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93 metros, la humanidad de David Beriain, el periodista español asesinado

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El 29 de abril de 2021 fue asesinado el periodista español David Beriain junto con el también periodista español Roberto Fraile y el conservacionista irlandés Rory Young. Sucedió mientras filmaban un documental sobre la caza furtiva en Pama, Burkina Faso. Su convoy fue emboscado por Nusrat al-Islam, que abrió fuego contra ellos.

Beriain, que murió con 44 años, era un periodista de raza formado en la Universidad de Navarra. Durante su carrera profesional, entrevistó a miembros talibanes, guerrilleros de las FARC, miembros de cárteles de la droga y sicarios.

Ahora su figura se engrandece por el mensaje humano que dejó a través de su trabajo y de su forma de vida. Así deja evidencia la charla TedTalk que dejó en su universidad, que se titulaba «historias grandes, ojos pequeños»:

«A mi abuela le sobraron 93 metros para construir la historia mas grande de todas», afirma después de buscar «historias espectaculares». «93 es la distancia que hay desde la que era la puerta de su casa hasta el banco de la iglesia donde ella rezaba. Casi nunca salió de allí», explica.

«Yo me planteaba una historia no como un fin, si no como un medio para demostrarle a Murdoch que yo era buenísimo». Sin embargo, explica lo que aprendió en su universidad: «uno no es mediocre si hace algo grande o no en la vida, uno es mediocre si tiene alguien grande delante y no sabe darse cuenta».

David Beriain, ejemplo de integridad en el periodismo

Su profesor de Sociología en Navarra Alejandro Navas, publicó recientemente en La Razón un artículo sobre su alumno: «La mera idea de un compromiso de por vida se ha vuelto un cuerpo extraño en la sociedad moderna e ilustrada». Y añade: «Esta disquisición sobre el compromiso viene a cuento de la trágica muerte de David Beriain».

«Lo conocí en 1997 cuando fue mi alumno en la asignatura de Sociología. Enseguida destacó: más que interesado, apasionado por entender la realidad humana y social; dominado por una curiosidad insaciable; inconformista, reaccionaba ante la menor injusticia. […] La protesta manifiesta sensibilidad moral, pero ante esas expresiones de rechazo no dejo de prevenir a los estudiantes: juzgan y condenan desde “fuera”, como simples observadores. Habrá que ver cómo se comportan una vez que abandonan la cómoda grada del aula y juegan su papel de adultos en el escenario de la sociedad real. David Beriain supo estar a la altura».

«Ya en su primer trabajo -prosigue el profesor-, en un periódico local del interior de Argentina, arriesgó su vida al investigar y denunciar una trama de corrupción (tuvo que regresar a España por indicación de la policía). Cuando tantos olvidan o incluso traicionan los ideales de juventud, David nos ha dado un ejemplo de integridad. No se vendió al poder o al dinero, sino que mantuvo su compromiso con la verdad».

Navas describe al alumno de la siguiente manera: «La dignidad no era para él una causa abstracta o genérica, sino que se encarnaba en las personas concretas. Su pasión por desentrañar el misterio de la condición humana lo llevó a frecuentar ambientes extremos y peligrosos. No le movían el afán de sensacionalismo o la descarga de adrenalina: era muy prudente y no corría riesgos innecesarios, pero sabíamos –tanto él como nosotros- que el peligro acechaba. Aun así, su muerte nos ha sorprendido.»

Y concluye: «Dios se lleva a los mejores, a los que ya están preparados para el gran salto. Los mediocres seguimos aquí, haciendo méritos, y ejemplos como el de David nos ayudan a perseverar en el esfuerzo».

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