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Las derrotas del aborto

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Cuando parecía más asentado que nunca, cuando el feminismo de género y sus aliados lo proclamaban como el derecho que no es, porque es imposible que sea tal cosa, el impedir el nacimiento de un ser humano, violentando así a la naturaleza; cuando se había convertido en el factor axial de la cultura dominante, y en él convergían el liberalismo de las élites de la globalización y el progresismo de género, he aquí que el aborto ha empezado a retroceder.

Es el signo más claro en Estados Unidos, pero también lo señalan las últimas grandes elecciones: en Italia, incluso en Brasil, a pesar de la derrota por menos de dos puntos de Bolsonaro, porque el hecho es que en aquel país las fuerzas políticas, que en su seno anidan posiciones contrarias o limitadoras del aborto, han ganado la partida en el Parlamento, en el Senado y en los gobernadores federales. Falta ver el resultado en Estados Unidos del próximo 8 de noviembre. Pero, de momento, lo evidente es que un gran número de estados han legislado, o van a hacerlo, para limitar el aborto en una medida extraordinaria nunca vista.

En la Francia presidida por Macron, que formuló la pretensión imposible de que el aborto constituyera un derecho en la Unión Europea, el Senado ha rechazado la moción dirigida a convertirlo en un derecho fundamental. A Macron bien se le puede aplicar aquello de “en casa del herrero, cuchillo de palo”. También la Asociación Médica Mundial lo ha rechazado recientemente.

En este escenario, todavía contrasta más el nombramiento de la economista italoamericana Mariana Mazzucato como miembro de la Academia Pontífica para la Vida, cuya finalidad es promover la misión de la Iglesia de fomentar el respeto por la dignidad profunda, inherente e igual a todos y cada uno de los miembros de la familia humana.

Pero, Mazzucato es una pública defensora del aborto, lo cual hace más incompresible su nombramiento y siembra la confusión entre los propios, y no ayuda precisamente al prestigio entre los extraños, porque la incoherencia nunca es atractiva. Si se quieren opiniones plurales para dialogar sobre la vida humana, la Iglesia tiene otros lugares adecuados para este fin, como el Atrio de los Gentiles, pero en ningún caso resultan apropiados organismos, como la Academia, que tienen como misión aportar razones de la posición de la Iglesia sobre el aborto.

En un ámbito muy distinto, el político, el líder del Partido Popular, Núñez Feijóo, se ha manifestado en una entrevista en la revista Esquire, como partidario de mantener la situación del aborto en España a pesar de las leyes extremas que se han venido aprobando. El Partido Popular vuelve a seguir los pasos que condujeron al fracaso a Rajoy y que contribuyeron al surgimiento de Vox.

Cuando se den cuenta de que por este camino conseguirán consolidarse como oposición, quizá resulte tarde. Porque fiarlo todo a la cuestión económica, confiando en que Sánchez se estrellará contra la pared el próximo año y que después los populares tendrán una mayoría suficiente para gobernar, sin el auxilio de Vox, parece hoy por hoy misión imposible. Por tanto, sería mejor una actitud más acorde con el signo de los tiempos, menos comprensiva para los abortistas y más dirigida a celebrar la vida, acogerla y cuidarla en todas sus manifestaciones.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • “sería mejor una actitud más acorde con el signo de los tiempos, menos comprensiva para los abortistas y más dirigida a celebrar la vida, acogerla y cuidarla en todas sus manifestaciones.”

    Así es. Incluso diría que la comprensión hacia los abortistas debería ser nula. No hay nada que comprender en el aborto excepto que es eliminar a un ser humano, con premeditación y alevosía, en un momento de su vida por el que todos hemos pasado.
    Y tampoco merece comprensión alguna que se utilice la coartada de “la mujer” y sus derechos para bonificar esta barbaridad. Por no hablar de unos postulados a favor del aborto que no son más que sofismas, falacias y estupideces que cualquier mente en su sano juicio puede detectar como tales si no lleva puestas las anteojeras de esta ideología pseudofeminista que ha hecho del aborto la principal forma de empoderamiento para las mujeres. Una vergüenza.
    El aborto no es una cuestión política ni religiosa. Se trata de respetar o no respetar la vida humana “en todas sus manifestaciones”. Menos hipocresía y más llamar a las cosas por su nombre. El aborto no es un derecho reproductivo. Es un asesinato.

    Responder
  • Jaime Grau de Alós
    5 noviembre, 2022 11:40

    Quien sale perjudicada psicológicamente también es la madre y se mina la responsabilidad de nuestras acciones pues para que una mujer se quede embarazada tiene que hacer algo, no es un simple tumor que no se sabe como surge

    Responder

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