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El aborto, violencia y crueldad (IV)

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La gran mayoría de la gente que está en favor del aborto no sabe lo que realmente está defendiendo. Quizás muchos provida tampoco, pero no necesitan saberlo; lo que hacen es, sencillamente, aplicar el sentido común. Un embarazo, = a un ser humano Sin embargo la propaganda a favor del aborto es tan penetrante y tan engañosa que, lamentablemente, hemos llegado al momento de la historia -tan temido por el genial Chesterton hace un siglo-, en el que tengamos que demostrar que la yerba es verde. Por eso, los provida tienen también obligación de saberlo.

A continuación, voy a transcribir una parte de la encuesta llevada a cabo por la investigadora provida Lindsey Watts, de la plataforma Whatisabortion.com., para demostrar lo anteriormente dicho. Ella empieza diciendo:

“Antes de lanzar nuestra campaña: ¿Qué es el aborto? llevé conmigo los videos que muestran cada uno de los procedimientos de aborto más frecuentes en Estados Unidos a las calles de Berkeley, California, con el objeto de obtener valiosa información”.

– La pregunta que hice, recurrentemente, fue la siguiente:

– ¿Sabe usted lo que es el aborto? ¿Puede describir los procedimientos de aborto que se utilizan en Estados Unidos?  En el mismo estado que está a punto de convertirse en un “estado santuario para el aborto”, y que, según las encuestas es uno de los estados en donde el aborto tiene, junto con Nueva York, la mejor aceptación (arriba de 65%) la respuesta promedio que escuché fue: no tengo idea.

Aquí hay algunos ejemplos de personas que entrevisté -hombres y mujeres- con sus respuestas antes y después de ver cada uno de los videos.

“La primera mujer a la que entrevisté, le pregunté: ¿sabe usted lo que es un aborto? Ella me respondió: ‘Realmente no estoy totalmente segura de cómo lo hacen…. Y realmente no quiero saberlo’. Después de ver el video dijo en el acto: ‘Ahora soy provida después de ver eso. ¡Nunca supe cómo se hacía un aborto… nunca!’.

“Le pregunté a otra mujer, y me contestó ‘No lo haría… No lo sé’… Después de mirar el video, estaba visiblemente angustiada y dijo “¿Qué? Eso es triste, eso es muy triste, sí… cambio de opinión. Es decir… eso es muy triste”.

“Le pregunté a un joven, e hizo su mejor intento para explicar lo que sucede en un aborto: “Van a su médico, el médico hace algo y luego salen”.

“Después de ver el video, se dio entonces cuenta de que ahora sabía la verdad: “Ahora que lo sé, siento que …. es … es lo mismo que matar a un ser humano.”

Las demás respuestas, en general, se dieron en el mismo sentido. No es lo mismo saber que se hacen abortos por libre elección o incluso ´por empoderamiento de la mujer’, sin saber realmente de qué estamos hablando, sin saber y entender que es el envenenamiento y el desmembramiento de un niño pequeñito

“Lo que experimenté en las calles de California -sigue diciendo la entrevistadora-, es esto: cuando las personas ven la realidad cruda y violenta del aborto por sí mismas, ¡las opiniones cambian!”

Y continúa: “Las personas que defienden el aborto ni siquiera saben por lo que están luchando. Hay que decírselos. Cuando lo hacemos, las mentes cambian, los corazones se transforman, se salvan vidas” (tomado de whatisabortion.com).

Cabe preguntarse a estas alturas del siglo XXI: ¿Cómo es posible que un insignificante puñado de mujeres y de hombres (por ejemplo, el caso de Roe vs. Wade) hayan desatado un maremoto que ha arrasado con millones de vidas de niños no nacidos, inocentes e indefensos? La ignorancia culpable, por un lado (en la Ética se le llama así a la ignorancia que un ser humano tiene de un acto malo, que debiendo saber que es malo, no lo sabe), y por otro la soberbia de creer que la libertad consiste en hacer lo que me venga en gana, son producto del relativismo y de la indiferencia de nuestra época.

Además, en este mundo dominado por la imagen resulta más cierto que nunca que, lo que no se ve, no existe. Pero también existen, y cada vez más, quienes hacen visible lo que antes era ignorado por ser invisible, como es el caso de la plataforma whatisabortion, y de muchas otras que despiertan las conciencias adormiladas de quienes aceptan los falsos dogmas de quienes lucran económica, política e ideológicamente con el aborto.

Lo que voy a describir enseguida (de hecho, es una transcripción dramática de un video, y debo hacerlo por mor de la Verdad), es muy importante, aunque sólo es una parte del drama que se vive a través de los diferentes procedimientos del aborto.

Se trata de un video, grabado en 2018, en el que el Dr. Antony Levantino testifica en la sede parlamentaria del Comité de Justicia del Senado de los EE UU, respecto a los procedimientos médicos que practican las principales empresas abortistas, entre ellas Planned Parenthood, la cual fue investigada, después de que se hicieran públicos unos videos, en 2016, que muestran cómo, ese proveedor del aborto, acostumbra traficar con productos fetales a investigadores de todo tipo. Este testimonio es parte de la investigación que llevó a cabo el Congreso de los EE UU.

El video empieza cuando el presidente del Comité de Justicia le toma el juramento de rigor al testigo (Dr. Levantino) en que le hace decir que dirá toda la verdad de lo que se le pregunte, después de lo cual le da la palabra al Dr. Levantino para que rinda su testimonio ante el Comité (el Dr. Levantino es ginecólogo y obstetra certificado y ha practicado su profesión tanto en el Albany Medical College; como en clínicas privadas. Es profesor en la misma Universidad).

“Los abortos – comienza diciendo el Dr. Levantino-, se realizan entre las 12 y las 24 semanas de gestación. Digamos, una paciente que tiene 17 años y 24 semanas de embarazo. El bebé es del largo de mi mano, más un par de pulgadas. Ella ha estado sintiendo la patada del bebé durante las últimas semanas. Ella está hora dormida en una mesa de quirófano. Uno entra en la sala de operación y, después de retirar la laminaria, introduce un catéter de succión en el útero. Este es un catéter de succión 14, francés (lo muestra a los miembros del Comité). Si ella tuviera 12 semanas de embarazo, es posible que se pueda hacer todo el procedimiento con esto. Pero los bebés grandes, como el de esta mujer, no caben en catéteres de este tamaño.

Entonces, en este caso, después de succionar el líquido amniótico alrededor del bebé, introduces un instrumento llamado ‘la pinza’ (muestra el instrumento a los miembros del Comité). Tiene aproximadamente 13 pulgadas de largo y está hecho de acero inoxidable. Tiene filas de dientes afilados. Es este un instrumento de agarre, de tal manera que, cuando se pone en contacto con algo, no se suelta. Es lo que se llama un aborto ciego. Imagínense introduciendo esto y agarrando cualquier cosa que puedas, a ciegas y, tirando con fuerza, se saca una piernita, la cual pones en la mesa que está junto a ti. Se hace de nuevo, se tira de nuevo y se saca un pequeño brazo que se coloca sobre la mesa. Y se usa una y otra vez este instrumento para arrancar la columna vertebral, los intestinos, el corazón y los pulmones. La cabeza del bebé es del tamaño, aproximadamente, de una ciruela grande. No se puede ver, pero te haces una buena idea, si el instrumento alcanza algo, y tus dedos se extienden hasta donde pueden llegar. Usted sabe que lo hizo bien si aplasta el instrumento (de tortura, añado yo. Porque está demostrado que, desde las 6 semanas, el bebé puede experimentar dolor. Pero no se ve y no se oye, es un procedimiento ciego. Y luego hay muchos que critican, con razón, las torturas de tiempos pasados, pero estas no cuentan… ) y un material blanco sale del cuello uterino; ese era el cerebro del bebé. Y podrías sacar trozos de cráneo y, si tienes un día como el que he tenido muchas veces, una carita se vuelve y te mira fijamente. ¡Felicidades! Acabas de realizar con éxito un aborto y usted (se dirige a la mujer anestesiada) acaba de afirmar su derecho a elegir”.

El presidente del Comité de Justicia le pregunta al Dr. Levantino:

“¿Por qué terminó su práctica de hacer abortos?”

“Hice más de 1,200 abortos, durante 4 años, sin contar los que hice durante mi entrenamiento. Conocí a mi esposa durante mi entrenamiento y nos casamos un año después. Descubrimos que teníamos un problema de infertilidad… pero fuimos bendecidos con la adopción de una niña, a la que le pusimos por nombre Heather… Como a veces sucede, mi esposa se embarazó el mes siguiente y tuvimos dos hijos con 10 meses de diferencia.

Dos meses antes del 6° cumpleaños de Heather, murió en un accidente automovilístico; materialmente murió en mis brazos mientras la trasladaba la ambulancia. Cualquiera que tenga hijos, podría tener una remota idea de cómo se siente eso. ¿Qué hacer después de la desgracia? ¿Entierras a tu hija y regresas a tu vida normal? No sé cuánto tiempo pasó después de eso, y un día me presenté en el Albany Medical Center para practicar un aborto, porque yo suponía que debía ser un procedimiento de rutina. Pero alcancé un bracito o una pierna y, literalmente, me enfermé. Ya describí cómo apilaba las partes de los cuerpos de los niños abortados al lado de la mesa. Cuando se hace un aborto se tiene que hacer un inventario. Tienes que asegurarte de tener todas las partes del bebé abortado. Si no lo haces, tu paciente va a regresar infectada, sangrando o muerta (aborto seguro, le llaman).

Yo sé que suena muy fuerte, pero la gente lo debe creerme. Por primera vez en mi vida miré esa pila de partes del pequeño cuerpo a un lado de la mesa y no vi allí su maravilloso derecho a elegir, y no vi todo el dinero que yo había ganado. Todo lo que podía ver era el hijo o la hija de alguien y, después de eso, dejé de hacer abortos.” (Tomado de TFP Student Action, septiembre 18 de 2018).

Para terminar este artículo y sólo para poner en contexto lo narrado en la testificación del Dr. Levantino, debo aclarar que todo empieza cuando un joven periodista se infiltró en un abortorio de Planned Parenthood, en California, y filmó a hurtadillas lo que sucede con los abortos ahí practicados. El video que después hizo público David Ledeiden (que tal es el nombre del periodista), es por demás elocuente. En una de sus partes, narra algo muy similar a lo que describe el Dr. Levantino: partes de un bebé abortado, en una mesa junto al quirófano, sobre las cuales la directora del centro de Planned Parenthood en California, comenta con sus colegas en cuánto podrían vender las partes de los bebés abortados. En un momento dado, la directora dice que…quizás… le alcance para comprarse un Masserati. Me imagino que está pensando en la abundante cosecha de piernitas, bracitos, cerebritos y demás, producto de múltiples abortos previos

Pero, en lugar de enjuiciar a Planned Parenthood, por estar traficando con partes de bebés abortados, lo cual es ilegal en California y en todo EE UU, la fiscalía del estado de California, en complicidad con Planned Parenthood, y presidida entonces por Kamala Harris, actual vicepresidente de los E UU, acusó a David Deleiden de siete delitos (hay que recordar que Kamala Harris es la segunda abortista en la Unión Americana, sólo después de su presidente, Joe Biden). Final feliz: después de haber librado la cárcel y una multa por 900 mil dólares, y otras penas, David Deleiden fue absuelto por la Corte Suprema de California, que suspendió el juicio por “sesgo político y enjuiciamiento selectivo”.

Por primera vez en mi vida miré esa pila de partes del pequeño cuerpo a un lado de la mesa y no vi allí su maravilloso derecho a elegir, y no vi todo el dinero que yo había ganado Clic para tuitear

 

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