.

A base de capítulos breves se repasa un extenso abanico de temas sobre el trabajo, el perfeccionismo, la conciliación de vida laboral y familiar, el liderazgo, la vinculación trabajador-empresa, el ahorro, el descanso y los excesos de quienes interpretan de manera equivocada el “carpe diem” como desenfreno, la trabajoadicción, las diferencias entre el trabajo humano y el trabajo animal, el prestigio profesional, la creatividad, el síndrome del domingo, y otros muchos.

Aunque promueve el trabajo intenso y bien hecho, Arasa recuerda que es solo un medio, no un fin. Por ello, advierte del riesgo de utilizarlo como coartada para dejar de atender otras obligaciones, especialmente las familiares, pero también la formación personal, relación con otras personas, participación en actividades sociales o culturales o vida espiritual. Por ello considera un grave error la trabajoadicción.

Prologa el libro el profesor emérito de Economía y Ética de las Empresas, del IESE, Antonio Argandoña.  En este prólogo escribe: “Un libro que se titula ‘El mundo es de los que madrugan’ no debe ser un tratado sobre la ‘buena vida’, sobre cómo disfrutar los placeres de la vida con poco esfuerzo. Es, por el contrario, un libro exigente: simpático y amable, pero exigente. Si Aristóteles hubiera tenido la oportunidad de leerlo, lo habría calificado, probablemente, como un libro sobre la ‘vida buena’, la que vale la pena vivir, una vida bien aprovechada, que desarrolla las capacidades del ser humano y que le lleva a la plenitud”.

Aunque promueve el trabajo intenso y bien hecho, Arasa recuerda que es solo un medio, no un fin Clic para tuitear

 

 

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • Los primeros cristianos compartían sus bienes, vendían sus propiedades y repartían según las necesidades de cada uno (Hch 2,44)
    La cita preferida de la izquierda.

    Gran diferencia que no tienen en cuenta los socialcomunistas.
    Cristiano: «lo mío es tuyo».
    Zurdo: «lo tuyo es mío».

    Preguntas: ¿Gracias a quiénes podían los cristianos hacer lo que hicieron al principio? ¿A quiénes vendían sus propiedades para compartir el dinero?
    Respuesta: A quienes tenían dinero para comprárselas.

    La biblia no lo dice, pero esta práctica cristiana no podía durar mucho.
    Porque una vez que ya no tenían qué vender, no entraba dinero para compartir.
    Una vez compartido el dinero, se usaba en suplir necesidades.
    Una vez usado, no quedaba más dinero.
    ¿Y?
    Y había que trabajar para conseguir… o echarse a morir.
    Quien no trabaje, que no coma (2 Tes 3,10)

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