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Mes de mayo, mes de María: un tiempo para reivindicar a las madres

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El mes de mayo es el mes de María, la madre de todas las madres. Un mes para reivindicar la figura de la persona que trajo a Jesús, el Salvador, al mundo; pero también el mes para reivindicar a todas las madres del mundo en un tiempo en que los ataques a la maternidad y a la familia está pasando el peor momento de la historia. 

Con ocasión del mes mariano, los Museos Vaticanos han querido también reivindicar esa figura. Proponen una serie de visitas especiales a los Jardines Vaticanos. Un viaje cultural y espiritual para descubrir las maravillas botánicas y las obras de arte con las que los Papas han querido venerar a la Virgen María, a las madres.

Diez como los granos de cada cuenta del rosario. Estas son las etapas del itinerario espiritual, cultural y naturalista dedicado a la Virgen María durante el mes de mayo, todos los miércoles y sábados, desde los Museos Vaticanos hasta los Jardines Vaticanos.

El itinerario es mucho más que un simple recorrido cultural y naturalista para descubrir las imágenes marianas que salpican los jardines del Papa: es una peregrinación, una experiencia espiritual y contemplativa favorecida por el silencio, la belleza de las obras artísticas dedicadas a la Virgen María y las maravillas botánicas que caracterizan el espacio verde, verdadero oasis de paz, que ocupa aproximadamente la mitad de la superficie de todo el Estado Vaticano.

A través de la creación, una alabanza al Creador

Mayo con María. «En este itinerario –explica a Vatican News sor Emanuela Edwards, responsable de la Oficina de Actividades Didácticas de los Museos Vaticanos– podremos ver muchas estatuas e iconos marianos que decoran los Jardines Vaticanos y con los que los Papas a lo largo de la historia han querido honrar a la Virgen María. Es una manera de estar cerca de María en este mes de mayo que está dedicado a ella». Cada parada va acompañada de una explicación sobre la obra de arte y la historia a la que hace referencia y termina con el rezo de un Ave María.

Arte y fe acompañan pues al visitante-peregrino favoreciendo a través de la contemplación de la creación, la alabanza a Dios, Creador de toda Belleza. «Es una tradición de la Iglesia –continúa la religiosa– dedicar el mes de mayo a la Santísima Virgen María porque así como en este mes la naturaleza despierta y se muestra en toda su belleza, así honramos a la flor más bella de la creación: la Inmaculada Concepción. Si además pensamos en el hermoso rezo del Santo Rosario, recordamos que fue creado para ofrecer, idealmente, a la Virgen una corona de rosas que luego se convierten en Ave María».

Entre olivos centenarios, cedros, pinos, cipreses, acompañados por el perfume de las flores y el canto de los pájaros que pueblan los Jardines Vaticanos en esta estación, pasan bellas imágenes marianas: la estatua de Nuestra Señora de la Guardia, donada por los genoveses a Benedicto XV en recuerdo de la aparición al campesino Benedetto Pareto, o la escultura de la Virgen de Fátima, recuerdo de las apariciones a los tres niños pastores portugueses en 1917 y de los fenómenos que las acompañaron, como el milagro del sol, pero también del atentado sufrido por San Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981.

Mes de mayo, mes de María, mes de las madres. De todas.

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