La Organización Mundial de la Salud (OMS) vuelve a la carga. Ahora lo hace con nuevas directrices tituladas: “Prevención del embarazo adolescente en países de bajos y medianos ingresos”.
Lo que a primera vista parece una propuesta para proteger a los jóvenes, es en realidad una verdadera ofensiva ideológica global, revestida de “salud” pero cargada de agenda anticonceptiva, abortista y deconstructiva.
Una agenda ideológica
Estas nuevas “líneas guía” de 112 páginas no son un esfuerzo honesto por prevenir el sufrimiento de adolescentes vulnerables.
Son una instrumentalización política y comercial de la salud, impulsada por la misma OMS financiada mayoritariamente por actores como la Fundación Gates, la Alianza GAVI y la Unión Europea, todos ellos abiertamente comprometidos con la ideología del control poblacional y la llamada “salud sexual y reproductiva”.
¿La receta mágica de la OMS? Más anticonceptivos, desde más temprana edad, sin trabas legales ni morales.
Incluso se promueve la idea de que líderes religiosos y tradicionales deberían convertirse en voceros del uso masivo de anticonceptivos entre adolescentes, algo que no solo es una intromisión grosera en la cultura y soberanía de los pueblos, sino un ataque a la misión educativa de la Iglesia y la familia.
El silencio sobre la castidad y el matrimonio
Nada dice el documento sobre la virtud de la castidad, la educación en el amor verdadero, o el rol del matrimonio como lugar natural para la transmisión de la vida.
La única narrativa promovida por la OMS es la del placer sexual sin consecuencias, bajo una supuesta “educación integral en sexualidad”, en realidad una reprogramación cultural dirigida desde los despachos de Ginebra.
Y es que, según estas directrices, a los niños de entre 5 y 8 años se les debe enseñar que el “sexo” y el “género” son conceptos distintos, y se les debe invitar a reflexionar sobre su identidad de género.
De 9 a 12 años, deberían ser capaces de “explicar que la identidad de género no siempre coincide con el sexo biológico” y “reconocer que la masturbación es natural”.
De 12 a 15 años, según la OMS, deberían poder “afirmar que las fantasías sexuales son naturales y practicables durante toda la vida”. ¿A esto se le llama prevención?
Una colonización ideológica inmoral
Estas propuestas no solo son inmorales, sino destructivas. Representan una verdadera colonización ideológica dirigida a los países más vulnerables del planeta.
Se busca destruir desde dentro los fundamentos de la moral natural, romper el vínculo entre sexualidad y responsabilidad, y fabricar consumidores de anticonceptivos desde la infancia.
Además, la OMS sugiere cambiar las leyes sobre la edad del consentimiento para que los adolescentes puedan acceder libremente a anticonceptivos, incluso sin el conocimiento o consentimiento de sus padres. Esta es, ni más ni menos, una invasión del rol educativo de la familia y un atentado contra la patria potestad.
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Ya que la oms y las instituciones que menciona el artículo se interesan tanto por la salud, para lo cual enseñan a los niños esos temas tan importantes y tan adecuados para su edad,
¿ por qué a los niños no se les enseña también a diseñar equipos de fotodinámica, fototérmica, tomografía de emisión de fotón único, para diagnóstico de enfermedades,
tomoterapia, cyberknife, radiación ionizante, láser y ultrasonido de alta intensidad para tratamiento de enfermedades?
En fin, enseñarles a los niños cosas tan ajustadas a su edad y a la moral —según la oms y demás—, como el uso de anticonceptivos, distinguir entre sexo y género, eliminar embriones y fetos humanos.
Más les valiera que a todos esos pervertidores les ataran al cuello un ancla de buque y los echaran al mar (Marcos 9,42; Lucas 17,2)
¿Y a prescribir el uso de anticonceptivos le llaman educación sexual? Eso es incitación a la lujuria. Como si llamasen educación dietética a la prescripción de antiácidos para paliar indigestiones fruto de la glotonería.
Educar es enseñar a controlar las funciones corporales y mentales de forma racional, ética y responsable respecto a uno mismo y a los demás, y de acuerdo con la dignidad humana. Pero no, para la OMS no se trata de eso, sino de adiestrar a los animales racionales para que vivan en un permanente orgasmo, que así se les puede manipular sin que protesten. Y sobre todo para que consuman anticonceptivos en beneficio de las farmacéuticas que los fabrican, que deben ser las que han elaborado estas directrices de la OMS.
En cuanto a esta obsesión por inculcar a los niños la separación radical entre sexo y género, pues se quedan cortos. Tendrían que separar también el género de la especie, es decir, que no porque alguien sea del género masculino hay que tenerlo como de la especie humana, porque a lo mejor se siente chimpancé, perro, gato, caballo o pájaro. Además, puesto que la zoofilia existe desde tiempo inmemorial, habría que educar a los niños en este sentido, a la vista de que las mascotas son un miembro más de las familias, y de que a falta de pareja de la especie humana siempre se puede recurrir a una de otra especie. Al igual que el género, la separación entre especies es un mero constructo social fruto de un antropocentrismo caducado.
En fin, a quienes hayan elaborado esta agenda de la OMS que les den morcilla y que con su pan se la coman.
Cuando nos separamos de Dios, todos los golpes de la vida nos dejan sin escudo protector y solos ante ellos. Y no es que nos castigue Dios sino nosotros mismos haciendo mal uso de la libertad que Él nos
dio.