El fenómeno de los vientres de alquiler en el extranjero es un asunto altamente debatido en la nación italiana. Actualmente, el partido gobernante Hermanos de Italia ha tomado medidas para penalizar esta práctica en el extranjero y considerarlo un «delito universal» para los ciudadanos italianos que recurran a esta práctica en países donde es legal.
Cabe destacar que la mal llamada maternidad subrogada ya está prohibida en Italia desde 2004, con penas de prisión y multas para aquellos que participen en la comercialización de gametos o embriones, así como en los vientres de alquiler.
Sin embargo, una enmienda propuesta en la comisión de Justicia de la Cámara de Diputados busca ampliar estas sanciones a los ciudadanos italianos que realicen esta práctica en el extranjero y luego regresen al país con el hijo concebido habiendo pagado por él.
El objetivo de esta enmienda es obstaculizar cualquier práctica que pueda considerarse como un tráfico comercial de niños. Esta enmienda es solo el primer paso legislativo, ya que aún debe ser aprobada en el pleno de la Cámara de Diputados el próximo 19 de junio y luego en el Senado. Dado el amplio respaldo de la coalición de derechas en el Parlamento italiano, se espera que sea aprobada sin problemas.
El Gobierno italiano ha expresado su condena a cualquier forma de vientres de alquiler en el extranjero, considerándola una comercialización de la paternidad que viola la dignidad de la mujer y los derechos de los niños.
Es importante mencionar que la ley no distingue entre parejas heterosexuales y homosexuales, pero esta legislación crea un obstáculo adicional para las parejas LGTBI que desean ser padres ya que, obviamente, las leyes naturales biológicas se lo impiden.
El Gobierno italiano ha minimizado sus privilegios al prohibir el registro de los niños nacidos por vientres de alquiler en el extranjero o inseminación artificial en el extranjero por parte de parejas homosexuales. Antes de esta prohibición, algunas parejas homosexuales podían inscribir a ambos padres como progenitores en ciertos ayuntamientos ‘progres’ debido a un vacío legal.
Los vientres de alquiler es un tema incómodo tanto para la derecha como para la izquierda política en Italia, ya que genera divisiones dentro de los partidos. Mientras que algunas figuras, como Elly Schlein, se muestran a favor de esta práctica, otros dentro de su partido tienen opiniones divergentes. Algunos miembros de formaciones progresistas lamentan las posibles consecuencias legales para los hijos concebidos asi, y el Movimiento 5 Estrellas se opone a la legislación, argumentando que los niños deben tener el reconocimiento de ambos progenitores y que se debe favorecer su protección legal.
El enfoque de Hermanos de Italia en este tema se alinea con su programa electoral, el cual defiende la idea de que la familia debe estar compuesta por un padre y una madre, y concebida a través de los métodos naturales.
Para la primera ministra Giorgia Meloni, este asunto también tiene un significado personal debido a su propia experiencia de vida, marcada por el abandono de su padre cuando era niña. Meloni ha expresado su condena a los vientres de alquiler, considerándola una comercialización del cuerpo femenino y de los propios niños que nacen a través de esta práctica, tratándolos como mercancía.
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“El Gobierno italiano ha expresado su condena a cualquier forma de vientres de alquiler en el extranjero, considerándola una comercialización de la paternidad que viola la dignidad de la mujer y los derechos de los niños.”
Esto es auténtico “progreso”, del de verdad, no esas leyes degradantes que nos cuelan con la etiqueta de “progresistas”
“Es importante mencionar que la ley no distingue entre parejas heterosexuales y homosexuales, pero esta legislación crea un obstáculo adicional para las parejas LGTBI que desean ser padres ya que, obviamente, las leyes naturales biológicas se lo impiden.”
Las parejas LGBTI que desean ser padres son parejas acomplejadas que no aceptan su “orientación” y tratan de imitar a las parejas formadas por un hombre y una mujer, que son las únicas que pueden ser padres de una forma natural, sin recurrir a una FIV con gameto donado y a un vientre de alquiler ubicado en el extranjero. El recurso a esta chapuza no es superar un obstáculo, es perpetrar una depravación y violar, a posta, los derechos del ser humano concebido, al que se trata como si fuese un producto de importación.