La ley que permitirá la muerte como solución, que aplicará la veterinaria a los humanos, se encuentra en un lento trámite de aprobación en el Congreso de los Diputados. Es una ruptura grave con el bien común, de manera que se introduce aquella solución, que expresa el deseo de algunos, sin contemplar las consecuencias sobre el conjunto de la comunidad. Es también la modificación radical de la mentalidad del médico y personal sanitario, ya no se trata de salvar la vida, como principio que impulsa a más y mejores soluciones, sino de quitarla. En una sociedad que envejece aceleradamente, cada vez son más las personas solas y con dificultad para pagar pensiones. La eutanasia es la solución ideal… para quienes no corren el riesgo de ser impulsados a ella.
El método de presentar casos dolorosos y extremos, para empujar a la conformidad de las conciencias, debe rechazarse, porque si este principio se aplicara en todas las leyes el resultado sería el desastre social. Nuestra sociedad tiene grupos expertos en apelar a la lástima y al victimismo como argumento político, aprovechando que la razón huye a manos llenas del debate público. Y luego se quejan del populismo. ¡Si los primeros que lo extienden son los impulsores de la ideología y el feminismo de género!
https://www.facebook.com/109137005783376/videos/vb.109137005783376/890887154633608/?type=2&theater
La eutanasia es más que una ley. Es, junto con la ruptura con el bien común, la oposición frontal al orden de Dios. Dos motivos más que sobrados para esperar que la Iglesia en España, hable, dé testimonio, eduque con palabra fuerte y clara, con constancia y reiteración, hasta que su voz sobresalga sobre el griterío. Desde la Conferencia Episcopal a las diócesis, pasando por cada una de las parroquias y laicos. Los pastores deben hablar, y los laicos propagar y ampliar su palabra. No se trata de una declaración formal para cumplir. Se trata de la necesidad de una acción a gran escala para transformar. ¿Si no se es sal, fermento y luz en este mundo, entonces qué somos?