Supongo que el hasta cuándo en la mascarilla es una pregunta que nos hacemos todos. Yo me pregunto el hasta cuándo en las dos. Soy obediente en la segunda a nivel de calle. A nivel de mi cara dentro del templo, mi mascarilla baja y sube unas cuantas veces con firmeza y convicción. ¡A diario! No permito que, en mi alabanza rezada en voz alta, segura y de memoria y en mi alabanza cantada bien entonada en voz alta, se interponga el artilugio de la mascarilla. Pues mi alabanza dentro del templo es a Dios. Si otros fieles rezan en voz no audible y no cantan…no es, en principio, mi problema. Rezar y cantar con la boca y la nariz taponadas soy incapaz de ello. Enmudecer yo y que otros recen y canten en voz alta por mí, en román paladino no tiene perdón de Dios. Pues debo dar ejemplo en esto de rezar y cantar en voz alta. ¡Y lo doy!
No voy de guais, pero Dios me pedirá cuentas si cantando bien y con voz afinada no lo hago. También si en el rezo litúrgico que corresponde al pueblo de Dios no rezo en voz alta. ¡Empezando por el amén inicial! La liturgia es sagrada y no hay en general instrucción litúrgica. Como pueblo debo rezar al compás del sacerdote en simultáneo. El Gloria, el Credo, el Padrenuestro se rezan con el sacerdote, sin adelantarse y sin retrasarse. En ciertos casos es difícil pues el ministro no reza con voz clara y segura delante del micro que tiene en su enfrente. Tanto en fase pre-mascarilla, como en fase actual pro-mascarilla, como en fase futura post-mascarilla, los silencios del pueblo serán los mismos. Conviene pues que yo no me sume a estos silencios ocultándolos detrás de mi mascarilla.
Ahora este tema es digamos aparcable. Pues el asunto importante ahora va de vacunas. Tanto a nivel de familiares, de amistades, de conocidos, de vecindario, escucho y no digo. Ya son muchas las personas con las dos dosis puestas de la vacuna del Covid-19. Por lo que escucho después de la segunda dosis hay un poco de turbación post vacuna. No puedo por menos que formularme una serie de preguntas. Son preguntas que quedan en el aire. Empiezo con una detrás de otra en letra negrita.
¿Su Santidad el Papa se ha vacunado? ¿Los Cardenales se han vacunado? ¿Los Obispos se han vacunado? En todos ellos ¿es facultativo o es obligatorio vacunarse? Y en el clero, tanto regular como secular, ¿es facultativa o es obligatoria la vacunación?
¿Hay alguna encíclica, carta apostólica o comunicado vaticano acerca de la obligatoriedad de vacunarse y su porqué? ¿Verdad que la Iglesia no ha piado por ahora? Si es así, a esas preguntas respondo yo. De momento en mi fuero interno con mi actuación externa. He llegado a la conclusión que me tendrán que vacunar a la fuerza o por dictamen judicial. Me llegan cosas vía teléfono móvil. No todos los expertos son pro-vacunación. Los hay que son anti y muy ponderados. Prefiero a estos segundos. Yo también soy anti. Tengo mis razones ponderadas para serlo. Atiendo la voz de los entendidos que saben y se posicionan. Y si la Iglesia jerárquica no pontifica acerca del Covid-19 y la vacunación, mis apreciaciones antivacunación van a misa. Ya cambiaré de criterio más adelante si aparece un criterio científico, argumentado, razonado y pontificado teológico para cambiar. De momento no hay ninguno en ninguna parte.
Las personas vacunadas con las dos dosis ¿están exentas de mascarilla en todas partes? ¿Por qué no pontifican los obispos y cardenales con los que “cumplen”? Lejos de mí erigirme en carca. Yo me quedo con las palabras de éste obispo de otra galaxia Es mi galaxia teórica y práctica de actualidad del mes de junio de este año 2021. Ilustro con una foto de carnet político de vacunación.
1 Comentario. Dejar nuevo
Es un alivio leer ésto. La presión a los que no queremos vacunarnos es una angustia. Ya da miedo hablar…