La InstituciĂłn eclesial teme o, como mĂnimo, siente una gran prevenciĂłn por la polĂtica. Esto es asĂ en España y en otras miradas eclesiales. Pero esta prevenciĂłn encierra muchos problemas para el reto de ser catĂłlico y querer vivir como tal la vida entera, y no segregada en porciones; la catĂłlica, la del trabajo, la de la familia, la de “me lo he de pasar bien”. Y es que la polĂtica no es otra cosa que la acciĂłn compartida de los ciudadanos para realizar el bien comĂşn, que constituye uno de los principios que fundamenta la doctrina social. ÂżCĂłmo puede tener prevenciĂłn, por la práctica de lo que ella misma predica? Se puede avanzar en el camino de santidad dedicándose a una obra asistencial, Âży no se puede con el serviciĂł polĂtico? ÂżNo habĂamos quedado, como dice Francisco y antes sus dos predecesores con palabras muy semejantes, que la polĂtica es una de las grandes manifestaciones de la caridad cristiana? ÂżNo será que nuestra instituciĂłn necesita educar bien en esta dimensiĂłn?
La razĂłn de aquel abandono es digna de reflexiĂłn. El voto cristiano es plural, y tiene su lĂłgica. Pero además de esta caracterĂstica fáctica hay otra de doctrinal, el catolicismo tiene hoy una identidad dĂ©bil, de manera que con facilidad se antepone la ideologia a la fe. Uno no es catĂłlico y opta por el PP, el PSOE, o cualquier otra formulaciĂłn, sino que es, en primer tĂ©rmino, de aquel partido y además asiste a misa, o es de cristianos para el socialismo, o de cristianos y cierra España. Es decir, el cristianismo al servicio de una causa polĂtica, que a cada uno le parece la mejor, por algo la ha escogido, pero que en ningĂşn caso puede situarse por encima de la concepciĂłn cristiana surgida de la fe y manifestada formalmente por la Iglesia. O aquel otro que en Cataluña te suelta: mientras no se solucione la cuestiĂłn del independentismo los cristianos no podremos trabajar juntos, como si este hecho perteneciera a un orden metafĂsico tal que se sitĂşa por encima de la comuniĂłn. En lugar de plantear de quĂ© manera desde nuestra fe y doctrina social podemos superar ese problema, se proclama que el problema nos torna irreconciliables por definiciĂłn. ¡Que desastre!
Por tanto, el temor institucional tiene su razĂłn de ser, porque segĂşn quĂ© tipo de palabra eclesial se diga podrĂa afectar a la sensibilidad polĂtica de unos u otros.
Pero la respuesta que se da a este dilema no puede ser el vacĂo, el mutismo, porque tal cosa no es nada, y la nada nunca es respuesta. Porque la realidad es que la instituciĂłn eclesial responde con el silencio, de ahĂ que los catĂłlicos sean el gran mudo de la polĂtica.
De ahĂ que su voz se limite como mucho a grandes categorĂas morales, que al final, de tan generales, se convierten en algo muy lejano al Evangelio y prĂłximo al pensamiento ilustrado, los abstractos universales, las grandes palabras que una vez pronunciadas en una ocasiĂłn, despuĂ©s de poco sirven si no se encarnan en la vida. ÂżAmor, Justicia, Libertad… vale, pero como se encarnan en el orden comĂşn; el de todos?
Pero incluso esos grandes conceptos generan divisiĂłn dentro de los miembros de la Iglesia. Es el caso de la exigencia moral sobre la inmigraciĂłn. A unos les parece que la Ăşnica respuesta posible es la apertura sin lĂmites, otros la rechazan como una agresiĂłn a sus raĂces. Y esto sucede tambiĂ©n porque el vacĂo sigue al gran concepto. Porque esto no sucederĂa si se practicara la mediaciĂłn de la práctica. El cĂłmo se postula una soluciĂłn que recoja en la mejor manera posible lo que la Iglesia dice en aquel aspecto. El Mercado ComĂşn AgrĂcola, la Euratom, la Comunidad del CarbĂłn y del Acero, el Tratado de Roma de 1957, todo lo que ha dado pie a la UniĂłn Europea, ha superado siglos de sangre fraterna y destrucciĂłn mutua, que hizo posible los treinta gloriosos años, que ha inspirado ese modelo de Ă©xito que es la economia social de mercado. Todo eso saliĂł de buenos cristianos, que prestaban su servicio en la polĂtica -junto a otros hombres de buena voluntad- y que se inspiraban en la concepciĂłn cristiana. Claro está que todo lo humano es imperfecto, y todo es criticable, pero a escala universal, este ha sido uno de los grandes empeños bien resueltos al servicio de la bienaventuranza: allĂ donde habĂa guerra, vino la paz, allĂ donde lloraban, reino la alegrĂa, habĂa hambre y se comiĂł hasta el hartazgo. Cuesta entender que con tales precedentes y muchos otros que hay a una escala menor, no seamos capaces de construir como cristianos una buena respuesta en el ámbito polĂtico en nuestro paĂs.
Esta tarea la deben hacer los laicos, Âżpero como lo van ha desempeñar si la premisa es el vacĂo, porque esta acciĂłn necesita de acompañamiento?
Acompañamiento y participación son dos conceptos clave.
Hay otro tipo de respuesta que los Papas han censurado pero que se practica de manera impenitente:  la Iglesia convertida en ONG. Como no se capacita para tapar los agujeros que llenan de agua la embarcaciĂłn, ni se ocupan de presentar un diseño mejor de la misma, su Ăşnica tarea consiste en sacar agua para que una parte de la tripulaciĂłn no se ahogue. El resultado no solo no afecta al agujero sino que incluso permite que crezca, como si lo lĂłgico no fuera evitar que la gente se ahogue, achicando claro está, pero tambiĂ©n identificando los agujeros y actuando sobre ellos. Y eso es la polĂtica. Cristianos a la polĂtica, y el cĂłmo es el trabajo conjunto, y la vĂa de participaciĂłn.
1 Comentario. Dejar nuevo
Hubo un momento que parecĂa que de e-cristians surgirĂa un partido con els que los cristianos nos identificarĂamos. Estoy equivocada?