La escuela católica catalana defiende la libertad de educación y reafirma su identidad

La escuela católica catalana defiende el derecho de las familias a poder elegir centro educativo para sus hijos, declara que son insuficientes los módulos de los conciertos educativos, se reafirma en el esfuerzo por afianzar su identidad cristiana y expresa la esperanza de mantener este tipo de centros en el futuro. Asimismo, manifiesta la importancia de que sea impartida la asignatura de Religión para la formación integral de la persona.

Estas son algunas de las conclusiones del Primer Simposio de Educación Católica celebrado en Barcelona, en el que 150 directores y promotores de centros y algunos profesores de Religión han analizado los retos ante los que se encuentran los centros y la enseñanza católica en general. El lema del Simposio era “La identidad como clave de futuro”.

En las sesiones intervinieron expertos tanto de Cataluña como de diversas partes de España, entre ellos Enric Puig, secretario general de la Fundació de l’Escola Cristiana; Javier Cortés, director del Colegio Summa Aldapeta de San Sebastián y autor de numerosos libros de educación; Ignasi Díaz, presidente del Sindicato PREC; Josep Manuel Prats, presidente de Fapel y vicepresidente de la EPA: Josep Maria Romagosa, ex presidente de Confederaciones de Asociaciones de Padres de Alumnos; Francesc Ortiz, director de la Fundació Sant Fructuós; María Jesús Torrente, directora del Colegio Pureza de María; y Joan José Guardiola, profesor de la Universitat Abat Oliba-CEU.

La directora del Colegio Montserrat, Núria Miró, expuso por su lado la importancia de la innovación educativa como elemento que contribuye a la evangelización, y los presidentes de las Fundaciones Educatio Servanda y Arenales, Juan Carlos Corvera y Alfonso Aguiló, respectivamente, explicaron iniciativas recientes de gran expansión de centros escolares. Para estas fundaciones su identidad cristiana no es un problema sino precisamente el motivo de su crecimiento.

El Simposio fue organizado por la Federació de Cristians de Catalunya y la Plataforma per la Família Catalunya-ONU, por lo cual intervinieron también los presidentes de ambas entidades, Antoni Comas y Daniel Arasa. Las sesiones fueron inauguradas por el arzobispo de Tarragona y presidente del SIERC, monseñor Jaume Pujol, y presidió la Eucaristía de clausura monseñor Antoni Vadell, obispo auxiliar de Barcelona.

No doblegarse ante la vulneración de derechos

Daniel Arasa y Antoni Comas expresaron en los parlamentos iniciales  la necesidad de estar atentos ante las iniciativas legislativas y objetivos del Gobierno central y de la conselleria de Enseñanza de la Generalitat dirigidas tanto a marginar y dificultar la enseñanza de Religión como a erosionar a la enseñanza concertada, especialmente la de inspiración católica. Varios ponentes insistieron en la importancia de la unidad de acción entre las escuelas concertadas ante las presiones externas y la hostilidad contra ellas, y el jurista Juan José Guardia manifestó que “no hay que doblegarse ante una legislación que va contra los derechos de los padres”.

Enric Puig y otros señalaron que “las escuelas concertadas y las familias están preocupadas por la infrafinanciación de los módulos educativos” y afirmaron que “el concierto educativo no es una gracia, sino un sistema dirigido a preservar un derecho fundamental”.

No solo ética y derechos humanos

Javier Cortés y otros ponentes abordaron el hecho de que los centros han de transmitir la fe y la visión cristiana de la vida, introduciendo un criterio moral. Por ello, reconociendo que ya no existe una “fe sociológica” como en otras épocas, las formas pueden ser distintas conservando la base. “Debe pasarse del discurso dogmático al significativo, al de responder a preguntas”, dijo Cortés.

Manifestó también que la revolución espiritual que deben protagonizar los cristianos, y en concreto los centros educativos, “no se puede limitar a la ética y los derechos humanos”. El arzobispo Jaume Pujol y Daniel Arasa incidieron en la importancia de que los centros no sean solo ONGs.

Diversos ponentes señalaron también que las escuelas católicas no han de esconder sus principios y han de hacer de la identidad un hecho fundamental, ya que “la identidad es el sustantivo, no el adjetivo”.

La identidad católica, clave del éxito

“La identidad católica es la clave del éxito y del futuro. No es un problema, sino la solución”, fue también una de las conclusiones, poniendo énfasis en que la identidad de los centros no está en los documentos del ideario o carácter propio, sino en la práctica educativa diaria, y, de forma especial, en la actitud y trabajo de los profesores.

La importancia de Cultura quedó subrayada al indicar que la escuela es una institución cultural, que crea y selecciona cultura, y que “crear cultura puede ser más importante que impartir una asignatura u otra”. En tal sentido, Javier Cortés explicó que “El diálogo fe-cultura no se juega solo en la clase de religión, sino también en la de biología, de historia o de deporte”, porque una escuela católica no realiza simplemente actividades, sino que transmite una visión global.

No al proselitismo en las escuelas

Se afirmó que la formación religiosa es fundamental para la formación integral de la persona, a la vez que se distinguió claramente la enseñanza en la clase de religión de la catequesis, señalando que no se debe hacer proselitismo en las escuelas. Ello no significa no transmitir todo el sistema de valores y virtudes.

Ante la posibilidad de que se sustituya la enseñanza confesional de religión por Cultura Religiosa, Ignasi Díaz expresó la importancia de actuar con cautela, porque al final a lo que suele llevar aquella no es tanto a un conocimiento religioso como a un relativismo, y de ello hay experiencias. A ello se suman las dificultades prácticas para saber qué profesores pueden estar preparados para impartir cultura religiosa en general, con buen conocimiento de diversas religiones, así como en la forma en que debería impartirse.