El caso es sabido: el cantante Miguel Bosé estuvo en una pareja homosexual con Nacho Palau, con el que tuvo una relación de 20 años. En ese período ambos tuvieron 4 hijos de 4 procesos de vientre de alquiler: dos con la carga genética de Bosé y dos con la carga genética de Palau.
Tras la separación Bosé se quedó con sus dos hijos biológicos, y Palau con los otros dos hijos concebidos en una mujer alquilada con su esperma.
La situación es rocambolesca, de las que ha provocado la asunción de la ideología de género y sus teorías de ingeniería social por las leyes españolas. Pero no acaba ahí.
Palau quiso posteriormente conseguir la paternidad de los otros dos hijos, de los que habían sido concebidos con la carga genética del cantante y llevó la situación a los juzgados. Ahora la justicia ha dado la patria potestad de los hijos a Bosé y ha desestimado la petición de Palau.
La situación era compleja desde un punto de vista jurídico, pero, sobre todo, subyacía un debate profundo entre legitimar la biología o legitimar la ideología, la de género, se entiende.
La misma ideología de género que en su aplicación había hecho posible que Bosé y Palau tuvieran una relación y accedieran a la paternidad es la misma que Bosé ponía en tela de juicio esgrimiendo el argumento de la biología. Y ese argumento es el que ha ganado.
Palau publicó un comunicado en el que informaba que el magistrado había desestimado la pretensión principal de filiación a pesar de reconocer que el cantante y su pareja tuvieron a sus hijos con la intención de formar una única familia en la que los cuatro “serían hermanos y ambos serían padres”.
No reconoce la filiación entre los niños porque los vientres de alquiler son ilegales en España y “nuestro sistema jurídico no permite efectuar formalmente la declaración de filiación solicitada”.
Palau ha anunciado que recurrirá el fallo para tratar de conseguir lo que él pretende: que los niños de nueve años sean considerados legalmente hermanos y Palau y Bosé padres de los cuatro.
Miguel Bosé puso sus apellidos únicamente a sus hijos. Afirmaba entonces que no quería tener hijos con una pareja porque «estoy harto de ver cómo se utiliza a los niños en las separaciones, cómo pagan los platos rotos y sufren las consecuencias de una relación que se rompe», se anticipaba lo que después sucedió con los suyos.
