La enfermedad del papa Francisco ha despertado especulaciones y movimientos en distintos ámbitos, incluyendo el político. No es extraño que la figura del Sumo Pontífice despierte pasiones y estrategias de posicionamiento, dado que la Iglesia católica sigue siendo una de las instituciones más influyentes del mundo. Su papel como autoridad espiritual, referencia moral y factor de estabilidad en el ámbito cristiano ha hecho que el presente y futuro del papado sean objeto de debate constante.
En este contexto, es particularmente llamativa la relación ambigua que mantiene la izquierda española con la Iglesia. Por un lado, se mantiene una tradición de crítica sistemática, pero, por otro, se busca activamente la validación de ciertos discursos progresistas a través de gestos simbólicos. Figuras como Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Ada Colau han oscilado entre la hostilidad hacia la Iglesia y el intento de acercarse al papa Francisco con declaraciones públicas y encuentros que buscan generar una imagen de afinidad.
Uno de los ejemplos más recientes de esta estrategia ha sido la interpretación que Iván Redondo, exasesor de Sánchez y actual columnista en La Vanguardia, ha hecho del pensamiento de Francisco.
Redondo, conocido por sus apuestas políticas de dudoso acierto, ha intentado presentar al Papa como un aliado ideológico del progresismo contemporáneo. En su columna del 24 de febrero, incluso se atrevió a reinterpretar el legado de Benedicto XVI, sugiriendo que hoy en día su crítica al relativismo y al liberalismo progresista habría sido más matizada y cercana a la postura de Francisco.
Sin embargo, esta lectura choca con la realidad de la doctrina de Francisco, que, si bien ha adoptado un tono pastoral más inclusivo, mantiene posiciones claramente diferenciadas del progresismo en temas como el género, la identidad sexual y la moral social.
Para comprender mejor esta distancia, es útil revisar algunos documentos clave del actual pontificado:
1. Amoris Laetitia y la Cuestión del Género
En Amoris Laetitia (2016), Francisco reconoce la dignidad de todas las personas, incluidas aquellas con orientaciones homosexuales, y llama a evitar cualquier forma de discriminación injusta. Sin embargo, deja claro que esto no implica una equiparación del matrimonio entre personas del mismo sexo con el matrimonio tradicional. Asimismo, critica la teoría de género al considerarla una negación de la complementariedad natural entre hombre y mujer, planteando que tales ideas buscan imponer una sociedad sin diferencias de sexo.
2. Fratelli Tutti y el Relativismo
En Fratelli Tutti (2020), Francisco enfatiza la necesidad de una fraternidad basada en principios éticos sólidos, rechazando el relativismo moral. Esta postura entra en conflicto con aquellas corrientes que defienden la autodeterminación de género como un derecho humano fundamental sin referencia a un orden natural. Francisco sostiene que la moral no puede ser dictada únicamente por las tendencias sociopolíticas del momento.
3. Laudato Si’ y la Ecología Humana
En Laudato Si’ (2015), la encíclica sobre ecología integral, el Papa vincula la crisis medioambiental con una crisis antropológica. Defiende que el respeto por la naturaleza debe incluir el respeto por la naturaleza humana, lo que lleva a una reafirmación de la complementariedad entre hombre y mujer.
Esta visión refuerza su crítica a lo que llama «colonización ideológica» en torno al género, alertando sobre el peligro de manipulaciones tecnológicas y sociales que buscan redefinir la identidad humana sin atender a su esencia natural.
4. Declaraciones Recientes: Un papa con una Pastoral inclusiva, pero doctrina definida
Si bien Francisco ha adoptado una actitud pastoral más abierta, con declaraciones como su famoso «¿Quién soy yo para juzgar?» respecto a los homosexuales, también ha sido claro en rechazar la «ideología de género» y ha defendido la visión tradicional del matrimonio. Su postura ha generado críticas tanto desde sectores progresistas, que la consideran insuficiente, como desde sectores conservadores, que la ven como ambigua.
Conclusión: La Iglesia entre la tradición y la política
La doctrina del Papa Francisco es clara y está escrita, y difícilmente puede ser utilizada como bandera del liberalismo progresista. La Iglesia Católica sigue siendo una institución con una cosmovisión propia, que no se alinea plenamente con ninguna corriente política contemporánea. La distancia entre el pensamiento social de Francisco y la agenda de figuras como Iván Redondo o el Gobierno de Sánchez es notable, especialmente en lo que respecta a temas de género e identidades sexuales.
La batalla por la interpretación del mensaje de la Iglesia no es nueva, pero el contexto actual la vuelve especialmente relevante
La batalla por la interpretación del mensaje de la Iglesia no es nueva, pero el contexto actual la vuelve especialmente relevante. Con una izquierda que, por un lado, ataca a la institución eclesiástica y, por otro, busca legitimarse a través de ella, y con sectores conservadores que reclaman una defensa más firme de la tradición, la figura del Papa Francisco sigue siendo un punto de disputa. Sin embargo, más allá de los intentos de manipulación política, la Iglesia mantiene su propia agenda, guiada por una doctrina que trasciende coyunturas temporales y estrategias partidistas.
La doctrina del Papa Francisco es clara y está escrita, y difícilmente puede ser utilizada como bandera del liberalismo progresista Share on X