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Argentina vence contra el aborto

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El Senado argentino ha votado por una clara mayoría, 38 en contra, 31 votos a favor, el rechazo del proyecto de ley remitido por el Congreso para legalizar el aborto. La intensa campaña de presiones internacionales no ha bastado en esta ocasión para doblegar el voto de los senadores. A diferencia de lo que sucedió cuando el debate y aprobación en el Congreso, en esta ocasión la Iglesia argentina si se ha movilizado. Las declaraciones del Papa Francisco sobre el aborto, condenándolo con una gran dureza, aunque sin referencia explícita a aquel país, han sido muy importante para mover a la mayoría católica, a la que han unido fuerzas la emergente fuerza evangelista.

La campaña proabortista y a diferencia del discurso europeo, no se ha centrado tanto en el derecho de la mujer a su propio cuerpo, reduciendo así a la nada la realidad del que ha de nacer, sino sobre la importancia y la inseguridad de los abortos clandestinos, utilizando sin miramientos la inventada cifra de 350.000 abortos anuales, cuando en realidad la cifra se sitúa en el 5% de aquella magnitud. ForumLibertas ya informó con anterioridad de ello.

No es un dato menor que tres de las voces políticas que más se han opuesto al proyecto de ley para defender la vida han sido mujeres, la vicepresidenta del gobierno Gabriela Michetti, la gobernadora de Buenos Aires Maria Eugenia Vidal y la diputada Elisa Carrió

El resultado en la Argentina no es el final de la historia. La internacional abortista continuara con sus manipulaciones y la financiación de campañas a gran escala, primero para superar el duro golpe que ha significado esta derrota, y segundo para volver a forzar la mano el año próximo. Junto con esta previsión, un hecho; son las jóvenes universitarias las más movilizadas a favor de la libertad para abortar, y esta evidencia conduce a una reflexión: detrás del aborto convertido en ídolo político se encuentran dos fuerzas. Una ideológica, la animadversión de la ideología de género hacia la maternidad, porque constituye la proclamación clamorosa de algo que destruye su mito: la de la especificidad sexual femenina. Ya que no la pueden hacer desaparecer, al menos releguemos a una opción más, una limitación grave para la realización femenina. La segunda fuerza es aún más poderosa. El aborto como práctica generalizada es la consecuencia de la promiscuidad sexual, característica de nuestra sociedad y practicada desde edades bien tempranas.

¿Qué significa esta evidencia? Que siendo absolutamente necesario, no basta con el no al aborto y la defensa del no nacido, el debate moral, cultural y político debe ser mas amplio, y debe conducir tanto a las consecuencias de no situar a la maternidad en el máximo reconocimiento social, las consecuencias practicas del aborto generalizado, y especialmente, abrir el debate sobre las consecuencias de una sociedad cada vez más esclava de sus impulsos sexuales, en la que la “liberación” sexual se traduce en la esclavitud de la persona.

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