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Detalles sobre el escapulario de la Virgen del Carmen

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Cada 16 de julio, el corazón de la Iglesia late con especial alegría: celebramos a la Virgen del Carmen, patrona del mar, de tantos pueblos, de las fuerzas navales, y de millones de devotos alrededor del mundo.

Uno de los signos más bellos y profundos de esta devoción es el Escapulario del Carmen.

Puede que lo hayas visto alguna vez: dos pequeños pedazos de tela marrón, unidos por cordones, que se cuelgan al cuello.

Tal vez incluso lo llevas puesto desde pequeño, porque te lo regaló tu abuela o porque lo recibiste al hacer la Primera Comunión. Pero, ¿sabías que este humilde signo encierra una promesa poderosa y una espiritualidad profunda?

Te hace parte de una gran familia

El Escapulario del Carmen no es un amuleto. Se trata de un signo de consagración a la Virgen María, un recordatorio diario de que queremos vivir como hijos suyos, imitando su fe, su humildad y su disponibilidad al plan de Dios.

Al recibir el escapulario con fe, uno se incorpora espiritualmente a la familia del Carmelo, una gran comunidad de oración y contemplación presente en todo el mundo.

Eso sí: para recibir el escapulario correctamente, es necesario que sea impuesto por un sacerdote o diácono, con una oración especial del Ritual Romano.

Una vez impuesto, puede usarse durante toda la vida, y aunque el escapulario se desgaste y necesite reemplazo, la bendición se mantiene: no es necesario repetir la ceremonia.

¿Y si prefiero una medalla?

El Papa San Pío X autorizó a usar una medalla escapularia en lugar del escapulario de tela. Esta medalla debe tener por un lado el Sagrado Corazón de Jesús, y por el otro, una imagen de la Virgen. Pero atención: la imposición siempre debe hacerse con el escapulario de tela. La medalla es una sustitución válida, no un atajo.

Promesas que alimentan la esperanza

Una de las razones por las que el escapulario se ha extendido tanto en todo el mundo es la promesa de la Virgen del Carmen a quienes lo usen con fe: «Quien muera con él no padecerá el fuego eterno». Esta promesa, hecha a San Simón Stock en el siglo XIII, ha sido entendida por la Iglesia como una llamada a vivir bajo el manto protector de María.

De hecho, para recibir el llamado «privilegio sabatino», que consiste en la liberación del purgatorio el sábado siguiente a la muerte, hay que cumplir tres condiciones:

  1. Usar el escapulario o la medalla con devoción.

  2. Vivir la castidad de acuerdo al propio estado de vida (lo que todo cristiano está llamado a hacer).

  3. Rezar diariamente el Pequeño Oficio de la Virgen María. Pero no te preocupes: el sacerdote puede sustituir esta oración por el rezo diario del Rosario, algo mucho más asequible y también muy poderoso.

No es magia

Usar el escapulario no es garantía automática de salvación. No hay fórmulas mágicas en la vida espiritual. Si alguien lleva el escapulario pero vive voluntariamente en pecado sin intención de cambiar, no se beneficia de la promesa. Como decía san Claudio de la Colombière: “No se puede pasar de una vida desordenada a la vida eterna sin verdadera penitencia”. Pero también recordaba que María es una Madre tan amorosa, que sabrá tocarnos el corazón a tiempo, si nos dejamos amar por ella.

¿Y si lo dejé de usar?

Tranquilo. Si alguna vez usaste el escapulario, lo dejaste de lado por un tiempo y ahora quieres retomarlo, no necesitas que te lo impongan de nuevo. Solo vuelve a colocártelo con fe. Como una madre, María no se olvida de sus hijos, aunque ellos se olviden de ella.

Indulgencias y días especiales

¿Sabías que puedes ganar indulgencias por medio del escapulario? El día que lo recibes por primera vez puedes obtener una indulgencia plenaria, siempre que cumplas las condiciones habituales (confesión, comunión, y rezar por el Papa). También puedes obtenerla en fiestas como:

  • El 16 de julio (Virgen del Carmen),

  • El 20 de julio (San Elías),

  • El 15 de octubre (Santa Teresa de Jesús), entre otras fechas ligadas al Carmelo.

Además, cada vez que besas tu escapulario con devoción, o haces un acto de amor a María a través de él, puedes obtener indulgencia parcial. Un gesto tan pequeño… ¡y tan grande!

Este 16 de julio llévalo con fe. Renuévate por dentro. Y si aún no lo tienes… ¿qué mejor día para que te lo impongan?

Fórmula para la imposición del Escapulario (Para ser usada por el sacerdote)

«Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús, a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María.

«Llévalo como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.».

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