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Sánchez, los hijos y la familia

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El discurso programático del presidente Sánchez en el Congreso, con independencia de las reacciones y resultados en las otras formaciones políticas, adoleció de un grave inconveniente (constante en el PSOE y que alcanzó el paroxismo en época de Rodríguez Zapatero). Se trata de su menosprecio por la familia, la maternidad y la descendencia. En definitiva, la natalidad, uno de los mayores problemas que amenazan a España. A pesar de ello, el silencio programático ha sido el único planteamiento.

Se necesita un gran sectarismo ideológico para marginar tal cuestión de la agenda política, cuando además se proclama la sostenibilidad de las pensiones a largo plazo. Cierto que los efectos de un aumento de la natalidad necesitan un cuarto de siglo para que sean efectivos laboralmente, pero cierto es también, que precisamente por su gran inercia temporal, se requiere empezar cuanto antes con una política que apoye a la familia y a la maternidad.

Sánchez se acordó de la muerte, la eutanasia, pero no de la vida, del nacer. Nos gustaría que no fuera el signo profundo de quienes nos gobiernan. Y junto con los hijos, una vez más se olvidaron de su fundamento, la familia. España es el único país de Europa sin política familiar. ¿Por qué no somos europeos en esto? ¿Por qué su feminismo termina donde empieza la maternidad? Ese es también un mal síntoma.

Y sí habló, pero de manera superflua, sobre las pensiones, otro problema perentorio. Nos dijo cómo debían ser con palabras extraídas del manual de lo políticamente correcto. Pero ni una sola palabra de lo importante: cómo pagarlas, ni sobre cómo compensar el esfuerzo de quienes contribuyen a su sostenibilidad, las familias con hijos, los grandes discriminados de esta historia. Tampoco mencionó la injusta transferencia intergeneracional de rentas públicas que perjudica a los jóvenes. Una vez más, la familia y los hijos, jóvenes en este caso, no forman parte de la agenda política de Sánchez que, eso sí, alardea de fibra óptica y piensa en España como una potencia europea por esta razón, sin reparar en que quienes hacen grande a un país son las familias y el capital moral de sus gentes.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • No hay nada peor, que anular la «Etica Natural»,que de modo insepareable debe estar unida al hecho de del ser humano. Es triste, pero esto les ocurre a individuos como el que se presenta Presidente del Estado Español. La moral natural no tiene para él ,el menor sentido,¡Si se tiene que cambiar algún valor de la «Etica natural»!¡ se cambia! y a vivir, que son dos dias. ¿Y después que? ¿Olvídese que es mejor?, pues la Transcendencia ¡a quién debe importar!,¡Se han dado cuenta que los cambios que propone el futuro Presidente, afectan a la Familia humana de lleno! Solo hace falta cambiar el sentido de las palabras originarias como :Matrimonio (contrato entre un hombre y una mujer),FAMILIA(conjunto de padre, madre e hijos concebidos por la unión de ambos, tal como el Creador nos ha dotado,al igual que los a cualquier animal mamífero, pero acompañado de la» Inteligencia y Voluntad»,que ellos no poseen y que sustituyen por el instinto natural, que por su creación poseen lo que hace posible su supervivencia.

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  • Alfredo Pastor
    2 agosto, 2019 20:15

    Suscribo por entero el contenido de ese comentario. En mi opinión, Pedro Sánchez es quien ha mantenido una actitud más digna frente a los despropósitos de sus adversarios, y el que ha propuesto alternativas realistas a la situación actual; por ello creo que merece ser el próximo Presidente del Gobierno.
    Sin embargo, las estupideces , mentiras y salidas de tono de sus adversarios no han de hacernos olvidar que , si vamos más allá de las formas y las actitudes, veremos que el marco mental del «progresismo» actual es nocivo y destructivo para cualquier sociedad; así que procuremos no caer en el falso dilema «progresismo o derecha».

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