¿Podía haber algo más indecente que prometer detener a un fugado de la justicia, y acabar negociando con él la amnistía a cambio de siete votos para mantenerse en el poder?
¿Podía haber algo más indigno que prometer no negociar con terroristas, y acabar gobernando con ellos, gracias a ellos y para ellos?
¿Podía haber algo más incoherente que llegar al Gobierno gracias a la corrupción del contrario y que tu Secretario General y Ministro de Transportes se ponga a mangar en menos de 12 meses de llegar al cargo, si no antes?
No es Magia. Son tus impuestos.
Pues sí, claro que puede, porque en el Circo del PSOE, todo es posible… Pasen y vean el último gran número de «Magia» (con tus impuestos y los míos), el «más difícil todavía» que nos ha regalado, esta semana, la ínclita Ministra Montero, la «pedagoga» del Gobierno, que es capaz de enseñar a los mileuristas por qué deben pagar I.R.P.F…
Y es que hará falta tanto dinero para pagar la «barra libre» de deudas de las Autonomías que nuestro generoso Gobierno ha propuesto, que vamos a estar muchos años (y muchas generaciones) pagando sus barrabasadas financieras.
La ética, la moral, la educación… han desaparecido de la política española. Todo vale. Así, tenemos muchos «Mazones», cuyas ineptitudes cuestan vidas; Muchos «Junqueras», acusando al resto de robarles, cuando no hacen más que robar al resto; Muchas «Yolandas», aprobando normas que, casualmente, siempre pagamos los que nos levantamos a las 6 de la mañana a trabajar cada día; Muchos «Abascales», arrodillados ante los nuevos amos del planeta aplaudiendo cuan monos de feria …
Que nos perdonen los políticos honestos que quedan, aquellos que por su vocación real de servicio público, dan lo mejor de sí cada día, pero, lamentablemente, convendrán con nosotros en que se han convertido en una especie en peligro de extinción.
La política española es un esperpento, y no es menos cierto que los únicos culpables somos nosotros, el pueblo, los «idiotas» que dedican más tiempo al día a buscar el último video de «montoya» que a preocuparse de quien tenemos en nuestros cargos públicos (por supuesto, ni hablamos de involucrarnos a nivel social o político en la cuestión, porque entonces los gimnasios se quedarían vacíos).
La deuda pública no para de crecer y ello conlleva, necesariamente, que los impuestos sigan subiendo. Por eso pagamos cada día más y recibimos cada día menos servicios y de peor calidad (Sanidad, Educación, Seguridad Pública…). Porque a la postre, todo este dinero es necesario para pagar la deuda pública y los mil millonarios intereses que nuestros políticos siguen generando día a día.
Quizás haya llegado el momento de plantearnos si sería lícito, de acuerdo a nuestras convicciones y al Magisterio que hemos recibido, dejar de pagar impuestos, puesto que no tenemos obligación moral alguna de hacerlo si conocemos fehacientemente que el destino de los mismos pueda ser el aborto, la eutanasia, el fomento de la homosexualidad y el transexualismo o, directamente, el robo para el mantenimiento de estructuras partidistas inútiles.
Quizás esta sea la única forma real de hacer marchar a todos los corruptos, ineptos e indocumentados que parasitan nuestras instituciones públicas con un solo objetivo: asegurarse una vida cómoda y placentera a base de nuestro esfuerzo y de nuestros impuestos.
Daniel Fernández