El 6 de agosto de 1993, se han cumplido por tanto 30 años, se publicó la encíclica del Papa Juan Pablo II “Veritatis Splendor”, un texto fundamental para la cuestión central de nuestro tiempo: la concepción moral.
Se trata, por consiguiente, de un aniversario importante que debería haber dado lugar a una presencia más nutrida de exegesis y comentarios, más cuando resulta un texto absolutamente oportuno para guiar el proceso sinodal. Y es así porque nos enseña algo absolutamente decisivo siempre y absolutamente oportuno ahora: la moralidad objetiva y la ley moral.
Aborda cómo la Iglesia Católica enfoca y resuelve cuestiones como la ley natural, la conciencia, la libertad y la relación entre ley divina y ley humana como guía para la acción humana, y la relación entre la fe y la moral, subrayando la importancia de la formación moral y espiritual en la vida de los creyentes, reafirmando la necesidad de adherirse a principios morales universales y objetivos.
Todo ello es hoy de una candente actualidad para los católicos, y como aportación de estos a un mundo tan dogmático y polarizado como el Occidental.
El punto de partida sitúa lo que hoy vuelve a ser olvidado. Juan Pablo II señala que no hay libertad fuera de la verdad. Es una clara enseñanza sobre la libertad procedente de un Papa que dijo que si hubiera que escoger una frase de los Evangelios, se quedaría con esta: «La verdad os hará libres». Una concepción de otra parte coherente con el testimonio de vida de un santo que luchó sucesivamente contra la opresión nazi y comunista.
Introducción
Ya en la introducción subraya la necesidad de “recordar algunas verdades fundamentales de la doctrina católica, que en el contexto actual corren el riesgo de ser deformadas o negadas”. El peligro viene de tendencias influidas por “corrientes de pensamiento que terminan por erradicar la libertad humana de su relación esencial y constitutiva con la verdad” y señala como surgen errores:
- Se niega la doctrina sobre la ley natural.
- Se rechazan ciertas enseñanzas morales de la Iglesia.
- No se admite que el Magisterio pueda intervenir en materia moral con instrucciones vinculantes.
- Se duda de que los Mandamientos sean válidos en toda circunstancia
- Se pone en tela de juicio el nexo entre fe y moral, como si solo la primera definiera la pertenencia a la Iglesia, mientras que habría que dejar las cuestiones sobre la conducta al juicio de la conciencia individual.
¿Se quiere algo de mayor fuerza y actualidad?
A riesgo de caer en una excesiva simplificación, señalamos diez puntos básicos de “Veritatis Splendor”:
- Moralidad Objetiva: La encíclica reafirma la existencia de normas morales objetivas y universales basadas en la ley divina y la ley natural. Una evidencia hoy, que no existía en esta medida en 1993, es que la cultura hegemónica bajo la que vive una gran parte de occidente que ha generado en este siglo nuestra Sociedad Desvinculada basada en el subjetivismo moral más radical, es incompatible con la concepción católica y por extensión cristiana.
- Ley Natural: Se enfatiza la importancia de la ley natural como base para discernir el bien y el mal en la acción humana. Una derivada de esta concepción es que la fraternidad del ser humano solo puede darse a partir de estos presupuestos.
- Conciencia Moral: La conciencia es el núcleo de la moralidad, y debe ser informada y educada para comprender y obedecer la ley moral. Esta exigencia enlazaría con la necesidad de educar en las virtudes.
- Ley Divina y Ley Humana: La ley divina es superior a la ley humana, y ninguna ley humana puede contradecir la verdad moral y la ley divina. Una afirmación, que como con el choque del cristianismo con la divinidad del emperador en Roma, significa una confrontación política, de la que no parece existir todavía la conciencia necesaria.
- Acciones Intrínsecamente Malas: Existen acciones que son intrínsecamente malas por su naturaleza, independientemente de las circunstancias o intenciones. Los que rechazan esta afirmación por parte de la Iglesia en la corriente principal de pensamiento de nuestro tiempo, aplican exactamente lo mismo, pero según su criterio. Con una diferencia. Esta corriente principal dominada por el feminismo de la guerra de género no cree para nada en la presunción de inocencia, el perdón y la reconciliación. Solo existe el castigo.
- Casuística y Moralidad: Se advierte contra una ética casuística que justifica acciones incorrectas en circunstancias específicas, que ha dado lugar a una fragmentación a la carta de la ética. Nunca ha habido tantos observatorios éticos como hoy, y menos ética en la vida pública.
- Vínculo entre Libertad y Verdad: La verdadera libertad consiste en elegir el bien moral y está intrínsecamente vinculada a la verdad objetiva. Este es el eje del debate de nuestro tiempo.
- Relación Fe y Moral: La fe y la moral están interconectadas; la fe en Dios da fundamento y sentido a la moralidad. Por esta razón no podemos aceptar que sea negada su presencia y razones en el espacio público e intente limitarse su existencia a la estricta intimidad.
- Redentor del Hombre: La enseñanza moral de la Iglesia se basa en el valor redentor de Cristo y su llamado a la santidad. La Encarnación como hecho único fuera de toda medida en la historia de la humanidad. Asumir esta afirmación significa dar a la historia un sentido.
- Formación Moral y Espiritual: La formación continua en la doctrina moral y la vida espiritual es esencial para vivir una vida ética auténtica.
Qué duda cabe que hay que volver a leer, estudiar, meditar y orar con la “Veritatis Splendor”.
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