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Sacristán y mártir en Gandía: Usaron 19 litros de gasolina para quemarlo

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Entre quienes murieron violentamente el jueves 6 de agosto de 1936 hay 10 mártires del siglo XX en España: seis capuchinos en Antequera, dos sacerdotes en Tarragona –Pablo Bertrán Mercadé y Francesc Vives Antich-, un lasaliano en Manlleu (Barcelona) y un laico en Gandía (Valencia).

En este día se conmemora en España, además de a los antiguos santos Justo y Pastor  (martirizados en 304), a san Esteban y los 200 mártires benedictinos de Cardeña (953); en Polonia al beato seminarista Tadeo Dulny (martirizado por los nazis en Dachau en 1942); en Rusia a tres mártires glorificados por la Iglesia ortodoxa: el diácono Alfeo Korban (1937), y los sacerdotes Nicolás Pongilsky (1942) e Iván Kalinin (1951).

El cierre de la frontera francesa le condenó a muerte
Antonio Serra Hortal (hermano Adolfo Jaime), de 55 años y oriundo de Bañolas (Gerona), tomó el hábito lasaliano en 1887; trabajó en Bonanova, Teruel, Manlleu y Berga, pasando en 1929 como profesor a Condal y al año siguiente como procurador a Manlleu.

Itinerario martirial del hermano Adolfo Jaime, lasaliano.
Itinerario martirial del hermano Adolfo Jaime, lasaliano.

Estaba en Rosas desde el 12 de julio de 1936, visitando a su familia, y obtuvo un pasaporte para pasar a Francia, pero cuando llegó a la frontera estaba cerrada. Regresó a Rosas, donde una patrulla de milicianos lo interrogó, y como dijo que vivía en Manlleu, lo llevaron allí el 6 de agosto. Los milicianos de la ciudad lo metieron en un coche y lo asesinaron en el cruce de la carretera de Roda a Olot. Su cuerpo fue recogido al día siguiente y enterrado en Santa María de Corcó.

Se ofreció por la salvación de España al Sagrado Corazón
Carlos López Vidal, de 41 años, casado y sin hijos, era el segundo sacristán de la Colegiata de su localidad natal, Gandía (Valencia). Comulgaba a diario y tras unos ejercicios espirituales se ofreció al Corazón de Jesús como víctima por la salvación de España. Cuando las religiosas tuvieron que dejar sus conventos, alojó en su casa a algunas de ellas. Su dolor fue enorme cuando vio que los revolucionarios quemaron la colegiata. Se escondió en casa de su madre, que lo vio dedicado a la oración y con gran entereza. Tras tres registros, cuando los milicianos realizaban el cuarto, se presentó él mismo y lo arrestaron el 6 de agosto.

Monte al sur del castillo de Bayrén, desde el extremo de la calle de la Pedrera (Gandía).
Monte al sur del castillo de Bayrén, desde el extremo de la calle de la Pedrera (Gandía).

Llevado en un coche hasta un lugar llamado La Pedrera (probablemente La Cantera dels Bombers o del castillo de Bayrén), lo maltrataron y luego le dispararon hasta matarlo, mientras exclamaba «¡viva Cristo Rey!». Su cadáver estuvo tres días insepulto. Avisado el comité, le echaron 19 litros de gasolina y lo quemaron.
Puede leer la historia de los mártires en Holocausto católico (Amazon y Casa del Libro).

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