Tras la muerte del Dr. Ulrich Klopfer en la zona rural de Creta, Illinois, el 3 de septiembre, las autoridades encontraron «2.246 restos fetales médicamente preservados» en su casa.
Klopfer realizó miles de abortos en clínicas del norte de Indiana antes de que su licencia médica fuera revocada en 2016. Sin embargo, no está claro de dónde provienen los restos fetales, aunque la oficina del Sheriff del condado de Will, Illinois, dijo en un comunicado de prensa que no había evidencia de que Klopfer realizara abortos en su propiedad.
Los registros públicos muestran que Klopfer no tenía licencia para practicar medicina en Illinois desde 1990, cuando le fue denegada. Además, los registros no han revelado otra licencia médica de ningún otro estado después de la suspensión de Indiana.
Las autoridades no confirman si barajan la hipótesis de que Klopfer, de 79 años, transportó los restos de Indiana, ni cómo se habían conservado los restos fetales o por qué los restos pudieron haber estado en su posesión en primer lugar.
Clínicas mal atendidas con el objetivo del aborto
Los informes de Indiana alegan que el médico, licenciado por primera vez en 1979, tenía un historial insuficiente de mantenimiento de registros en sus clínicas en el apartado de aborto.
Según una queja presentada por la Junta de Licencias Médicas de Indiana, Klopfer trabajó en clínicas en South Bend, Gary y Fort Wayne de 2012 a 2015.
Esa junta descubrió en 2016 que Klopfer no pudo presentar correctamente los documentos relacionados con los abortos realizados en las clínicas, incluidos algunos que tenían fecha el mismo día del procedimiento, una violación, por ejemplo, que tenía un período de espera de 18 horas de Indiana.
La junta de licencias descubrió también que realizó abortos a dos jóvenes de 13 años sin presentar documentos en un plazo de tres días, según exige la ley. Por todo ello la junta suspendió indefinidamente la licencia médica de Klopfer el 22 de noviembre de 2016.
Ninguna de las acusaciones de Indiana contra Klopfer estaba relacionada con restos fetales. Cómo esos restos terminaron en la propiedad de Klopfer es un misterio.
